Capítulo tres - Rojo intenso

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- Oh vamos JiMin, responde - reprochó por cuarta vez.

Habia tratado de llamarlo varias veces pero no daba ninguna señal vida. Tenía dos opciones para justificarlo. Primero, lo estaba ignorando, y si lo hacia se comería todas sus paletitas de fresa que guardaba en su frasquito, mismo que no le dejaba tocar, literalmente pegó una hojita rosada al mismo diciendo "No tocar JungKook, de JiMin", ya le conocía muy bien. Segundo, debería estar manejando, de ser así no usaba su celular por precaución. La seguridad vial es lo primero le decía cada vez que lo veía usarlo mientras conducía o, si no usaba casco, con más razón.

Se le ocurrió pedirle ese favor a su querido mejor amigo, pero hasta el momento no podía comunicarse. Intentaría por última vez, si no contestaba tendría que ir él y nadie quería eso. Al menos él no lo quería.

- Vamos JiMin... - Sonó el tono de espera una vez, dos veces, tres veces, nadie respondió - ¡Ahhhh!, enano rubio ya verás.

Guardo su celular resignado, no tenía otra salida, tendría que ir. Verle de nuevo después de lo ocurrido le enojaba e incomodaba al mismo tiempo, ¿Cómo verlo de nuevo después de que él lo habia besado? Esa idea no le agradaba en absoluto.


...

- Aquí vamos de nuevo... - suspiró con la intención de tocar la puerta pero para su sorpresa esta estaba media abierta. Bastaba con solo empujarla un poco para poder pasar.

Con el pedido en sus manos avanzo por la sala. Estaba todo desastroso, incluyendo la comida en el piso, cerveza derramada, cotillón por donde mirara y sin contar el sillon al revés. Un tornado habia pasado por allí y no habia tenido piedad de nada ni nadie, ni de las cortinas todas rasgadas. El alcohol desperdiciado daba un amargo aroma en todo el departamento, perfumandolo violentamente e inundando sus fosas nasales brutalmente. Todo era bastante repugnante, no podía caminar sin escuchar el crujir de las botellas rotas bajo sus zapatos y algunos de los restos eran de adornos del lugar. Distraído con desorden, no se habia dado cuenta de ese minusculo pero voluminoso detalle. Si no se equivocaba estaba viendo al chico de la noche anterior completamente despatarrado en el suelo, boca abajo y con restos de ropa muy particular. Siendo directo y nada discreto lo estaba viendo semidesnudo con un boxer rojo muy llamativo, combinaba con su cabello, debía de admitir que tenia gran potencial preso en su redes colaradas. Tenía en su mano derecha su teléfono con un pedido hecho por la app "Jinnie Ya", al parecer solo se habia movido para hacer eso, pero no para ponerse algo de ropa. Su aspecto muy deplorable demostraba lo agotado que lo habia dejado la noche anterior, quitandole hasta la última gota de su energía. Ni más ni menos había tenido una de las mejores fiestas de su vida.

Esperó unos momentos a que se moviera, pero este no daba señales de vida. Tampoco sería tan amable de despertarlo comodamente puesto que no olvida lo ocurrido ayer. A las malas sería.

Tomó una lata de cerveza sobre una mesita que estaba de lado sobre dos patas, se aseguró que tuviera algo de cerveza para hacerle peso, sonrió con malicia, su venganza sería.

- ¡Oye despierta! - lanzó la lata directo a su cabeza.

- ¡Auchh! - tocó la parte dañada -¿Qué haces?, eso dolió - reprochó sentandose inmediatamente en el suelo con un puchero en sus labios - ¿No te enseñaron a tocar antes de entrar? - dijo mirandolo directamente.

- Aja... como digas, aquí tengo tu pedido - dijo extendiendolo.

Masajeaba su cien en círculos - Oh, bien gracias por favor habla más despacio - dijo poniéndose de pie buscando entre los retazos de tela algo de dinero.

Rodó sus ojos viéndolo caminar con pesadez - Después de una fiesta así es normal que tengas resaca - dijo en un mismo tono.

Ignorandolo, pues su dolor de cabeza era muy fuerte, siguió buscando. Esta vez entre un tumulto de almohadas en mal estado, su relleno salía de ellos dejandolos delgados y sin vida. Rebusco varias veces para por fin encontrar lo que habia perdido, sus pantalones. Tomó el dinero suficiente y se acercó para pagarle.

- Aquí tienes, gracias - dijo muy amable evocando una sonrisa en la que mostraba todos su dientes. Tomó lo que le correspondía.

- De ... nada... - extrañado por su actitud muy diferente al día de ayer guardo el dinero en sus bolsillos.

TaeHyung completamente ajeno a la situación, acomodó la mesita donde anteriormente JungKook habia tomado la lata, dejando ahí su desayuno, un café cargado acompañado de una porción dulce de torta, en él había fresas bañadas en chocolate . Miró la hora en su celular, faltaba media hora para las diez de la mañana, tenía que tener energías para limpiar todo ese desastre.

- Bueno... que lo disfrute - dijo dirigiéndose hacia la puerta pero su voz grave le detuvo.

- Espera - dijo mirandolo pensativo desde su lugar - ¿Nos vimos ayer?, es decir, ¿Viniste a mi fiesta? - rascó su cabeza.

Se giró para responder pero este no le dio tiempo.

- No, claro que no, seguramente estoy equivocado no recuerdo casi nada. Vi mucha gente ayer, debo estar confundido. Lo siento, que tengas un buen día - le dedicó otra de sus sonrisa sentandose en el suelo, tomó un pedacito de su postre degustando su exquisito sabor, pero al instante su rostro cambió de una expresión dulce a una llena de asco, sintió como una gran cantidad de liquido comenzaba a subir en su garganta. Tapó su boca reteniéndola, se levantó casi cayéndose en el acto y salió corriendo con rapidez al baño desapareciendo. Inmediatamente el sonido de las arcadas comenzaron a resonar por toda la sala.

- Esto no puede ser... - hizo una mueca de disgusto.

Decidido no escucharlo más, abrió la puerta y se fue lo más rápido posible de allí. No quería aguantar más esos sonidos repugnantes que lo incitaban, también, a vomitar.

Rápidamente, mientras bajaba las escaleras, su celular vibró ante un mensaje entrante. Lo tomó y río sarcástico, sólo necesitaba esa señal, esa invitación.

>> Próxima venganza, allí voy - pensó.

>> JiMin 😑

- Aquí estoy 😉 ...

9:38 A.M.


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