Se inició una búsqueda muy exhaustiva para encontrar al lobo delincuente que me había convertido, pero parecía que cuanto más indagábamos menos indicios había. ¡Qué desesperante! No me lo podía creer, alguien rompía las normas, se iba de rositas y encima la que estaba pagando las consecuencias de sus estupideces era yo.
Pasó mucho tiempo en el que no cesó la investigación, tanto en territorio humano como lobuno. Se ve que entre los humanos vivían toda clase de lobos encubiertos trabajando en diferentes disciplinas mientras espiaban para el alfa, aunque tristemente Cuarto Menguante no era la única manada en la redonda, cerca había muchas más, por eso, acordaron encontrarse y debatir sobre el tema en una convención de alfas programada dentro de 5 meses.
En esos 5 meses viví en la manada donde conocí a mucha gente interesante, como la hermana pequeña del señor gruñón o su madre.
Hoy, al fin ya precisamente se iba a celebrar esa pequeña convención de manadas o algo así que Paul me llevaba recordando desde hacía semanas. A veces puede ser insufrible pero creo que lo voy entendiendo a medida que pasa el tiempo, lo único que hace es preocuparse por los demás, aunque sea mucho a su manera y en parte, se lo agradezco.
La verdad es como un cliché muy obvio y repetitivo pero digamos que no tenía nada que ponerme, todo me parecía gastado, usado y además no me veía para nada guapa. Así que decidí gastar mi carta de oro, utilizar a mi preciosa amiga como estilista (y si se podía ¿Por qué no usar su armario?). La hice llamar y no tardó menos de lo que canta un gallo en estar en mi puerta lista para ayudarme como la fiel compañera que era.
ㅡLaaaaylaaa, tengo una emergencia, no sé qué ponerme para esta nocheㅡdije realmente muy apenada.
ㅡNo pasa nada, para eso está tía Layla para solucionar todos tus problemasㅡdijo guiñándome un ojo y tirándome un beso.
ㅡVamos a ver que tienes ahíㅡdijo mientras se hacía un moño y empezaba a rebuscar en mi armario enérgicamente.
Tras rato mirando prendas y demás logró encontrar algo con lo que me sentía cómoda y me veía bien, dos cosas que no siempre suelen ir de la mano.
Antes de empezarme a arreglar me bañé, y entonces, sí que estaba lista para empezar con mi transformación. Me vestí con mi esmerado atuendo que consistía en un hermoso vestido blanco que me llegaba hasta los talones y unos tacones de perlas que me alzaban hasta alturas insospechadas. Me ricé las puntas del pelo y me maquillé sutilmente, nunca había sido fan de los maquillajes recargados en exceso. Ya estaba lista para la gran noche.
Normalmente no toda la manada acudía a estos eventos, por lo que fui suertuda, Paul quería llegar al final del asunto. Estaba empeñado en descubrir quién me había transformado, y lo chistoso es que creía que lo conseguiría hablando con todos los alfas en una noche. Qué ingenuo podía llegar a ser a veces, en serio creía que alguien estaría dispuesto a admitir que había roto una regla impuesta entre lobos y humanos. Claro algo como sí, sí fui yo, estoy preparado para que me castiguen y arresten, tan suspicaz como siempre Paul.
Pero dejando de banda este estúpido pensamiento me dirigí al gran salón con Layla, este estaba engalanado para la ocasión donde ya empezaban a entrar los destacados invitados.
Entramos en la habitación sentándonos en nuestros respectivos asientos al lado de Paul. Ya había mucha gente pero aún quedaban muchos lugares vacíos, concretamente uno quedó desocupado durante toda la noche.
De vez en cuando el alfa miraba ese sitio fulminándolo con los ojos y apretando los dientes. La velada transcurrió sin más, entre muchas preguntas y respuestas de mi parte.
Una de las cosas que no pude evitar fijarme fue en el físico de todos aquellos hombres reunidos, la apariencia lobuna era envidiable. Todos como mínimo parecían modelos y eso me causó alguna que otra repetición de preguntas durante la convención, pero esta transcurrió sin incidentes.
ESTÁS LEYENDO
¿Por qué yo?
WerewolfAlguien me abrazó por detrás inmovilizándome, tenía miedo, sentía angústia. No sabía quién podría ser ya que yo no era una mujer muy escultural, no tenía buen cuerpo, no entendía que intentaban hacer.