Si tuvieras qué decidir entre robar un B-52 Stratofortress para poder arrojarle una bomba atómica a tu enemigo, o formar un ejército de ángeles para bajar al infierno y conseguir la sangre de Belzebuth para lanzar un hechizo de muerte, o crear un plan maestro para destruir sus empresas y que la culpa recaiga en otro, o hacerte pasar por su mamá para obtener información delicada y hundirlo, ¿qué elección tomarías? Mucho del peso dependerá del género que estés escribiendo.
Las historias han acompañado a la humanidad desde que sabemos comunicarnos; de alguna manera tenían que compartirse los relatos de supervivencia o aquellas narraciones de seres extraordinarios que estaban encima de la creación. Pero los géneros narrativos, como tal, son más jóvenes: se forjaron por los estudios de Aristóteles, quien nos proporcionó las primas divisiones del drama según el cómo terminaban las historias y el diseño de su narración.
Al principio fue "sencillo" (no en el sentido de que fuera fácil crear una división), pues Aristóteles advirtió que todas las historias finalizaban con una carga positiva o negativa. Y estas dos podían dividirse en diseño sencillo (sin sorpresas) o diseño complejo (con cambios en los personajes). En total nos otorgó los primeros cuatro géneros básicos: trágico simple, trágico complejo, afortunado simple y afortunado complejo.Pero como la humanidad siempre ha buscado conocer más sobre la realidad y crear sus propios entendimientos del mundo, llegaron otras personas que buscaron ahondar o redescubrir los géneros. Por ejemplo, Polti pone manos a la obra y describe treinta y una situaciones dramáticas (más conocidas como las funciones de Propp), aunque estas situaciones son más bien las acciones generales que suceden. Por ejemplo, la número 1 es llamada Alejamiento, la cual consiste en que un miembro o conocido se aleja; la número 6 es el Engaño, donde el antagonista usa artimañas para quedarse con algo del protagonista; o la 31, la Boda, donde el protagonista se casa y obtiene poder. Y Robert McKee enlista una serie de géneros y subgéneros, usados por los guionistas, que llega a 25 diferentes. Aquí encontramos desde la historia de amor, pasando por el terror, hasta las tramas educativas y la acción.
Aquí ya debes tener cierta pregunta en tu cabeza... ¿Para qué sirven los géneros? Por qué deberías encasillarte en uno solo, si lo que quieres es romper paradigmas y mostrar que el mundo no es blanco y negro y que las reglas están para romperse y que la creatividad no tiene fronteras y que uno puede hacer lo que le venga en gana porque cada cabeza es un mundo y... Pues resulta que la respuesta es un tanto sencilla: cada género nos dará pautas de diseño narrativo. Esto es, según Robert McKee "las ambientaciones, los papeles, los acontecimientos y los valores específicos que definen los géneros individuales y sus subgéneros".
En cada uno de los géneros existen convenciones únicas. Por ejemplo, si decides escribir ciencia ficción, no podrás hacer uso de la magia; si creas una historia de terror, no podrás tener a una pareja en una playa virginal donde se la pasen tomando margaritas y vivan felices para siempre; y si quieres usar el misterio, no podrás revelar todas las pistas al lector en el primer capítulo.
Conocer estas convenciones y saberlas manejar, nos permitirá ofrecerles a los lectores ciertas expectativas, las cuales siempre se buscan... ¿Acaso no han visto cientos o miles de veces que se buscan "historias de romance entre dos chicos que vayan a la escuela y que no terminen bien"? Tener maestría con los géneros hará que podamos otorgarles a los lectores eso que buscan.
Pero ya hemos hablado lo suficiente sobre los géneros en general. Ahora iremos a lo particular, por lo que están aquí: misterio (y una palabrita que se cuela: suspenso).
¿Qué es lo que define al misterio y al suspenso?
El misterio y el suspenso son dos palabras que han ido de la mano durante mucho tiempo. Incluso algunas personas suelen intercambiarlas y usarlas como sinónimos para definir el género de una historia. Sin embargo, hay detalles que las hacen diferente.
Al misterio podemos pensarlo como una caja llena de piezas de rompecabezas. En esa caja ha sucedido algo (normalmente un crimen) y tanto el protagonista como el lector no saben la respuesta al inicio de la trama, puesto que también la caja está en blanco: no tiene la imagen que se debe recrear. Solamente está el protagonista y sus conocimientos para decidir cómo reunir y embonar las piezas.
Este detalle exige al escritor una maestría de la pluma y la planificación como casi ninguno de los otros géneros, pues mientas que también se deben seguir ciertas convenciones del género, el uso del engaño, las falsas pistas, el evitar resolver el enigma a mitad de la historia y mantener enganchado al lector son algo que se debe hacer en cada paso.
El suspenso es, más que nada, una historia que mantiene al lector al borde de la tensión, con el corazón en la boca, haciéndolo pensar en qué momento pasarán las cosas y cómo se irán desenvolviendo.
Aquí no tendremos una caja blanca con piezas mezcladas, sino que ya conocemos la imagen, pero las piezas tienen pequeños artilugios dispuestos a estallar en llamas si las unimos de cierta manera.
Por lo tanto, el fin del misterio es resolver la situación, llegar al final del camino; mientras que el fin del suspenso es prevenir que pase la situación, disfrutar conocer del camino.
En palabras de Alfred Hitchcock:
"La diferencia entre el suspense y la sorpresa es muy simple y hablo de ella muy a menudo. Sin embargo, en las películas frecuentemente existe una confusión entre ambas nociones.
Nosotros estamos hablando, acaso hay una bomba debajo de esta mesa y nuestra conversación es muy anodina, no sucede nada y de repente: bum, explosión. El público queda sorprendido, pero antes de estarlo se le ha mostrado una escena completamente anodina, desprovista de interés.
Examinemos ahora el suspense. La bomba está debajo de la mesa y el público lo sabe, probablemente porque ha visto que el anarquista la ponía. El público sabe que la bomba estallará a la una y sabe que es la una menos cuarto (hay un reloj en el decorado); la misma conversación anodina se vuelve de repente muy interesante porque el público participa en la escena. Tiene ganas de decir a los personajes que están en la pantalla: "No deberías contar cosas tan banales; hay una bomba debajo de la mesa y pronto va a estallar". En el primer caso, se han ofrecido al público quince segundos de sorpresa en el momento de la explosión. En el segundo caso, le hemos ofrecido quince minutos de suspense. La conclusión de ello es que se debe informar al público siempre que se puede, salvo cuando la sorpresa es un "twist", es decir, cuando lo inesperado de la conclusión constituye la sal de la anécdota."
O como también lo dijo en el seminario AFI de 1970:
"Hay una gran confusión, especialmente en mi ámbito de trabajo en particular, entre las palabras 'misterio' y 'suspenso'. Y las dos cosas están absolutamente a kilómetros de distancia. Verás, el misterio es un proceso intelectual, pero el suspenso es esencialmente un proceso emocional, por lo tanto, solamente puedes tener el elemento del suspenso avanzando al darle a la audiencia información"
Y ahora, para terminar con el misterio, ¡lo que todo mundo esperaba! ¡Una pequeña lista con algunos de los mejores libros de misterio y suspenso de todos los tiempos (sin un orden concreto y sin ser exhaustiva)!
· El halcón maltés - Dashiell Hammett
· El espía que surgió del frío - John le Carré
· El sabueso de los Baskerville - Arthur Conan Doyle
· El día del Chacal - Frederick Forsyth
· A sangre fría – Truman Capote
· El silencio de los inocentes - Thomas Harris
· Parque Gorky - Martin Cruz Smith
· El asesinato de Roger Ackroyd - Agatha Christie
· Shutter Island - Dennis Lehane
· Y no quedó ninguno - Agatha Christie
· Los hombres que no amaban a las mujeres - Stieg Larsson
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En sus caras veo el temor (Taller Literario)
RandomTaller literario conectado al misterio/suspenso y al apartado "Grandes Criminales de la Historia" de este perfil.