Nicolás miraba como terminaba de acomodarme en la camilla, un poco sentada y no tan recostada como antes. Estaba parado firme a mi lado, yo lo miraba en ocasiones y él parecía cuidar por cada movimiento que tenían los médicos sobre mí. La habitación se fue vaciando y solo quedamos mi hermano, Ricardo y yo.
- ¿Cómo le salieron los estudios? -preguntó Nicolás-
- Bien, Nico -le sonrió el doctor- le sacamos los dos yesos, los huesos soldaron bien -enumeró- las tomografías salieron perfectas -concluyó-
- ¿Cómo seguimos ahora?
- Bueno, primero que nada, con tranquilidad, como siempre -lo miró- desde el punto de vista físico, ya hablamos con Mia -me miró- kinesiología para volver a darle movilidad al cuerpo y los medicamentos que viene tomando -asentí- y lo que tiene que ver con la amnesia, lo está llevando muy bien. Con ayuda de la psicóloga las evoluciones van a ser mejores y más constantes -concluyó- me tengo que ir a guardar los estudios en tu historia clínica, linda -avisó- ¿los dejo un rato solos? -asentí, y después de darle una mirada a Nicolás, salió-
El recién mencionado se sonó los dedos con nerviosismo. Las respiraciones se escuchaban en la habitación. Lo miré, esperando que diga algo, él, hizo lo mismo.
- ¿Te puedo abrazar? -preguntó en un susurro, en sus ojos había tristeza y ansiedad. Asentí sin dudarlo mucho tiempo, parecía que cada segundo que pasaba callada era una tortura para él-
Con cuidado, pasó los brazos por los costados de mi cuerpo e, inclinando el suyo hacia mí, me apretó contra él. Coloqué mis manos en sus brazos y los apreté con la poca fuerza que tenía. Lo sentí suspirar muy fuerte, como cuando alguien está por llorar, lo que me hizo alejar mi rostro de su cuerpo para mirarlo; sus ojos estaban a punto de soltar lágrimas.
- No llores -le pedí, con una media sonrisa, él soltó mi cuerpo para pasar su pulgar por sus ojos-
- Es de emoción -contestó sincero- no sabes lo que te extrañé -confesó-
- ¿No te dejaban pasar?
- No, me decían que te estás acostumbrando a gente de a poco y me tuvieron ahí todas estas semanas. Te vi dormida nada más -rio apenas mientras me acariciaba el pelo- ay, mi chiquita -dijo por lo bajo, yo le sonreí. Me sentía segura a su lado-
- Mamá me habló un poco de vos. Me dijo que éramos muy unidos y que nos queríamos mucho -expliqué-
- Si -asintió con una sonrisa en la cara- cuando me viste me reconociste, ¿te acordaste de mí? -preguntó-
Lo miré por unos segundos, callada. El recuerdo que trajo su nombre a mi cabeza no precisamente era algo que pudiera compartir con alguien. Me daba miedo que piensen que me estaba volviendo loca, o incluso mintiendo. Él me observó con intriga y con paciencia, lo que me dio tranquilidad.
- ¿Mia? -insistió-
- ¿Puedo contarte algo, sin que le digas a nadie? -susurré, con temor a su respuesta. Él, asintió sin dudarlo- supe quien eras cuando te escuché hablar -expliqué- tu voz me hizo acordarme una conversación que, creo yo, tuvimos en algún momento y donde yo te decía Nicolás -concluí, su rostro estaba sereno y asentía lentamente-
- ¿De qué hablábamos? -bajé la mirada- Mia, podés decirme cualquier cosa. Soy tu hermano, te quiero, podés confiar en mí.
- Vos me decías algo parecido a lo de recién -lo miré- estábamos discutiendo -tragué- yo estaba enojada porque no querías que esté con alguien y vos me decías que eras mi hermano, que me querías y que lo hacías porque querías lo mejor para mí -su cara se quedó seria, su semblante era nulo y me observaba con una mirada indescifrable. Esperé unos segundos y lo llamé- ¿Nico? -susurré. Suspiró con pesadez-
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Enseñando a Mia.
FanfictionMia; nombre propio de origen hebreo. Significa la elegida, la amada por Dios, de naturaleza emotiva, diligente, cuidadosa, expresiva y consecuente. Mia era mucho más que la suma de estas simples cualidades, era idealista, sensible y amable en su tra...