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ASTRID.

Era de noche en Londres. Estaba en mi habitación. Lucy y Susan ya dormían tranquilamente mientras yo no lograba conciliar el sueño. Había aviones volando sobre la casa y eso me preocupaba.

Escuché una explosión. De inmediato me levanté, me coloqué mi bata y bajé a la sala. Encontré a Edmund en el salón principal junto a la ventana. Detrás de mi entró Helen, la madre de los chicos.

Astrid: ¡Edmund!

Helen: ¡Aléjate de ahí!

Lo tomó por los hombros mientras yo cerraba las cortinas. Peter entró en el salón.

Helen: ¡Llévalo al refugio! -le dijo entregándole a Ed.

Astrid: Iré por Susan y Lucy.

Las explosiones no se detenían y cada vez aumentaban. Cuando llegué a la planta alta Susan ya estaba saliendo de su habitación.

Astrid: Debemos ir al refugio.

Ambas entramos en la habitación de Lucy. La pequeña estaba acurrucada en su cama con las manos tapando sus oídos.

Lucy: Susan, Astrid.

Susan: Debemos irnos Lucy.

Sacó a Lucy de la cama y rápidamente las tres bajamos a la sala. Helen y los chicos estaban ahí esperándonos. Los seis salimos de la casa y atravesamos el pequeño jardín hasta el refugio. Helen abrió la puerta. Susan y Lucy entraron primero.

Edmund: ¡Esperen! ¡Papá! -se soltó del agarre de Peter y volvió a la casa.

A y H: ¡Edmund!

Peter: Yo lo traigo.

Se fue detrás de Ed y lo seguí. Ed entró a la casa y fue directo al salón principal. Justo en ese momento una bomba cayó muy, pero muy cerca de la casa. El cristal del ventanal se hizo pedazos y unos de los cristales se me clavó en el brazo. Con cuidado lo saqué y lo arrojé por ahí. La herida no tardaría en sangrar. Edmund tomó el retrato de su padre y los tres corrimos de vuelta al refugio.

Cuando estuvimos dentro Peter lanzó a Ed contra una de las camas.

Peter: ¿Por qué solo piensas en ti mismo? Casi nos matas. 

Helen: Peter, basta -se acercó a Ed y lo abrazó.

Peter: ¿Por qué no haces lo que te dice? -cerró la puerta del refugio- Eres un egoísta.

Astrid: ¡Ya basta! De nada sirve que lo regañes ahora. Lo hecho hecho está y nadie salió herido.

Susan: Astrid, tu brazo.

"Gracias Susan", pensé. No quería mencionar lo de mi brazo por ahora.

Helen soltó a Ed y se acercó para revisar mi brazo.

Astrid: Uno de los cristales me lastimó cuando el ventanal explotó.

Peter: No debiste haber estado ahí -dijo molesto.

Astrid: Ed es mi mejor amigo, ¿creíste que iba a dejarlo?

Edmund: Lo lamento Astrid, eso te sucedió por mi culpa.

Astrid: No te disculpes, no es nada. Lo importante es que estás bien.

Peter: Deberías dejar de tratarlo así cuando solo busca lo mejor para él.

Astrid: Y tú deberías dejar de comportarte como si fueras una autoridad para él, no eres su padre Peter -dije molesta.

Peter me miró y se limitó a bajar la cabeza.

Helen: Te lo curaré cuando podamos salir de aquí.

Arrancó un pedazo de una sábana y lo uso como venda por el momento. Nadie dijo nada más, simplemente nos dedicamos a intentar dormir.


(...)

No recordaba cuanto odiaba las estaciones de tren. Siempre llenas de gente caminando de un lado a otro y de despedidas dolorosas. Esta era una de esas.

Helen: No te la vayas a quitar -le dijo a Lucy mientras le colocaba una etiqueta en el abrigo.

Después le ayudó a Ed a ponerse la suya. Susan, Peter y yo ya traíamos la nuestra. La etiqueta tenía nuestros nombres, la dirección y el nombre de la persona con quien nos quedaríamos. El Profesor Kirke.

Edmund: Papá jamás nos obligaría a irnos.

Peter: Si él estuviera aquí no tendríamos que irnos porque ya no habría guerra.

Helen: Debes escuchar a tu hermano, ¿está bien Edmund? -lo abrazó y depositó un beso en su mejilla.

Conozco a los chicos de toda la vida. Ed y su padre son muy cercanos. El padre de Ed estuvo dos años sin tener que irse a la guerra y él y Ed pasaban cada momento juntos. La noticia de que tenía que volver a la guerra destrozó a Edmund y desde entonces se comporta egoísta y grosero, y más con Peter.

Helen: Prométeme que los vas a cuidar -le dijo a Peter a la vez que lo abrazaba.

Peter: Claro, mamá.

Helen: Susan -la abrazó- pórtate bien.

Después me miró a mi y me abrazó.

Helen: Cuida a mis chicos ¿si? -asentí y ella besó mi mejilla. Nos miró a los cinco- Es hora. Ya váyanse.

Tomamos nuestras maletas y, después de que revisaran nuestros boletos, subimos al tren. Nos quedamos cerca de una de las ventanas para despedirnos de Helen hasta que el tren partió y la perdimos de vista.

Entramos a uno de los compartimentos y, después de acomodar el poco equipaje que llevábamos, nos sentamos. Peter se sentó a mi lado.

Después de un par de horas de viaje decidí salir del compartimento sin decirle nada a los chicos. Necesitaba estar sola un momento.

No muy lejos de donde estábamos había un compartimento vacío. Entré, me senté y comencé a llorar. Ya sabía que los chicos no me dejarían sola, unos minutos después Peter entró al compartimento. Se sentó a mi lado y me abrazó.

Peter: Todo va a estar bien, lo prometo.

Lloré durante un rato más y luego me separé de Peter.

Peter: ¿Quieres hablar al respecto?

Astrid: No es nada que no sepas ya.

Peter: ¿Lo mismo de siempre? -asentí- Intenta no pensar en eso. Detesto verte llorar.

Astrid: Llevo años intentándolo, pero es inevitable.

Mis ojos se llenaron nuevamente de lágrimas. Peter me abrazó y yo escondí mi cabeza en su pecho. Cuanto amaba estar así con él.

Una Nueva Aventura (Peter & Astrid) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora