Promise me to Stay my Twilight [MINJOONG] {Ateez}

h

Estaba aburrido. Se había acostumbrado demasiado a pasar las tardes con su novia y ahora que ella no estaba con él no sabía que hacer para entretenerse. Eso no estaba bien y lo sabía; debía de ser capaz de ser feliz por él mismo y no depender de nadie, todo lo contrario a lo que estaba haciendo. Aquello era una oportunidad para mejorar también ¿no?

Sin embargo sus pasos mientras paseaba le llevaron directos a la casa de los Kim. Se maldijo internamente. Debería de dejar de pensar tanto en ella y pensar más en él. Porque era en ella en quien pensaba siempre, no en aprovechar y ver la sonrisa de su hermano; no, pensaba en ella. Aunque ya que estaba allí podría pasarse a saludar a la familia. Tal vez Hongjoong accediera a jugar con él a algún videojuego y de paso podría ofrecer a Jongho que se uniera a ellos.

Así que llamó al timbre. Su corazón latía a cien. ¿Por qué estaba tan nervioso? No debería de estarlo, ya había estado allí miles de veces y les conocía a todos de sobra. Esos nervios no tenían razón alguna. Deseaba dejar de sentirse así, pero sus manos no paraban de moverse en sus bolsillos sin que pudiera evitarlo.

Cuando la puerta se abrió, su corazón se detuvo de golpe. Todo el tiempo pareció ralentizarse a esa fracción de segundo y cuando la sonrisa de aquel chico se asomó al otro lado de la vuelta, sintió que la sangre huía a sus mejillas y su corazón latiendo resonaba en su cabeza.

- ¡Oh! Hola hyung. Noona salió al karaoke con Mingi, no está en casa - aquella voz llenó sus oídos resonando en su cabeza. Se sentía como en un déjà vu, eso ya lo había vivido antes. Con Atiny. Pero ahora no era ella la que estaba en su mente.

- ¡Ah! Esto... Sí. Ya, claro. Quiero decir... - sacudió la cabeza para despejar su mente. ¿Qué le estaba pasando? Era solo Jongho, nada más. No debería de estar tan nervioso - Ya sé que tu hermana no está. Pero me aburría y salí a pasear. Así que he aprovechado para venir a saludar.

- Pues, mis padres no están en casa y Hongjoong salió con San también. Estoy yo solo.

¡Bum! El corazón de Wooyoung dio un vuelco y algo le dijo que no debía dejar escapar esa oportunidad. No tendría otra de estar a solas con el menor de la familia. Le sonrió amablemente - No pasa nada. Podemos pasar el tiempo juntos si quieres. 

Jongho agachó la cabeza para ocultar su sonrojo. Pasar tiempo con Wooyoung. A solas. Por alguna razón aquella idea le ponía nervioso y al mismo tiempo le hacía feliz. Se apartó para dejar que el mayor entrara.

Ambos chicos se sentaron en el sofá del salón, cada uno en una punta. El silencio incómodo inundó el aire, con miradas de reojo y manos y piernas moviéndose en tics de nerviosismo. Ninguno de los dos sabía como comenzar una conversación y sus corazones se sentían ansiosos. Ambos sabían lo que era pero no querían aceptarlo. No podían. Si lo hacían sus mundos se destruirían y era mejor olvidarlo. Pero ¿cómo hacerlo cuando estaban los dos solos y no había nadie que pudiera detenerles?

- ¿Y... qué tal la escuela?

- Bien.

Silencio incómodo. ¿Solo se le ocurría eso? ¿Preguntar por la escuela? Wooyoung quería golpearse contra el reposa-brazos del sofá por ser tan estúpido. Debía encontrar otra forma de entablar una conversación. No eran más que una especie de cuñados, eso era todo. Le miró de nuevo. Estaba con el móvil. ¿Le estaba ignorado? No sabía que él realmente se había puesto con aquel aparato para no pensar en todas aquellas sensaciones que le recorrían y no entendía o no quería entender.

Ahora que lo pensaba, no tenía su número de teléfono. - ¡Hey! ¿Por qué no intercambiamos números?

Le había pedido su número de teléfono. Wooyoung le había pedido su número. ¿Por qué se sentía como el protagonista de una película en la que la chica que le gusta acaba de pedirle su número? En las películas ese acto representaba que se había comenzado a interesar por él. Cuando había comenzado a sentirse así por Wooyoung. Hace mucho. Tal vez cuando le conoció. Pero se había negado a admitirlo y ese sentimiento había ido creciendo hasta que ya no podía controlarlo. Pero ¿Qué era? No podía ser amor. Eso seguro.