Delivery // [°KookV]

Capítulo ocho - Anillos

Frenó su motocicleta, apoyando su pie sobre el asfalto, la suela de su zapato hizo un contacto frío con el suelo grisáceo en el que secamente lo raspaba.

Era una de esas noches en donde solo podías ver el cielo repleto estrellas, pequeños destellos estáticos sobre el fondo del océano. Era un azul tan imponente. Verlo fijamente te causaba un mínimo de escalofríos pero un máximo de satisfacción. Quiza solo le causaba miedo al ser tan inmenso, ocultando quien sabe que misterio gigantesco. No era un hecho que la oscuridad le daba mucho miedo, pero ahí estaba siempre la esperanza. Esos destellos lo eran. Las estrellas junto a la luna siempre estarían para él, solo o acompañado. Siempre lo observarian.

¿Qué me veran hacer ahora?

- Luna y estrellas ¿Algo cambiará? -susurró apenas frunciendo sus abultados labios.

El semáforo habia cambiado hace varios segundos su color. Ahora mismo tenía permitido su paso. No se dio cuenta de no ser por una par de bocinas, y algunas voces malhumoradas, que debía seguir.

Sintió tibias sus mejillas acelerando lo más rápido posible. Perderse así en los mismos pensamientos se estaba volviendo una costumbre.

Una mala costumbre para ser sinceros.

Tenía que comenzar a controlarse si no quería más escenas vergonzosas. Era la tercera vez en el día. Por lo menos no fueron cinco como el día de ayer. Eso causó intensificar el rojo de su rostro.

No era su culpa querer algo nuevo en su vida. Lo deseaba. No se habia dado cuenta de cuanto su corazón lo deseaba. Al ver como NamJoon día a día trataba a SeokJin dulcemente sin tener alguna señal de estar progresando, le hizo pensar si algún día él estaría peleando por un amor sincero. Si bien SeokJin no daba señales claras pero era más que obvio, o por lo menos eso decían todos, que iban a terminar siendo pareja. Eso le causaba mucha ternura.

Pero ¿Y él? ¿Iba a tener un amor por el cual daría su vida para protegerlo?

Esa era la duda por la cual habían noches que no lograba conciliar el sueño. El quería un amor en su vida para sufrirlo, mimarlo y protegerlo. No quería quedarse solo sin sentirlo.

>> Ya JiMin, quiza solo estás exagerando, tienes apenas 22 años - pensó.

Estacionó su motocicleta quitandose su casco. Acomodó su cabello rubio despeinado por el mismo y se dispuso a entrar a su lugar de trabajo, sin poder concluirlo ya que su querido amigo salía, apenas podía, con tres paquetes.

- Kookie, te ayudo - tomó uno de los pedidos dandole equilibrio al pelinegro.

- JiMin-ssi ¿Podrías ayudarme con ese? Tengo que entregar estos dos todavía - bufó.

Miró la dirección y una sonrisa se asomó sobre sus labios.

- Si no me equivoco este es para el chico de tu dulce beso.

- ¡Vamos JiMin! ¿Te puedo pedir esto? - dijo serio pero no lo bastante duro para sonar grotesco.

- Ya~ tranquilo Kookie, yo lo hago - río encendiendo nuevamente su motocicleta.

- Gracias JiMin-ssi - dijo antes de que ambos partieran hacia sus respectivos lugares.

Minutos antes en un lugar no muy lejos de él...