Capítulo cinco - ¡No se rían!

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Su perdición, eso habia sido. Siempre lo supo, desde que inicio ese camino sabía que no tendría vuelta a atrás pero, aún así, tomó valor y acepto el riesgo. Como un susurro la muerte llegaba a su vida, se le era arrebatado de su cuerpo dejando un envase sin vida, totalmente blanco, totalmente solo, ese era el precio que debía pagar. Sin reproches lo aceptaba, daría todo por ello, le hacía feliz su sacrifico a cambio de una felicidad infinita, a cambio de una satisfacción absoluta. Se sentía tan orgulloso que nada lo haría parar, seguiría hasta el final para demostrar su amor y pasión.

Tenía que seguir, lo habia intentado varias veces pero no resulto como esperaba, todo se convertía en una desgracia sin fin. Su garganta ardía gracias a los gritos desesperados por querer un trozo de amor como recompensa. Sus manos perdían el tacto a tal grado que ya no podía sentir nada, absolutamente nada, así como su ser se sentía en esos momentos. Cuando tocaba su pecho en busca de consuelo, solo encontraba más y más dolor, eso lo consumía, lo desesperaba, lo mataba.

Se permitió inhalar el aire suficiente para continuar, para aliviar su pronta locura, porque eso le pasaba, a cada segundo su cordura se iba, dejándolo como un completo desquiciado. Se estiró sobre su lugar utilizando cada extremo de su cuerpo, cerró sus ojos acompañando su acto y los abrió lentamente después de terminar. Se acomodó, puso sus manos en sus armas, tenía que seguir luchando. Se encorvó a la altura de su enemigo, mirando atento cada fricción de sus músculos. Frunció sus labios en una ligera frustración, el sabor en ellos eran amargos, le desanimaba con solo sentirlo, pero prefirió ignorarlo, si se concentraba en ello perdería todos sus animos.

- Una vez más, solo una oportunidad más me basta para coronarme de victoria y saciarme de pasión y orgullo - pronunció.

Como si el tiempo se detuviera escuchó su respiración agitada, escuchaba como el aire entraba y salía de él como un intruso, estaba asustado, más bien su cuerpo lo estaba. Sonrío ante esto, le pareció una idea absurda.

>> Kim SeokJin ¿Acaso tienes miedo? - dijo una voz en su cabeza.

- ¿Miedo? - río con sarcasmo manteniendo una ligera sonrisa - Nunca en mi vida supe el significado de esa palabra - centró su vista, sus pupilas se dilataron ansiosas, su boca se abrió - ¡A jugar!

Izquierda, derecha, izquierda, derecha, arriba, arriba, arriba, abajo, derecha, izquierda, salto. Su misión era saltar cada plataforma echa de tierra que flotaba desafiando las reglas de la gravedad. Claro que las misma eran maliciosamente aplicadas a él.

- ¡Oh! - salto - ¡Oh! - otro salto - ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! - avanzó con rapidez.

Tac tac tac tac, se escucha provenir del teclado, golpeándolo sin piedad.

- ¡Oh!... ¡Oh!... concentrado, con cuidado - se aconsejó.

Tanto así se había mantenido que de un momento a otro ya se encontraba donde anteriormente había perdido. Comenzó a saltar despacio, concentrado y paciente, tal así que una pequeña gota de sudor caía sobre su cien.

- Uno más, concentrado SeokJin, uno más y ganas esto.

Suspiró lentamente sin mover ningún músculo de sus dedos, sin quitar la vista del monitor.

- Vamos SeokJin, vamooosssss.... y.... ¡Salta!... ¡AHHHHHHH! - gritó nuevamente ante su desgracia, justo en el momento que presionó el botón, su celular sonó sobre el escritorio por una llamada entrante asustándolo.

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