El amor infinito entre el cielo y el mar

Parte 1

En un instante, todo ha cambiado. Ahora tengo en mis manos la pluma que ha escrito mi destino. Es increíble que algo tan pequeño tenga la capacidad de darme tanto poder y de cambiar el rumbo de mi vida para siempre.

***

Todo comenzó el día que la conocí. Aquella mañana fui a la pista de atletismo de la preparatoria para participar en la carrera de obstáculos.

Aunque todas esas pruebas suelen ser pan comido para mí, esta vez vi que Elsa Gray, una de las mejores atletas de la escuela, se estuvo preparando mucho y entrenó muy duro, porque su objetivo era ganarme al menos una vez.

Yo estaba acostumbrada a ganar siempre, pero al saber eso no quise confiarme, así que también me preparé bien para la competencia, pues nunca me ha gustado perder.

Empecé a correr hace un par de años, poco después de irme para siempre de la casa de mis padres, cuando me cansé de sus constantes rechazos y recriminaciones, y cuando trataron más que nunca de controlar mi vida.

Al correr me sentía libre y ligera como el viento, así que ese deporte, junto con las carreras de autos y motos, se convirtieron en la mejor manera para huir de mi pasado y de mí misma.

Desde hace unos meses, he tenido sueños y visiones extrañas... espero no estarme volviendo loca.

En las imágenes desordenadas que llegan a mi mente veo la destrucción del mundo, el silencio y la oscuridad que lo inundan todo...

Y también escucho la voz de una mujer, que a veces aparece entre sombras y me dice que tengo una importante misión que cumplir. Pero yo no quiero hacerlo, sé que si lo hago, nunca volveré a ser la misma.

No sé qué signifique todo eso, pero es aterrador. Así que ahora, los deportes de velocidad no sólo me ayudan a huir de mi pasado, sino también a tratar de escapar del destino que han presentado ante mí esas visiones, que cada vez más parecen terribles premoniciones.

Ya en la pista, al lado de la línea de arranque, les deseo suerte a las demás corredoras e intercambio algunas palabras con Elsa. Justo antes del disparo de salida, vuelve a aparecer esa apocalíptica escena en mi mente... y esa chica llamándome.

La sensación que eso me produce me ayuda a correr aún más rápido y a librar los obstáculos con la mayor agilidad. Me vuelvo una con el viento y, sin mayor problema, gano la carrera por mucha diferencia.

Cuando estoy a punto de tomar mis cosas para irme, escucho la voz de Elsa que me saluda y me felicita por mi triunfo.

- Quiero presentarte a alguien - me dice mientras una hermosa chica, con cabello aguamarina y unos ojos tan profundos y misteriosos como el océano, aparece detrás de ella.

Yo reacciono con un sobresalto, porque tengo la impresión de que la he visto antes y una extraña sensación se apodera de cada parte de mi cuerpo

- Ven, Michiru - le dice Elsa para que se acerque y yo no puedo apartar los ojos de ella - Haruka, ella es Michiru , ella es una excelente violinista, además tiene mucho talento para la pintura y está interesada en ti - Qué, ¿cómo que interesada en mí?, pienso mientras Michiru se acerca un poco.

- No tienes ni una gota de sudor - me dice - eso es porque sabes controlar muy bien tu poder, ¿cierto?
- ¿Qué quieres decir con eso? - respondo sorprendida, un tanto molesta y poniéndome a la defensiva.
- Creo que tú puedes escuchar al viento cuando sopla - responde con seguridad y sin apartar su mirada de mis ojos.

Elsa nos observa sin entender ese diálogo, aparentemente sin sentido, pero con el que esa chica me ha hecho saber que sabe bien quién soy y seguro está al tanto de lo que he visto en sueños y en esas repentinas visiones. ¿Será ella la dueña de la voz que aparece en mi mente y me habla de ese fatídico destino?

- Qué extraña eres - digo al fin con algo de desdén y tratando de huir de ahí lo antes posible, porque ella me hace sentir vulnerable - y dime, ¿para que me estabas buscando? - pregunto para desviar la conversación hacia otro rumbo.

- Me gustaría mucho que fueras mi modelo para una pintura - responde ella con entusiasmo y su mirada se ilumina... ¿modelo, yo?, pienso, y la verdad es que la idea no me desagrada en absoluto, ella es hermosa y en un instante se ha convertido en un bello misterio que me gustaría descubrir. Pero al final, el miedo ante ese futuro incierto, lleno de caos y destrucción, es más fuerte.

- No, gracias - respondo después de un breve silencio - es que eso no me agrada mucho - miento antes de darle la espalda para marcharme, y de reojo puedo ver que se ha quedado con la mirada baja, tal vez triste o decepcionada, y yo me siento mal por haberlo ocasionado.

Yo siempre me he hecho la fuerte y valiente, pero la verdad es que no soy más que una cobarde que siempre huye de las dificultades y de los problemas, y que ahora no quiere enfrentar el destino que aparece ante mis ojos.