Introducción al Psiquismo: ¿Qué es la Mente?

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¿Cómo aquello que no está, pero que es, puede condicionarnos de forma tal que se transforme en el objeto que regula nuestras vidas?, ¿cómo aquello que es, pero que no está, puede ocupar un enclave fundamental en el registro y activación de nuestro comportamiento? Puesto que responder a estas preguntas nos lleva a adentrarnos al concepto de mente, es momento de darle un sentido a aquellas emociones y sentimientos que, de forma directa y sin deparar mayores tecnicismos nos hemos propuesto atender, puesto que es esta la que nos estructura en el quehacer diario, desde diversas ciencias y disciplinas se la entiende desde diversas perspectivas; algunas con mayor valor e importancia que otras.

Referirnos a la mente conlleva a indagar acerca del psiquismo humano y, dentro de ese concepto, aparece la etimología de la palabra psique. Procedente de la cosmovisión griega, esta palabra que; parece hablar por sí sola, atribuye su significado al alma humana. Puesto que los griegos creían que los seres humanos contamos con un "alma" de procedencia divina, la cual estaba allí para ser testigo de nuestro actuar y, de esta manera, poder ser juzgados a la hora de nuestro encuentro celestial, atribuían la existencia de la psique a un factor meramente mítico. Sin embargo, lejos de lo divino, ¿cómo es posible que actualmente, en tiempos dónde la ciencia y la investigación empírica rigen la base fundamental del pensamiento crítico, podamos seguir hablando del concepto de psique en campos cómo la psicología o la psiquiatría? La respuesta a esta pregunta nace de la readaptación que le dieron estas ciencias a el concepto de psique. Actualmente, en el mundo de las ciencias de la salud mental, se habla de que comprender la mente de una persona es la base fundamental para desentramar las bases del comportamiento de un individuo. Indiferentemente se hace referencia a la palabra mente o psique; adoptándose mutuamente cómo sinónimos aceptados. Sin embargo, ¿existe una diferencia conceptual entre el concepto de psique que proponían los griegos y el actual que estudian los psicólogos? Cómo bien se mencionó, la respuesta se encuentra en el concepto; en algún aspecto similar pero diferente, que se le atribuyó a este término. Cómo algo que no está materialmente, debido a que no existe una disposición anatómica que demuestre la ubicación de la psique en nuestro organismo, quienes teorizaron en sus orígenes acerca de la cuestión les pareció interesante atribuir al concepto de mente un significado similar al del alma; aquella que, para los griegos, al igual que múltiples religiones, es concedida por una entidad divina y, que, si bien carece de asiento físico en nuestro organismo, es considerada una parte nuestra.

Probablemente se preguntarán, ¿de qué forma el concepto que surgió por parte del regalo de una entidad divina puede regir un pilar fundamental tanto en la búsqueda de la compresión del comportamiento humano, así como también en el ejercicio constante de la teoría psicológica actual? Aquí es donde se abre el terreno al campo de lo empírico y el objetivo de la ciencia comienza a tomar forma. Debido que teorizar acerca de algo que carecemos de su existencia física es algo completamente inespecífico y desconcertante, los científicos debían encontrar una respuesta acerca de la topografía de la mente y no fue hasta épocas recientes que, tras desganados años que buscar tratar a pacientes bajo conceptos que se veían reflejados en la práctica clínica pero que, con rigurosos estudios, no podían ser respaldados; se encontró una teoría compatible con lo que refiere el término de mente para el campo de la ciencia. No fue hasta el desarrollo de la neurociencia que los médicos e investigadores supieron dar cuenta del sitio dónde estaba alojada nuestra mente; el cerebro. Mediante la implementación de diversos estudios imagenológicos de alta precisión, especialmente bajo la utilización de RMN (Resonancia Magnética Nuclear) y otros diversos tipos de tomografías computarizadas, que permitieron divisar que áreas del cerebro se activaban cuando a pacientes conscientes se los condicionaba de alguna manera, buscando generarles diversas emociones y sentimientos que entregasen información. De esta manera, el concepto de alma encontró su sitio; ocupando un lugar fundamental en las ciencias de la salud mental, pero, aun así dejando muchas dudas. Puesto que, si los investigadores afirmaban que el alma se encontraba en el cerebro, ¿eso estaba refiriendo que nuestro cerebro era nuestra alma? ó, más bien, ¿eso que llamamos alma se encuentra localizado en nuestro cerebro? Fue así, cómo la gran mayoría de las veces en la ciencia, una puerta abrió otra y lo que parecía haber sido uno de los mayores hallazgos en este tipo de disciplinas dejó mayor aún conmoción. De la neurociencia moderna se desprendieron nuevas subramas, cómo la que se encargó de darle lugar a esta teoría, la biosociología: una rama de la neurociencia y, a la vez, de la psicología que pretende explicar la conducta en base a parámetros netamente biológicos que, dejan de lado, factores sociales y, por ende, diversos niveles de explicación que son necesarios de analizar y comprender para situarse en la estructuración psíquica del individuo. De la biopsicología surgió la teoría dualista mente-cerebro, principal teoría de esta subespecialidad, que pretende explicar el comportamiento humano en forma de parámetros biológicos que se regulan y desregulan creando distintas emociones y sentimientos, como así también enfermedades. Quienes no estuvieron de acuerdo con esta teoría se preguntaron, si el estadio mental es producido nomás por la alteración hormonal y nerviosa que, por nuestra fisiología cerebral, circula sin importar el contexto en el que vivimos entonces, ¿cómo puede ser que ante una circunstancia dolorosa emocionalmente algunas personas se depriman y otras, en cambio, lo asimilen diferente? Si todos contamos de la misma fisiología evolutiva, entonces, ¿cómo puede ser que respondamos de manera distinta ante circunstancias similares? Poniendo de manifiesto que, según este grupo selecto de pensadores la teoría del dualismo mente-cerebro estaba basada en aseveraciones inciertas, llamaron a revisar el concepto nuevamente.

Es así dónde nos encontramos hoy, en el campo de la salud mental, en una disputa constante acerca de la validez de los argumentos de quienes deciden atribuir al concepto de mente un factor de mayor importancia social y, en cambio, de quienes refieren su actividad en términos biológicos. Puesto que, cuando de ciencia se habla, y sobre todo de este tipo de disciplinas en constante desarrollo e investigación, lo mejor es tener una mirada crítica y buscar sacar provecho de lo mejor de cada investigación. Van a ser los analistas quienes se van a despojar del concepto de mente cómo un objeto meramente biológico y, en cambio, la van a atribuir cómo la respuesta a un conjunto de cambios y paradigmas sociales que codifican y transforman cotidianamente nuestras vidas. Siendo, a la inversa, los cognitivistas quienes van a buscar el concepto de mente en aquellas desregulaciones fisiológicas que podamos experimentar. En contraste, deberíamos preguntarnos, ¿será quizás la mente un conjunto de emociones y sentimientos que rigen nuestra conducta y, que sirven para dar respuesta a diversas circunstancias cotidianas, haciendo uso de sus habilidades biológicas; pero no olvidando de deparar en el análisis de un contexto determinado? Es el estudio y análisis de los diversos niveles de explicación psicológicos los que nos conllevan a ser objetivos en este tipo de cuestiones. Por último, previo a adentrarnos más profundamente en tema, no deberíamos olvidar de dar una definición de mente, que significamos cómo; aquello que está pero que no es, a la inversa, que es pero que no está. En términos más precisos, se entiende cómo mente al conjunto de emociones y sentimientos que pueden experimentarse psíquica y físicamente en base a distintas circunstancias que podamos experimentar en un contexto específico o inespecífico, siempre y cuando, conformen la estructuración de la realidad psíquica del individuo.

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