18. Prométemelo.
Tras haberse relajado, Harry y Draco habían decidido ir a la Sala de los Menesteres a pasar la noche juntos. En parte, Harry no quería perderle el ojo al rubio. Aún no le había explicado qué le había llevado a hacer lo de antes, así que estaba aterrado de que lo decidiera intentar de nuevo. Además, llevaban mucho tiempo sin hablarse, incluso sin verse, y Harry le echaba profundamente de menos.
Eran las doce de la noche. Estaban los dos tumbados, uno al lado del otro, sobre los cojines que habían aparecido junto con la sala. Sus cabezas estaban separadas por unos milímetros. Draco tenía un brazo bajo su cabeza, pensativo y aparentemente calmado. Harry se preguntó cómo podía comportarse así después de lo ocurrido hacía tan sólo unas horas.
—Debes pensar que estoy loco —murmuró el rubio, rompiendo el silencio.
Harry sacudió la cabeza, incapaz de contestarle. Draco giró su cabeza y le miró, y el pelinegro se vio obligado a devolverle la mirada. Seguía esa mirada en su rostro. Una mirada con un atisbo de tristeza en el fondo, oscuros, lejos de ser aquellos ojos de los que se había enamorado. Seguía habiendo dos manchas grisáceas bajo sus dos ojos y los pómulos parecían que iban a rasgar su piel de un momento a otro. Sin embargo, aún estaba el Draco Malfoy feliz, orgulloso y lleno de vida de principios de curso, en el fondo. Como si estuviera prisionero dentro de una conciencia mayor.
—No entiendo qué te está pasando —contesta Harry al fin, tras haberse perdido en su mirada—. Además, tengo la sensación de que no confías en mí. No me has hablado de lo que te preocupa, ni siquiera has querido tener el menor contacto conmigo.
—Es necesario.
—Deberías plantearte dejar de decir esa escusa, Draco. Ya me dejaste de ignorar antes. Cuando creí que volvías, pasó algo en tu casa que te hizo volver a redimirte en ti mismo. Se supone que soy tu novio, ¿no? A los novios se le cuentan ese tipo de cosas.
—No puedo decírtelo —suspiró—. Pasó algo con Voldemort y... bueno, eso es todo. Lo siento, en serio.
Harry sacudió la cabeza, abatido.
—No importa.
Se volvieron a quedar en silencio. En un determinado momento, Harry cogió el brazo del rubio y, lentamente, le arremangó la túnica hasta descubrir la Marca Tenebrosa. Había sido grabada a fuego contra la delicada piel de Draco, y no con mucha precisión. Además, las cicatrices de los cortes deformaban aún más la imagen. Harry no dijo nada cuando descubrió cortes recientes, verticales, surcando su muñeca. Lo dejó estar, aunque le dolía el corazón verle así de destrozado.
Draco hizo un gesto involuntario cuando Harry pasó el pulgar por sus cicatrices. Sin embargo, no retiró el brazo. El pelinegro lo hizo delicadamente, casi sin tocar la piel, sintiendo un fino corte abierto y a carne viva, así como algunos menos recientes, ya cicatrizados.
Su piel estaba fría bajo sus dedos, contrastando con su propio calor corporal. Pasó las yemas de sus dedos sobre la Marca Tenebrosa. Trazó el camino que formaba la serpiente saliendo de la clavera, en forma de ocho. Un escalofrío recorrió a Draco por las caricias de Harry, y echó la cabeza hacia atrás. No quería ver cómo Harry observaba aquella atroz marca que le ensuciaba el alma, y que era producto de la mayoría de aquellos cortes. No quería juntar una cosa tan bella con algo tan horrible.
Acabó retirando el brazo. Harry tenía la mano rodeando su brazo suavemente, así que sintió su recorrido por el brazo antes de perder agarre a través de su mano. No dijo nada, y Draco lo agradeció. Le alzó suavemente de la barbilla y acercó su boca a la suya.
Al principio, Harry no mostró recepción. El rubio separó sus labios unos milímetros, prácticamente rozándose, compartiendo el mismo aire.
—¿Qué ocurre? —quiso saber Draco, aún sin separarse.
—No puedo perderte —murmuró con la voz quebrada—. Por un momento pensé que... No puedo, Draco.
Negó con la cabeza. Sus frentes se unieron y quedaron así unos segundos, Harry con los ojos cerrados tras sus gafas, Draco sintiéndose la peor persona sobre el universo. No había pensado en él. Dentro de su ecuación, no había considerado a Harry como una variable. Algo oprimió su corazón y, cuando vio la lágrima que corría por su mejilla, se odió a sí mismo. Se la apartó suavemente, como él había hecho unas horas antes.
—Y no me vas a perder —aseguró, sosteniendo su mano sobre su mandíbula.
Harry apretó un instante los párpados antes de abrirlos y conectar su mirada con la de él.
—Prométemelo.
Draco tarda en contestar.
—Lo prometo.
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En la otra punta del castillo, en una de las plantas más bajas, frías y oscuras, Blaise Zabini se encontraba tirado en el suelo. Su pecho subía y bajaba en compás de sus desequilibrados jadeos, su piel estaba cubierta por una fina película de sudor y sus ojos estaban inyectados en sangre por no haber dormido en más de dos días.
Esbozó una sonrisa terrorífica.
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El Trágico Final || Drarry || TERMINADA y EDITADA
Fanfic--TERMINADA-- Draco supo que era el final cuando sintió el frío contacto del aliento de Bellatrix en la nuca. Ella rozó su oreja con sus labios y, en un ligero aliento, dijo una palabra, una palabra que lo cambiaría todo. -Mátalo. Harry Potter se...