La chica de las botas de combate
caminaba con la mirada perdida,
extrañando a los pájaros que un día
volaron a su lado.
Recuerda con ojos llorosos
que las balas los mataron,
y que fueron humanos
quienes las provocaron.
Un pájaro llevaba un sueño escrito,
y fue el primer derrotado,
por alguien de ojos azules,
y un corazón helado.
La chica de las botas de combate
le vio disparar a ilusones
con balas de realidad,
en una guerra
contra las esperanzas.
Por eso cada día,
la chica de las botas de combate
está preparada,
porque ya no quedan sueños
a los que derribar.
Ya sólo queda su alma.