1. "Caricias"

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Sólo podía ver como una mujer vestida totalmente de blanco revisaba todo a mí alrededor. Movía cables que me conectaban por muchas partes de mi cuerpo a extraños aparatos que hacían un ruido molesto, leía las etiquetas de los mismos para luego transcribirlo a su anotador, sostenido por una de esas típicas tablas de oficina.
Miré hacia mí alrededor. Me sorprendía lo blancas e inmaculadas que podían ser las paredes, las cortinas, las sábanas que me cubrían y hasta el techo. Sabía dónde estaba, sabía que era un hospital, o una clínica, pero no entendía por qué.

Gran parte de mi tenía miedo, me decía que tenga calma, que observe, que sea analítica, cuidadosa con cada movimiento y, en cierto punto, precavida. Estaba raramente tranquila. La camilla se había reclinado un poco por lo que me encontraba sentada, un tubo transparente que empezaba en una bolsa de líquido y terminaba en mi vena me impedía mover el brazo, el otro estaba envuelto en un yeso, desde el final de los dedos hasta más arriba del codo. Sentía una molestia debajo de mi nariz, la moví lentamente y note que algo también la surcaba por debajo. Mi pelo caía levemente por mis hombros, las puntas estaban abiertas y alborotadas, y ese color era mucho más claro del que recordaba.

Recordar.

No podía dejar de observarme, cada cosa que veía en mi era nueva, distinta. No entendía por qué estaba acá, ni como, cuando o bajo que términos llegué, o quien me trajo. Las únicas dudas que revoloteaban por mi cabeza, que debo afirmar dolía, y mucho. Mis parpados estaban pesados, como si tuviera sueño. Pasé la lengua por mis labios que estaban secos y ásperos, duros, cortados. Ardió un poco, pero nada podía compararse con el maldito dolor de cabeza que me pide a gritos que mis ojos se cierren.

Gritos, gritos. Discusiones, gritos incompresibles.

Pero en el fondo, una pequeña parte de mí me gritaba que salga, que corra, que pregunte, que no me calle. Gritaba por saber, por bajarme de la camilla y buscar algo, alguien. Buscar, encontrar, gritar, recordar.

- ¿Cómo te sentís? –la mujer me cortó sorpresivamente, lo que me hizo asustar- tranquila, estoy acá para ayudarte –me sonrió levemente, pero no me inspiró nada de confianza- vos decime que te duele, o que te molesta. Vamos a hacer todo para que estés lo más cómoda posible, linda –suspiré intentando controlar ese golpeteo insoportable que había en mi cabeza. La miré, sin saber que responderle, como decirle que me ayudara, que era lo que me dolía- ¿podes decirme? –el único movimiento nato que escapó de mi fue mover la cabeza hacia ambos lados- bueno, espera acá, ahora viene el médico y te va a ayudar. Tranquila –volvió a sonreírme y quería pedirle que no se fuera, que me ayude porque este dolor de cabeza me estaba apagando-

Pasé un rato sola, no podía medir el tiempo porque no sabía ubicarme. Todo parecía confuso aún, tenía muchas preguntas pero la controlable desesperación no quería salir de mi mente.

- Buenos días –una voz masculina irrumpió el insípido silencio, viré mis ojos y vi un señor alto, con el pelo blanco, con un traje blanco, igual que todo, como no- ¿cómo estás, bombón? –su tono era demasiado amable, muy simpático- ¿cómo te sentís? –agregó-

Suspiré profundo, de nuevo las palabras parecían recorrer con fuerza todo mi cuerpo y desaparecer en mis labios. Mi boca entreabierta debía hacerme parecer una estúpida, pero no sabía cómo decir todo lo que me pasaba.

- A ver –se sentó a mi lado mientras me observaba fijamente- empecemos de a poco –enunció, yo lo miraba y escuchaba atenta- mi nombre es Ricardo Cavalcanti, soy tu médico.

Ricardo, letra r. Apreté fuerte mis ojos, y volví a mirarlo.

- ¿Te suena mi nombre? –volví a negar con la cabeza, siendo lo único que podía hacer- bueno, a ver –leyó algunas hojas que traía consigo, sus ojos subían y bajaban por las mismas y, a veces, escaneaban sectores de mi cuerpo- rotura de cúbito y radio del brazo izquierdo, traumatismo en el tobillo derecho –volvió a mirarme- y traumatismo de cráneo leve –sonrió- que golpecito te diste, eh.

Enseñando a Mia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora