capitulo 1

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Pip....pip...pip...

Es lo primero que escucho al abrir los ojos, me duele todo el cuerpo y me siento cansado como si hubiera corrido un maratón, cuando logro enfocar la vista me topo con el rostro de mis hermanos, Jace e Izzy. Les muestro una sonrisa tranquilizadora y hablo con voz ronca

–hola ¿que tal fue?

–el doctor dijo que disminuyo un poco la dosis, dijo que si seguías así las quimioterapia serían sólo una vez cada dos semanas en vez de cada semana– explico izzy con una sonrisa triste

–eso esta bien, supongo– digo con debilidad en mi voz

–ya verás hermano pronto estarás curado por completo y podremos volver a jugar fútbol como...

–como hace 6 años– interrumpo a Jace– donde está mamá?

–salio a firmar unos papeles para cuando despertarás pudieras irte

Asentí y seguí hablando con mis hermanos en lo que llegaba mi mamá que no fue después de 10 minutos que entró con el doctor. Me ayudaron a poner de pie y me pusieron mi "oxígeno móvil", después subí a una silla de ruedas y me llevaron a la salida para poder irnos

Una vez en la puerta del auto mi hermano me ayudó a subir al auto junto con el tanque de oxígeno. Una vez los tres arriba emprendimos viaje a casa, bueno más bien mansión porque mis padres son ricos, pero, aún ni con todo el dinero de el mundo he podido recuperar mi salud.

El auto se detiene frente al porche de la casa y bajamos de el, me sostengo de mi hermano para poder caminar y llegar a mi habitación. Subo a mi cuarto y me acuesto a descansar.

–no necesitas nada hermano mayor?– me pregunta Izzy

–no, gracias izzy

–en un rato estará lista la cena– dice esta vez Jace– y está vez la prepararé yo para evitar morir envenenados por nuestra adorable hermanita

–pudrete Jace– me río de sus tonterías

Ellos salen no sin antes despedirse de mi y van directo a la cocina, lo se porque escucho sus pasos bajando las escaleras

En un rato más como dijo Jace la cena esta lista y comemos los tres en silenció. Como siempre mamá no nos acompaña y papá no llega a cenar. En menos de diez minutos yo ya terminé, me despido de mis hermanos y vuelvo a subir a mi habitación no pidiendo respirar al llegar, pasan unos segundos para recuperar me y entró a mi habitación. Para segundos después  no escuchar nada y así sigue de durante minutos después

Afuera no se oye ruido, mi madre sigue encerrada en su despacho y mis hermanos debieron ir a sus  cuartos, suspiro al recordar que todo es así desde que mi hermano menor falleció hace 1 año. Max era luz en esta casa y ahora ya no esta.

Ahora todo es más frío y triste, la muerte de max y mi enfermedad ha echo que nadie aquí vuelva a sonreír.

•••••••••••••

Al día siguiente me despierto con más energía y como a esta hora todos siguen durmiendo o encerrados en sus habitaciones, me levanto con cuidado. Bañando me y cambiando me de ropa, me cuelgo en un hombro mi tanque de oxígeno (ya que está dentro de una mochila con ruedas) y con cuidado bajo las escaleras sintiéndome morir al llegar al último piso. Me dirijo a la cocina jalando mi oxígeno y tomo una manzana del frutero, la voy masticando mientras me dirijo a la salida, abro la puerta con cuidar y salgo viendo al jardinero hacer su trabajo, lo saludó y sigo mi camino a la salida

Salgo de la mansión y me alejo unos metros de ella, quiero sentirme libre unos minutos, relajarme y sentir por unos instantes que no estoy muriendo. Entró a el lugar perfecto para relajarme, la librería. Saludo a Tessa, la encargada del lugar y me dirijo a donde se encuentran mis libros favoritos.

2 horas después son las que he pasado leyendo, como pasa el tiempo y ni siquiera avise en mi casa. Me levanto dejando el libro en su lugar y voy a la salida

–adiós Tessa– me despido

–adiós Alec, cuidaté

Salgo del lugar y camino con lentitud de regreso a casa, a mitad de camino me detengo a descansar  en un pequeño parque que había de paso. Me siento en una banca y me dedico a observar a los niños jugar y divertirse, la perdonas paseando sus mascotas, otras tantas haciendo ejercicio. Cuanto desearía hacer todas esas cosas sin morir en el intento.

De la nada siento algo suave en mi pierna. Al bajar la mirada me encuentro con un pequeño gatito ronroneando alrededor de mi pierna

–hola pequeño– digo levantando al minino–como te llamas?

Digo acariciando detrás de sus orejas, escuche al minino ronronear y eso me saco una sonrisa por lo menos alguien aquí era feliz

–presidente!! Al fin te encuentro, no te vuelvas a ir asi– escuche gritar a un hombre que pronto estuvo junto a mi

Levante la mirada para verlo y fue cómo si todos mis sentidos se nublaran, era el hombre perfecto; vestido con una gabardina negra, pantalones del mismo color al igual que sus zapatos. Su cabello iba en punta con un toque de purpurina y tenía maquillaje en el rostro. Elegante y moderno a la vez. De todo eso lo que más me sorprendieron fueron sus hermosos ojos verdes-dorados. Como dije, hermosos

bajo la misma estrella (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora