12| 《Molly Weasley》

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"Talk about how fast we grew"

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—Te quiero.

Las palabras flotaron en el aire y volaron por la habitación. Molly al escuchar aquellas palabras saliendo de la boca del chico que estaba tumbado a su lado, su corazón explotó de alegría y sintió la adrenalina del amor corriendo por sus venas. Ella también lo quería. Sí, solo se conocían de unas semanas, pero había encontrado el amor de su vida, aquel que la entendía completamente y que estaba dispuesto a acompañarla siempre. Solo quedaba presentárselo a sus padre y a su hermana, Lucy. Seguramente, después de una cena con su familia, el muchacho le pediría matrimonio, y un año después puede que tuvieran hijos. Era un buen plan. Cualquier diría que Molly estaba acelerando las cosas, que primero tienes que conocer bien a una persona, y tener la suficiente confianza para saber que nunca te fallará. Pero ella confiaba más en él que en sí misma, y ese fue su segundo error. El primero, fue conocerlo, saludarlo esa tarde de invierno e aceptar tomar algo con aquel chico tan misterioso. El tercero, fue irse a la cama con él después de unos días de hablar, y hacer caso a todo lo que le pedía. Porque todos sabían que Molly era demasiado confiada, y se enamoraba con facilidad.

—Yo te quiero mucho más, y estoy feliz de que estés aquí conmigo.

El chico de ojos azules y mirada celestial le devolvió la sonrisa y ella se enamoró aún más. Porque él era el indicado, o por lo menos eso era lo que Molly pensaba.

—Siempre estaré aquí contigo, cariño —le respondió el rubio agarrándole la mano con delicadeza.

La pelirroja sintió como se derretía con una simple caricia, con un simple movimiento. Y lo volvió a besar en esos labios marcado por el dulce sabor del amor, aquellos labios que mataría por besar, aquellos labios que tanto anhelaba probar.

—¿Sabes? Eres la persona más perfecta que he tenido el placer de conocer. —Ella se situó justo encima de él, en un intento de intimidar.

—No soy tan perfecto como crees, Molly. Tengo tantos fallos que no ser por donde comenzar, y pienso que, aunque no lo sepas, te estoy arruinando la vida. —El chico se levantó y se sentó junto a ella, mirándola con esos ojos profundos, sintiendo cada palabra que salía por su boca.

—Deja de decir tonterías, no me arruinas nada a mi. Nunca me arrepentiré de haber estado contigo.

Y así pasaron los días, como si estuvieran en un paraíso solo para ellos dos, como si nada ni nadie pudiera interrumpir su amor. Pero, aunque lo intentes negar, siempre llegan los problemas, hasta en el paraíso.

(...)

 —¡Hey, soy yo! Si me estás llamando es porque quieres hablar conmigo, pero lo siento, no estoy disponible o te estoy ignorando. Inténtalo luego, desconocido.

Molly tiró el teléfono sobre la cama con rabia cuando sintió otra vez esas malditas palabras. Se tapó la cara con las manos, intentando no llorar, pero una lágrima se escapó de sus ojos. No podía estar pasando eso, simplemente, no podía estarle pasando a ella.

—¿No responde? —preguntó Lucy desde una silla, mientras miraba a su hermana con preocupación.

Molly negó con la cabeza, sumergida en su pensamientos. Ya hacía una semana que le chico no la llamaba, ni le escribía, ni mucho menos venía a verla. Simplemente, había desaparecido de su vida tan rápido como había aparecido, esfumándose.

—No, no responde. No lo entiendo, Lucy, no lo entiendo. ¡Ni un solo mensaje! ¿No entiende que estoy preocupada por él? ¡A veces me desespera tanto!

Generation Why | HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora