capitulo 8

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Al día siguiente me desperté entre los brazos de mi ahora novio. Me quedé unos segundos observado hasta que él abrió sus ojos que tanto me gustan

–buen día garbancito– sonreí

–hola Mags

–estas listo para conocer a tu escritor estrella?

–en serio no era necesario...

–shh, hice una pregunta Alexander– sabía que era imposible discutir con él así que no pelee más

–si, estoy listo

–pues vamos– ambos nos levantamos de la cama.

Me dirigí a tomar una rápida ducha. Al salir lo primero que me coloqué fue la manguera de oxígeno, no quería seguir forzando mis pulmones. Magnus también se ducho para después vestirse y maquillarse.

Salimos del hotel y empezamos a caminar a donde nos reuniremos con Van Hauten. Espero que todo salga bien.

•••••••••

Todo fue un total fracaso, el hombre que admiraba era un total idiota y borracho. Terminé muy molesto y por consiguiente Magnus también. Al final terminamos sentado en una banca del parque que estaba a una cuadras de el hotel

–lamento que todo saliera mal– dijo Mags

–hey! No fue tu culpa, la culpa la tiene ese idiota– el me miro con una sonrisa

–es la primera vez que te oigo decir malas palabras– me sonroje

–bueno yo...

–tranquilo no pasa nada– se rió y volvió su mirada al frente

–debe ser lindo que millones de personas te admiren– dije recordando como varias personas le pedían autógrafos a Han y este les negaba de manera grosera

–yo no necesito que nadie me admire sólo que alguien me recuerde– lo voltee a ver, él hizo lo mismo– con que una persona en este mundo me recuerde tal y como soy me hace feliz

–tienes razón– dije con una pequeña sonrisa– con que alguien especial te recuerde es lindo

Nos volvimos a quedar en silenció hasta que yo con seriedad me dirigí a él

–Magnus quería pedirte un favor...

–lo que sea cariño tu pide lo y será tuyo– dijo coqueto de nuevo me sonroje pero eso no me impidió decir lo que quería

–quiero...que hagas una carta– el me miro confundido

–como una carta?

–sí, una carta– suspire tomando valor– y quiero que la leas en mi funeral– su expresión cambio drásticamente

–Alexander que...

–no digas nada, por favor, sólo...¿podrías hacer lo?– lo mire con esperanza

El suspiro, se que esto es tan difícil para él como para mí

–esta bien. Lo haré– asentí conforme– pero tu promete me algo– asentí– que escribirás algo

–algo? Como de que?

–no lo se, inventa una historia. Se que podrás con eso ¿lo prometes?

–haré mi mejor esfuerzo

–bien, hora de cerrar el trató

Iba a preguntar a qué se refería cuando se inclinó y beso mis labios con ternura y suavidad, creo que podría volverme adicto a sus labios. Y es que con él todo es tan perfecto.

Con el me olvidó de mí estúpida enfermedad y puedo ser una persona normal y feliz.

••••••••

Al otro día por la mañana tomamos el vuelo de regreso a Nueva York. Iba a ser un viaje largo, lo suficiente como para que nos conociéramos un poco más, y que con cada relato no dejo de sorprenderme y emocionante al saber la vida tan divertida que ha tenido.

Pasamos horas platicando que no notamos cuando nos quedamos dormidos, no hasta que una azafata nos informó que habíamos llegado. Tomamos un taxi de vuelta a casa que no duró más que 30 minutos, este llegó directo a mi casa y se espero para llevar a Magnus a la suya

–entonces, nos vemos mañana?– pregunté con timidez y con la cabeza baja

Escuche la ligera risa de Magnus para después sentir una mano en mi cintura y se jalado hacia el cuerpo de Magnus que no estaba muy lejos del mío

–si por mi fuera nunca me alejaría de ti– lo mire a esos hermosos ojos que me hipnotizan– nos vemos mañana

ok

Él sonríe y antes de besarme responde

ok

Me da un último beso antes de subir al taxi y desaparecer entre las calles. Entró a casa con una gran sonrisa, detrás de mí entra el guardia de la casa que me ayuda con las bolsas con los regalos para mis hermanos.

–Alec– la primera en recibirme como siempre es izzy– como te fue? Te sentiste mal? Vamos cuenta me todo

–izzy lo asfixias– la regaño mi madre para después abrazarme ella– como estuviste mi niño?

–muy bien madre, no tuve ningún malestar

–eso es bueno– dice Jace saliendo de la cocina– ya hacías falta en esta casa. No quiero imaginar cuando...

–Jhonatan– se escucha la gruesa y molesta voz de mi padre haciendo callar a mi hermano

–se a que te refieres Jace, no pasa nada lo entiendo– dije para aminorar la tensión

–lo siento– de disculpa mi hermano. Me acerco para abrazarlo y hacerlo sentir menos culpable. Al separarme le sonrió y me acerco al guardia

–bien... Quien quiere abrir sus regalos

Poco a poco la tensión se fue disminuyendo hasta que todo se volvió alegría y risas, incluso mi padre sonreía.

Quisiera que esto nunca se acabará pero nada dura para siempre

bajo la misma estrella (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora