El día fatídico - Capítulo 7

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Pocos días antes del evento nos dieron clases para mantenernos calladas. Ahí nos enseñaban a no responder a provocaciones, a no chillar ni maldecir y, por encima de todo, a no responder. Para alguna que otra persona parlanchina fue árduo pero para las demás no supuso un gran sacrificio.

Los días pasaron y finalmente, llegó el gran día. Aquel en el que desataríamos nuestra sexualidad y la luna sería partícipe de nuestro amor; ya que por muy obscena que pudiera parecer la fiesta, esta era en honor a la diosa luna y a la estación primaveral. Las brujas y modistas nos fueron a buscar para alistarnos, poniéndonos una bata que solo denotaba nuestro volumen de pecho, una máscara igual para todas y la característica venda en los ojos. Así que por mucho que la máscara tuviera agujeros para los ojos no podríamos vislumbrar nada. Tiempo atrás las estilistas nos habían maquillado y peinado debidamente.

Nos conduciendo hasta una alejada cueva dentro del territorio de la manada, en un de las montañas más altas. En total éramos doce mujeres, ya vestidas y preparadas para el evento. Nos posicionaron en fila de manera que rodeáramos la pared. Según tenía entendido, al final de la gruta cremaba un gran fuego. Ya dispuestas, las brujas entraron y hicieron sus artes para eliminar el olor. Entraron el organizador líder y nos dió las últimas pautas, estás no sé decían a las participantes antes del evento para no ponerlas más nerviosas aún. Nos dijeron, que la primera consumación del evento se debía hacer sin la máscara pero con la venda, y por más inri en la misma cueva delante de las otras aspirantes, en una gran cama preparada para cada aspirante. Según lo que entendí servía para poner a las muchachas deseos y preparadas, pero a mí por más que lo repitiera solo pensaba que servía para el colmar la última gota del vaso de las cosaa ilícitas.

No teníamos frío ya que el gran fuego mantenía la estancia caldeada. A lo lejos oímos los grandes tambores y sus retumbos, dando así inicio a aquella bestialidad. No podría decir cuando tiempo transcurrió, quizá minutos o quizá horas pero cada vez se sentían los aullidos más cerca cosa que nos hacía poner aún más nerviosas. Tiempo después oímos claramente un aullido de triunfo y unas enormes pezuñas golpeando el piso. El primero había llegado.

Primeramente se escucharon las cuatro patas al entrar y un gran olfateo. A continuación, unos huesos que se recolocaron y unas pisadas humanas. El sujeto empezó a deambular suponía que examinándonos, de hecho, examinando lo poco que podía. Dió varias vueltas a la cueva, delante de la fila, inspeccionando y tocando el cabello de alguna muchacha cosa que parecía sobresaltarlas, pero aún así no emitir ningún sonido.

Poco después empezó a hablar, y dijo con voz grave:

ㅡSois un banquete delicioso, todas escogidas y bien puestas para aquellos que logren aventurarse a la cueva. ¿A quién creéis que debería escoger?

Y como única respuesta recibió el silencio.

ㅡ¿Quizás a una rubia?ㅡdijo lejos.

ㅡ¿Quizá una morena?ㅡdijo más cerca.

ㅡ¿Quizás una castaña?ㅡdijo enfrente de mí cosa que me hizo sobresaltar.

Sus pisadas eran muy sigilosas a drede.

ㅡBien, todo un banquete dispar.

ㅡ¿Quizás una pelirroja?ㅡdijo alejándose.

ㅡO ¿Una pelinegra?ㅡpreguntó dubitativo.

No sé cuánto tiempo estuvo dando vueltas, de un lado para otro sin parar, hasta que finalmente se detuvo.

ㅡDe hecho, siempre he sido más de castañas, son fruto de pasión y desasosiego del alma.ㅡse contestó él mismo con voz sumamente sensual que despertaba todos los placeres ocultos.

Estaba tan abotargada con su voz que no me di cuenta que dicho sujeto se encontraba delante de mí hasta que me estiró suavemente de la muñeca, haciendo así que rompiera la fila establecida. Lentamente me sacó la máscara, yo no podía estar más nerviosa.

Entonces, pasó su mano por mi cara, recorriendo cada uno de mis rasgos. Mi mentón suave, mis ojos tapados por la venda, mi diminuta y respingona nariz, mi boca pequeña y carnosa, y finalmente, mi barbilla que agarró haciendo como si me examinará cosa que resultó ser un acto por lo que sentí terriblemente posesivo.

Después de largos segundo volvió a hablar.

ㅡEres preciosaㅡdijo con una voz sumamente aterciopeladaㅡNo me cansaría nunca de mirar esa cara perfecta, sencilla, ... ㅡse detuvoㅡY eso que aún no te he visto completaㅡdijo con lo que pareció una sonrisa.

ㅡSeguro que tus ojos son aún más espectacularesㅡpareció que iba a preguntar algo pero se le atoró en la garganta.

ㅡSé, que quizá en estas circunstancias es de un poco mala educación, pero por favor, ¿Podrías decirme cómo te llamas?ㅡfinalmente demandó.

Lo único que recibió de mi parte fue un prolongado silencio.

ㅡEntiendo debéis mantener silencio ¿Pero, eso no es antes que os escojamos?ㅡpareció contrariadoㅡSi esta es tu resolución, que así sea, aún así tengo toda la noche para descubrirloㅡdijo pícaramente.

Momentos más tarde, sentí sus manos sobre la bata desnudándome sin ninguna prisa, como si saboreara visualmente las vistas, sin quererse perder ninguna parte. De golpe me sobresalté y exclamé un grito ahogado cuando sentí su mano acariciando levemente mi costado.

ㅡShhh, tranquila, sabes que soy yoㅡdijo con la voz muy ronca como si intentara que me relajaraㅡY solo seré yo durante toda la nocheㅡdijo con un deje de satisfacción.

A poco a poco me fue guiando hasta lo que sentí en mis gemelos como una cama. Eso me puso en tensión todo y lo suave que él estaba siendo. Me recostó en lo que sentí como el medio y me empezó a besar las muñecas, subiendo sin prisa por mi brazo, me estaba matando.

Sentí como se colocó a horcajadas y me empezó a besar, cosa que me aturdió los primeros instantes pero que respondí enseguida. Se acercó posicionó entre mis piernas y pude sentir su bulto. Estaba más que preparado. La cuestión era ¿Lo estaba yo? Definitivamente, sí.

Se apretó contra mí cosa que causó que gimiera en su boca, cosa que utilizó para profundizar el beso. Me sentía en el cielo, como si ese lugar fuera donde debía pertenecer. Me sentía tan bien que olvidé donde estábamos y el hecho que teníamos público.

Momentos después, se apartó de mis labios y empezó a dejar un camino de besos desde mis labios hasta mi pecho. No es que no me gustara pero simplemente necesitaba más de él, era una tortura. Yo en mi afán de querer dejar de ser una estrella de mar lo acerqué más a mí enrollando mis piernas en su espalda y empezando a toquetear su duro pecho.

Cosa que provocó una reacción en él, dejó de besarme y desenredó mis piernas de su espalda.

ㅡTranquila pequeña, todo a su tiempo, recuerda que tenemos una noche por delante, y no siempre seré tan gentilㅡdijo como en un gruñido.

Yo solo quería gritar por dentro <<Oh sí>> aunque eso significase tener que esperar cosa que me replantee e hizo que gimoteara levemente.

ㅡAsí que ya estás ansiosaㅡdijo con la voz entrecortadaㅡBien, eso es lo que quería, estoy demostrando mucho autocontrol, demasiado diría yo.

Cosa que me hizo reír y desear que se fuera a la mierda su autocontrol y que me hiciera suya de una puñetera vez. A ese paso, mi zona íntima iba a parecer las cataratas del Niágara.

No se entretuvo mucho más cosa que agradecí, aunque antes decidió para en mi busto. Lamiendo, chupando y mordisqueando mis pezones. Mi espalda se arqueó, no podía más y ya estaba más que preparada.

Se apartó un momento por lo que creí que era para ponerse un gorrito y de golpe me penetró de una sola estocada. Durante todo este tiempo intenté no hacer mucho ruido para no molestar a las demás pero en ese momento me empezó a dar absolutamente igual y empecé a chillar como si me estuvieran dando el mejor sexo de mi vida. Cosa que realmente era cierta, parecía que estuviera cogiendo con un dios.

Me montó salvajemente hasta que nos fundimos en el éxtasis de nuestros cuerpos. Momentos más tarde empecé a sentirme muy abatida y cerré los ojos. Al instante me dormí cayendo por completo en los brazos de Morfeo.

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⏰ Última actualización: Jul 31, 2020 ⏰

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