Cuando desperté todo restaba muy oscuro por lo cual no podía ver nada, me dolían un montón las muñecas. ¡Qué dolor! Intenté dormir de nuevo pero estaba en una posición imposible, nada cómoda.
No conseguí dormir pero dormitaba, y en una de las veces que me desperté la luz estaba encendida, cosa que me dolió y estuve unos segundos sin poder abrir mis ojos.
Cuando los abrí allí estaba Charles, mi jefe mirándome inquisitivamente, en ese momento me apeteció mucho escupirle en la cara aunque no lo hice porque instantes después empezó a hablar:
ㅡVeo que te has despertadoㅡdijo sonriendo.
ㅡSí, me he despertado súper feliz y contenta de estar aquí y más aún si cabe en esta posiciónㅡdije sarcásticamente.
ㅡSiento que te hayas despertado pero teníamos que hacerlo, era de alta importancia, si no, dudo que estuviera vivo en estos momentosㅡdijo intentando sonar apenado.
ㅡOh sí, pobrecito, la verdad es que me da un poco igual si no te matan lo haré yo cuando consiga soltarmeㅡdije enfurecida.
ㅡPues no lo harás porque digamos que eres el cebo y el rehén perfecto, ese desmesurado malparido no tardará en aparecerㅡdijo sonriendo.
Y entonces empezó a tocarme y a lamerme cada rincón de mi cuerpo. No podía hacer nada, me dolía cada lágrima de impotencia derramada. Entonces pensé: nunca más, no podía con él, ¿Que se cree que puede hacer lo que quiera sin ninguna repercusión? Pues no, cuando me soltase le arrancaría la cabeza a ese hijo de su madre.
ㅡVeo que te has quedado calladita, mucho mejor, era horrible aguantar tu incansable verborreaㅡdijo feliz de la noticia.
ㅡMás quisieras solo estaba pensando como te torturaré cuando salga de aquí, porque ten por seguro que saldré, y cuando lo haga no tendrás suficiente mundo para correr, porque vayas donde vayas te encontraré.
ㅡSí, claro, y yo soy un monje travestido, di lo que quieras niña tú de aquí no sales y mañana contrataré a otra secretaria más eficiente que tú y en nuestros encuentros deberás llevar esos vestidos tan ajustados que he hecho para ti, pequeña lobitaㅡdijo sonriendo lascivamente.
Cuando desperté, me encontraba otra vez en la cama aunque continuaba maniatada, cuando más intentaba resistirme y romper las cadenas más me dolía, tanto que incluso me empezaron a sangrar cuando estiraba, así que dejé de hacerlo. ¿Qué les pasaba a estos hombres? ¡Aargh qué manía de maniatar a las personas! Solo me quedaba esperar que Paul se acordara de mí y me viniera a buscar, pero teniendo en cuenta que le dije que dejaba la manada lo veía poco probable.
Pasaba el rato muy lentamente, así que decidí dormir, me sentía muy cansada, tanto física como anímicamente.
Cuando por enésima vez me desperté era de noche, aunque alguien había abierto las luces. En ese instante oí unos pasos que ascendían desde la escalera, me asusté no podría aguantar que ese hombre me tratase de esa manera, no podía.
Hice un gran esfuerzo para no ponerme a llorar cuando se abrió la puerta y sorprendentemente entró Julian aunque no en forma de lobo sino humana, y dijo:
ㅡTe vienes conmigo, ese hijo de puta no volverá a ponerte una mano encimaㅡdijo visiblemente molesto.
Detrás de él entró un hombre que parecía del servicio y me desató, cosa que instantáneamente le agradecí, por fin libre, ahora se enteraría ese estúpido de Charles lo que valía un peine.
Intenté saltar pero me encontraba sumamente débil y Julian tuvo que cargarme hasta su coche donde me quedé frita.
Me desperté y ya estábamos llegando al pueblo. Julian me avisó que Paul estaba muy enfadado porque le desobedecí y no atendí sus advertencias. Resignada bajé del coche casi cayendo pero por suerte o desgracia ahí estaba Julian para socorrerme como una dama en apuros cualquiera, cosa que le dejé hacer porque casi no podía sostenerme por mí misma.
Enseguida llegamos a la mansión donde me esperaba mister arrogante alias tengo que decirte todos lo que tienes que hacer Paul. Rápidamente subimos las escaleras y sin ningún cuidado Julian me dejó caer encima de una silla dura ante el escritorio del Sr. Alfa.
ㅡMe has desobedecido, por eso te merecerías el castigo que ese energúmeno te estaba dando. Aunque dejaste la manada, nosotros no somos rencorosos, te hemos salvado con lo que puedes estar más que agradecida, si por algunos fuera hoy no estarías aquí. - dijo mirando a Julian inquisitivamenteㅡde hecho le infravaloramos, no sabíamos de lo que era capaz por eso te dije que lo dejaras, porque sabía que no me obedecerías y podríamos saber cómo trataba ese imbécil a las mujeres lobo que violaㅡdijo impasiblemente.
Increíble ese hombre solo me había utilizado como una pieza más de su partida ¿Qué se creía que era? ¿Un fantoche?
ㅡGracias por tu consideración, oh gran señor entre los señores educados, aún tendré que postrarme y darte las gracias porque me salvaras. Es sumamente increíble que solo haya sido el anzuelo de este plan macabro, te juro que ahora mismo me dais mucho ascoㅡdije y respiré hondo - Al menos dime que habéis matado a ese desgraciado.
ㅡPues no lo hemos hecho la verdad, lo necesitamos con vida, sino esta pequeña comunidad se iría a la mierda, tenemos un tratado de paz con los humanos, mientras nosotros no intervenimos con los humanos, ellos deben darnos una parte muy generosa de su dinero para subsistir.
ㅡEntonces aquí hay algo que no encaja, yo antes era una humana normal que me dedicaba a trabajar de recepcionista en la empresa del troglodita y ahora soy una mujer lobo que vive en esta manada, alguien debe haber incumplido las normas ¿verdad?ㅡdije un poco asustada.
ㅡSi eso está claro pero la cuestión es ¿Quién?
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¿Por qué yo?
WerewolfAlguien me abrazó por detrás inmovilizándome, tenía miedo, sentía angústia. No sabía quién podría ser ya que yo no era una mujer muy escultural, no tenía buen cuerpo, no entendía que intentaban hacer.