La chica de la bicicleta
soñaba con vivir
en una gran ciudad.
Siempre pensó que la vida
no tiene por qué rimar,
por eso escribe poemas
sin métrica,
ni rima,
ni tampoco realidad.
La chica de la bicicleta
sonríe a los extraños
y llora con los amigos.
La chica de la bicicleta
lleva unas zapatillas amarillas,
medias blancas
y un mechero en el bolsillo.
La chica de la bicicleta
solía pensar
que la vida era un laberinto,
hasta que un pájaro de papel
silbó una madrugada,
y ella decidió escuchar.