Es una serie de coincidencias que lleva a Kim DongYoung a acercarse al barrio rojo e ingresar a uno de sus tantos locales alejados de la ley: entrando por la puerta trasera, siendo guiado por los mismos empleados del recinto, se asegura de mantener su rostro cubierto por un tapabocas en todo momento. La capucha ayuda también a ocultarse de miradas extrañas. No necesita que lo reconozcan; con una serie de señas es más que suficiente. En el bolso que carga en la espalda guarda lo que ha venido a tranzar por un buen precio, cosa de lo que ninguno de los empleados está al tanto.
Si supieran que ha venido a venderle anfetaminas al dueño y uno de sus mejores clientes, Lee TaeYong, llamarían a la policía de inmediato.
Sonríe cuando alguien le pregunta qué lleva en el abultado bolso, pero no expresa palabra alguna al respecto. Después de un rato, se aburren de interrogarle. Le dicen que espere, que TaeYong ya está por llegar, que puede darse una vuelta y ver el espectáculo en el entretanto. No se hace de rogar: es la primera vez que la transacción ocurre en la fuente de ingresos de TaeYong, y tiene curiosidad por saber cómo luce el recinto que permite que gaste periódicamente en pastillas de anfetamina. Se desplaza silenciosamente hacia el sector desde donde proviene la música electrónica, risas y olor a cigarrillo. No tarda en encontrar una silla vacía, apoyada contra una mesa de vidrio, desde la que se ve el escenario principal que se compone de tres plataformas entrelazadas entre sí, con la de al medio sobresaliendo debido a la barra metálica que la atraviesa de arriba abajo, sujeta también al cielo raso.
Justo cuando repara en la ausencia total de público femenino, las luces de pronto se apagan. Los murmullos aumentan en frecuencia; nadie parece asustado, ni siquiera por el tono de sus voces que se manifiestan al unísono, ansiosas. Enarca una ceja, intentando enfocar la vista, sujetando más el bolso y acunándolo contra su pecho.
Entonces, el espectáculo empieza.
—Woah...
No tiene tiempo para pensar lo que acaba de pronunciar, boquiabierto. Mantiene la mirada fija en la persona que ha aparecido en medio del escenario, con una única luz apuntándola, la que pone en evidencia la extensión de piel que tiene al descubierto. El foco se refleja de manera majestuosa sobre el glitter y los brillos que decoran bíceps, cuello, y muslos al descubierto; la mitad inferior de sus piernas se encuentran ocultas tras relucientes botas terminadas en largos tacones aguja. Luego de apreciar aquel cuerpo por completo, repara en su rostro, que roza en lo femenino y que se ilumina en una sonrisa inocentona.
Con apenas un chasquido de sus dedos, la sonrisa se transforma en una de lascivia total.
—¡Zeus! ¡Zeus! ¡Zeus!
Olvida por completo a lo que ha venido. Los gritos de los presentes hacen que su corazón se acelere, al compás de la música electrónica que vuelve a sonar, potente, tal como los zapatos de tacón de quien tiene a escasos metros de distancia. Siente que los labios se le resecan, y los lame a consciencia mientras ve cómo se contonea el chico de mirada lujuriosa y zapatos de tacón que responde al nombre de Zeus.
Sus pupilas se encuentran: en ellas, encuentra fuego. El cuerpo le empieza a arder, contagiado por aquellas lenguas infernales que quieren consumirlo, y de las cuales se desprende solo cuando Zeus se da la vuelta, de cara a la barra metálica. La barra. Necesita un trago. Su respiración empieza, progresivamente, a ser más dificultosa cuando Zeus se sostiene con ambas manos del metal y mueve sus caderas de manera circular, haciendo que los ojos se le desvíen —sin poder ni querer evitarlo— a su trasero redondo oculto tras unos pantaloncillos ridículamente cortos, de cuero.
Cuando Zeus se quita la parte superior de su atuendo, revelando una espalda exquisitamente trabajada y cubierta de más glitter, DongYoung está seguro de que nunca antes ha sentido tanto calor recorriéndole las venas. Asimismo, solo ahí es capaz de entender la ocupación de quien se apega a la barra, bailando contra ella, dejándose caer y rozando el cuerpo desnudo contra el frío metal.
Es una serie de coincidencias la responsable de llevarlo ahí, a intentar cerrar un trato de varios billetes a cambio de las píldoras de anfetaminas que lleva en su ahora olvidado bolso, a ser luego conducido hacia el interior del recinto; específicamente, a la mesa más cercana del espectáculo que está ofreciendo un stripper conocido como Zeus. Sin embargo, no es más que su decisión el quedarse a aprovechar el espectáculo.
Y disfrutarlo de principio a fin.
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¡Hola! Este proyecto surgió como un one-shot primero (el que iba a publicar bajo mi compilación llamada "February"), pero al final quedó tan extenso que preferí dividirlo en varios capítulos cortitos. Como lo tengo casi terminado, esperen actualizaciones frecuentes (cada ciertos días <3). Espero les haya gustado este primer capítulo, muchas gracias por leer, ¡nos vemos!
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Baby // DoWoo - DoJung - NCT
FanfictionEs una coincidencia el cómo llegó ahí, mas no lo es el quedarse y disfrutar del espectáculo. Zeus. Zeus. Zeus. El foco lo ilumina y todo se cubre de glitter. Y DongYoung se pregunta cuándo fue la última vez que se ha sentido así por otra persona. 🏆...