"Since we're bound to die, oh
What's the use in trying?"**
Hugo Weasley no era un chico divertido. Él no era amigable, ni graciosos, ni sociable. No le gustaba salir de fiesta, ni ligar con chicas. Odiaba el Quidditch, y amaba Historia de la Magia. Su sonrisa era imperfecta, y a veces tartamudeaba. No era muy guapo, tenía un aspecto peculiar. No era un chico popular, no intentaba impresionar a los demás. Él era solo Hugo Weasley. Un joven sensible y responsable. Aquel que le encantaba cocinar, y estar con su familia. Adoraba a su hermana y adoraba pasar tiempo con ella, leyendo o simplemente hablando. Él era un chico inteligente, productivo y amable. Su habitación estaba llena de libros, tanto muggles como mágicos, y tenía un pez llamado Silber. Él no era peor que cualquier otro adolescente de su edad, él solo era diferente. Pero eso, sus compañeros no lo entendían.
- ¡Huguito es muy listo, pero ninguna chica quiere nada con él porque es raro! -tarareaban sus compañeros.
Era una tonta canción que habían inventado para reírse un rato de él, y al principio al pelirrojo no le importó. Pero cada vez eran más personas que la cantaban cuando él pasaba por delante, o respondía una pregunta bien a clase. La escuchaba en los baños, en los pasillos y en el comedor. Y cada día, la persona que la cantaba era alguien diferente. Y Hugo lo odiaba.
-¡Mira, si el empollón está aquí! -gritó un Gryffindor de cuarto año cuando el pelirrojo pasó por su lado.
El grupo de chicos que acompañaba al Gryffindor soltaron unas carcajadas. Hugo, que se dirigía a Pociones, abrazó fuertemente sus libros y caminó aún más rápido. No le gustaba encontrarse con ese tipo de gente, esos que se reían de él y hacían bromas estúpidas. Pero, para la desgracia del chico, todos lo hacían. Esos comentarios estaban presentes cada día, y él no podía hacer nada para evitarlo. Si solo hubiera tenido algunos amigos, esos con quien compartir horas, jugar y poder hablar con confianza, todo le hubiera ido mejor. Pero no, Hugo estaba solo contra el mundo.
(...)
Muerto. Así se sentía Hugo, muerto por dentro. Las lágrimas caían por su rostro y las piernas le temblaban violentamente. Estaba encerrado en el lavabo. Unos chicos lo habían perseguido hasta ahí, y después de molestarlo unos minutos, lo habían dejado encerrado en ese pequeño sitio, donde apenas tenía aire para respirar. Abrazando al inodoro, el pelirrojo lloraba con todas sus fuerzas, deseando ser otra persona, deseando no ser Hugo Weasley.
-Hugo, sé que estás aquí.
Sus sollozos se detuvieron al escuchar una dulce voz, la cual reconoció de inmediato. Cerró los ojos, y sintió como las lágrimas calientes se acumulaban en sus ojos. No quería que ella lo viera, no quería que ella lo consolara. Porque nadie podía consolarlo. Aguantó la respiración, temiendo que podía pasar si ella descubría donde se encontraba.
-Por favor, sabes que no quiero hacerte daño.
Hugo lo sabía. Sabía que ella solo quería ayudarlo. Pero ella, era una de las personas más importantes en a vida de Hugo, y él no podía soportar que lo viera así. Escuchó la respiración de la pelirroja a su derecha, era tensa y irregular.
-Hugo, voy a sacarte de dónde estés.
Y entonces, se escuchó una explosión. Hugo se tapó la cabeza con las manos, temiendo lo peor, pero al levantar la vista, se encontró con la sonrisa de superioridad de la chica. Llevaba el pelo pelirrojo por debajo los hombros, y el uniforme de su casa. Al principio, ella no notó la evidente tristeza en la cara del chico, pero después, se percató de sus lágrimas y corrió a abrazarlo. Lo retuvo entre sus brazos, y Hugo se sintió a salvo.
-Lily, no tienes que estar aquí, puedo superarlo solo -susurró el pelirrojo.
-Mentira, no puedes hacerlo. ¿Me vas a explicar qué te está pasando?
-¿Y a ti? ¿Por qué ya no comes? ¿Por qué estás tan obsesionada con tu maldito cuerpo?
En ese momento, los brazos de la chica dejaron de envolver a Hugo, y su frialdad volvió, como una vieja amiga.
-Lo siento por no ser perfecta.
-Si tú no eres perfecta, ¿yo qué soy? -respondió Hugo indignado. Empezaba a estar cansado de que su prima ignorara sus buenas cualidades-. Lily, no tengo amigos, soy un desastre. ¿Qué hay de malo en mi? Todo el mundo me odia, incluso yo me odio.
Hygo sollozó y las lágrimas de la pelirroja también empezaron a caer. Se tenían el uno al otro, pero ninguno de los dos se percataba.
-Yo no te odio, Hugo.
-Y yo creo que eres hermosa, Lily, me gustaría que tú también pudieras verlo.
Ella le sonrió, y él le devolvió la sonrisa. Se abrazaron.
-Todo es una mierda -susurró Lily en el oído de su primo.
-Todo es una completa mierda. Siempre intentando dar buena impresión, conseguir un buen trabajo, tener un bueno aspecto. La gente deja de vivir preocupándose por cosas tan insignificantes como estas. Si estamos destinados a morir, ¿de qué sirve intentarlo? -respondió Hugo.
Lily sé quedó mirando al pelirrojo, pensando en sus palabras, mientras una idea se empezaba a formar en su mente.
(...)
-Hugo, ¿estás bien? -le preguntó Rose a su hermano.
-Sí, estoy bien, más bien que nunca.
El pelirrojo llevaba todo el día sonriente, y a su hermana eso le pareció extraño. Hugo no acostumbraba a sonreír, y menos tan intentsamente como lo hacía en ese momento.
-¿Estás seguro?
-Rose, para de preguntármelo. Estoy muy bien, demasiado.
En ese momento, Lily apareció por detrás de los hermano, con la misma sonrisa enigmática que llevaba Hugo.
-Hola, Rose -la saludó. -Hugo, ¿vienes al Gran Comedor?
El pelirrojo asintió y los dos se fueron, dando saltos y sin dejar de sonreír. Rose los observó mientras se alejaban, pensando en que ocurría en sus mentes. Pero finalmente, se encogió de hombros, y siguió su camino.
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Generation Why | HP
Fanfiction❝Millenium kids that all wanna die❞ ◾Historias de la vida de unos adolescentes que, a pesar de llevar apellidos tan famosos como Potter o Weasley, no se escapan de las tragedias que les depara la vida. 🌠 El mundo mágico pertenece a JK Rowling.