-¡Hey niña!- comenzó a correr a mi dirección el mismo niño de ayer. Recién me percataba que cuando corría se movía su cabello negro de una forma muy rara. Horrible mejor dicho.
-¿Cómo te llamas?- Me pregunto mirándome a los ojos. Tenía ojos verdes, como el pasto en el cual estábamos sentados ahora. Bonitos a decir verdad.
-Nicole. ¿Y tú?
-Jacson. El lindo Jacson - dijo pasándose una mano por su cabello.
-Ni que fueras tan lindo- le comenté pero sabiendo que era una completa mentira.
-Sabes que no es cierto Nic. ¿Te puedo llamar Nic?- dijo examinando cada detalle de mi rostro.
-No veo porqué no Jac- sonreí al darle un apodo también.
-¿Qué te parece si recolectamos moras?
-La señora Collins nos amonestará- dije con preocupación.
-No, si no nos ve- Me contestó guiñándome un ojo.
¡Rayos! Quería aprender a guiñar un ojo. Serviría como señal para algo.
No me pregunten para qué, pero serviría.-Esta bien Jac. Vamos.
Y así, tomó mi mano y me llevó al apartado lugar de aquel orfanato a recoger moras.
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El orfanato
Teen Fiction¿Cómo puede uno defenderse al momento de nacer? No hay manera, uno no es consciente y eso es lo peor. Peor que estar ebrio bajo los efectos del alcohol. Eso mismo me pasó a mi. Esta es mi historia, la historia de Nicole Evans, quién fue abandonada p...