Black Fortunes Por: Herald-MageAnduli

Once

Mediados de abril de 1976

Harrigan vagaba por los niveles superiores de 12 Grimmauld Place. Había sido invitado a la residencia que Arcturus había abierto después de cerrar Black Manor, que había sido el hogar de Orión desde que nació. Estaba protegido más allá de lo creíble y encerrado más fuerte que un manicomio, estas eran las palabras del propio Orión. Frunció el ceño para sí mismo mientras miraba a su alrededor, recordando exactamente por qué había elegido vagar por estos pasillos oscuros.

Orión había recibido una carta de Regulus esta tarde, en la que se detallaban los estados de ánimo actuales de Sirius, que se centraban en la inestabilidad de la que Orión había estado tratando de mantener alejado a su hijo mayor. La reacción que su hijo mayor había mostrado a una solo una imagen en la sección social del Daily Prophet era preocupante para el Lord, estaba tratando de pensar en cómo responderle a Regulus sin que su hijo esté más preocupado que él.

Vacilante, Harrigan abrió otra puerta, sonriendo a la habitación interior. Obviamente, esto pertenecía a Regulus, tenía el verde y el plateado de Slytherin en todas partes, con pancartas, pequeñas banderas, viejos uniformes colgados con orgullo en el guardarropa, con recuerdos y fotos de él y sus amigos en las paredes. Estudiando las fotos había un grupo a un lado, casi perdido en la multitud de imágenes que pertenecen a los amigos de Regulus.

Estas fueron fotos fueron tomadas de algún modo lejos de un joven que se parecía más a Orión que a Regulus. Rasgos marcadamente angulosos y hermosos coronados por un cabello negro ligeramente ondulado y brillantes ojos azul grisáceos. En algunos estaba solo, estudiando o mirando a la distancia, la mayoría lo mostraban con otros tres niños o dos, sentados debajo de un árbol junto a un lago o caminando por los pasillos del gran castillo que era Hogwarts.

Habiendo conocido al niño en la foto una vez antes, Harrigan se dio cuenta rápidamente de que era de Sirius, el hijo mayor y Heredero de Orión. Las fotos tomadas por su hermano menor eran dulces y melancólicas, así como también conmovedoras y algo incómodas de ver. Su gran distancia transmitía el deseo de Regulus de estar más cerca de su hermano y sus amigos, un anhelo por una presencia que debe haber sido muy familiar en un momento dado y ahora estaba más distante que nunca

Salió de la habitación unos momentos más tarde, vagando por el pasillo hacia otra puerta, las imágenes que Regulus había tomado todavía prominente en su mente. Por lo tanto, cuando abrió la puerta de al lado, no estaba preparado para lo que iba a ver. Parpadeó, miró y negó con la cabeza, resistiéndose a reírse. Esta era obviamente la habitación de Sirius y el niño probablemente había hecho un muy buen trabajo al volver loca a su madre.

Las imágenes de las bellas chicas y motocicletas muggles estaban pegadas a la pared, sus vagas miradas y su inmovilidad, en obvio contraste con las fotos en movimiento de Sirius y sus amigos divirtiéndose en las otras fotos. Un gran poster de un rugiente león de oro Gryffindor adornado con un brillante escudo escarlata que brillaba en la pared opuesta mientras que la versión de juguete de un niño de un esqueleto de dragón colgaba del techo, como si estuviera a punto de volar perezosamente por la habitación. Viejos libros de texto y ropa estaban dispersos por todas partes, así como algunas revistas muy inusuales.

El armario parecía haber sido empujado contra la pared en algún momento y había algunas piezas de pergamino visible desde abajo. Las capas de polvo en el suelo hablaban de cuánto tiempo el armario estado en su lugar. Curioso, Harrigan atravesó la habitación del niño errante y recogió los pergaminos. Giro toda la pila, notando que eran una serie de cartas entre Sirius y otra persona. Con la esperanza de que su indiscreción no estuviera presionando su suerte con Orión y sus hijos, comenzó a leer la carta principal.