Capítulo 2 - Señora Collins

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Me quedé mucho tiempo con ese Niño admirando al hermoso insecto.

Hasta que la señora Collins nos llamó a todos para cenar.

Como era siempre en la rutina, íbamos al gran comedor del edificio y sentarnos a esperar nuestra comida.
Esta vez no había estado tan mal, arroz primavera.

Esa cena sentí como aquel Niño de antes me miraba y sonreía, pero al momento en el que se daba cuenta que lo veía, volvía a mirar su plato y seguía comiendo.

Esa noche, luego de la cena, el baño y las buenas noches de la señora Collins, me quedé pensando en la oruga, el niño y la libertad que tiene la mariposa.

Yo también quería ser una mariposa, para así poder volar. Ser libre de una buena vez.

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