Hela se encontraba sentada en su oscuro trono, a su alrededor se encontraban dos lobos de gran tamaño y un hombre de piel blanca y agrietada. La diosa alzó la vista al escuchar unos pasos acercarse y quedó realmente impactada con lo que vio.
—¿Odín? ¿Cómo es posible? —pregunto Hela.
—¿Dónde está Loki? —pregunto tajante el dios tuerto.
—Padre de Todo, que desagradable sorpresa. —dijo un hombre de cabellos negros y barba, con complexión delgada y ropa oscura. Odín nunca lo había visto de esa forma pero aún así lo reconoció.
—Fenrir, veo que tú padre te ha enseñado a cambiar de forma. Dime donde se encuentra.
—No sabemos donde se encuentra nuestro padre, hace muchos años que no lo vemos. —dijo Hela.
—Y aún si lo supiéramos, jamás te lo diríamos.
—Presiento que mienten, hijos del caos. —Odín centro su vista en el extraño hombre de piel agrietada—. A ti si no te conozco, pero presiento algo familiar.
—Soy Vinterdød, hijo de Hela.
Odín quedó en silencio un momento, efectivamente no podía sentir la presencia de Loki allí pero si sentía la de otro dios: Uller.
—Entregarme a Ullr, Hela.
—¿Te crees en posición para reclamar algo, anciano? —intervino Fenrir con violencia en su voz—. Hiciste muy mal en venir aquí, no se como reviviste pero volveré a comerte, esta vez mucho más lento para divertirme con tus gritos de dolor.
—Niño insolente, cuando me mataste estaba débil. Ahora mis poderes están al máximo, te mataré si decides atacarme.
Los dos lobos recostados frente a Hela se irguieron, ellos eran Skoll y Hati, que tiempo atrás habían devorado a Sol y Mani, el sol y la luna de Asgard.
Hela misma se puso de pie y en sus manos aparecieron dos cuchillos negros mientras que Vinterdød sujeto una lanza a la que Odín reconoció como Gugnir, su lanza.
—Esto es mío. —dijo Odín estirando la mano y haciendo que Gugnir llegase a esta. El Padre de Todo golpeo el suelo con su lanza y un portal se abrió a sus espaldas, de allí salieron Frey, Heimdall, Vidar, Freya, Var y Vali.
Fenrir gruño y se convirtió en un imponente hombre lobos de más de tres metros, cosa que sus dos hijos imitaron. Freya liberó sus bellas alas de Valkiria, Frey empuño su espada al igual que Vidar, un ejército de muertos se levantó detrás de los dioses, Vali le apuntó con sus flechas a los espectros mientras Var se posicionaba a su lado.
Repentinamente el caos se desató en Helheim. Los dioses corrieron a la batalla contra sus fieros enemigos y se encontraron con aquel que les daría gloriosa batalla. Freya embistió a Hela, Vidar freno con sus propias manos a Hati, Heimdall esquivo un zarpazo de Skoll, Frey chocó armas contra Vinterdød y Odín encaró al poderoso Fenrir.
En el Paraíso, una enorme reja de oro se alzaba por lo alto y un hombre anciano estaba allí, siendo el portero. De pronto un haz de luz se hizo presente y de este salió Thor con su martillo en mano.
—Dios mío… —dijo San Pedro con temor.
—Sí, vengo por tú dios.
Las puertas del Paraíso volaron en pedazos mientras el poderoso dios entraba a paso firme. El enorme estruendo provocó que los soldados angelicales, que ya estaban preparados para el ataque, se pusieran en posición a lo que Thor solo sonrió. Detrás de él un poderoso haz de luz brillo y de este salieron Tyr, Thrud, Balder y Skadi con un bastó ejército de Einherjar, los guerreros caídos que pertenecían a Odín y Freya, y que Ares había reclamado en ausencia de estos dos.
—¡Tráiganme a Yahvé! —grito Thor mientras corría hacia los ejércitos de Yahveh. El poderoso señor del trueno dio un salto con su martillo despidiendo electricidad y al aterrizar golpeo el suelo, provocando una poderosa explosión que exterminó a varios ángeles y arcángeles.
Los Æsir y sus guerreros chocaron contra las fuerzas del Paraíso que pronto se volvió un cruento campo de batalla. Los hijos de Yahveh tenían alas que les daban la ventaja de volar, eran superiores en número y estaban luchando en su terreno pero no eran guerreros natos. Los hijo de Odín vivían para la guerra.
Thor se abría paso entre las legiones enemigas con poderosos golpes de su martillo, haciendo que los truenos resonaran en todo el lugar. Yahvé veía esto con indignación, no podía creer que aquel a quien había matado en el pasado ahora volvía a causarle problemas. Se levantó de su trono y sujeto con firmeza su espada flameante mientras caminaba a paso firme. Las miradas de ambos se encontraron y el odio creció enormemente en el interior de los dioses. Thor pateó a un ángel frente a él con tal fuerza que lo mando a volar junto a varios de los suyos. El Dios del Trueno comenzó a correr hacia su enemigo que hizo lo mismo, sus gritos de guerra se escucharon en el campo de batalla. Jehová tomó su espada con ambas manos mientras Asator daba un salto para caerle encima con un martillazo. Ambas armas chocaron y una enorme explosión de luz y rayos se produjo.
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Thor: El Renacer de un Dios
AdventureVíctor Donner es, a primera vista, un tipo normal. Obrero en una construcción, soltero y solitario, con aires depresivos y violento. un hombre volcado en su propia autodestrucción. Sin embargo, es más que un hombre. Hace siglos fue adorado como un d...