Prologo

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- ¿Ya no me quieres más? - fue mi pregunta, de tono burlón, jugando con el, como a menudo lo hacíamos cuando hablábamos por teléfono. O mejor dicho, cuando hacia mis monólogos por teléfono.

- No - me contesto limpiamente, sin posibilidad de replica, sin lastima, sin rodeos.

- ¿Y por qué estoy hablando por teléfono contigo, si no me quieres? - le seguí el juego. Decidí hacerlo, porque aunque él no se hubiera dado cuenta, sus palabras habían sido un golpe frío en la base de la nuca y quería engañarme pensando que había sido algo momentáneo, algo que acarrearía una pronta reconciliación.

- ¿Necesitas que te quiera para poder hablar conmigo? 

Esa respuesta fue más de lo que yo podía esperar. Fue tan rápida, tan inmediata que pude darme cuenta que traía una carga mas antigua de lo que yo pensaba. Me pareció increíblemente inusual que me contestase más allá de sus fríos y a la vez tan nuestros monosilábicos. Y a una pregunta inesperada, una respuesta poco elaborada y con varias posibilidades de replica amargada y cínica.

- Si - le dije. Luego hice algo de lo que no me arrepiento, aunque se que aveces puedo ser algo impulsivo (bueno, bastante impulsivo) Le colgué. Lo deje esperando mientras dentro de mí se revolvía la desesperanza, un sentimiento de perdida. Sentía como si lo hubiese matado. Pero fue peor que eso. Lo estaba perdiendo definitivamente, como lo venia temiendo durante ese último tiempo.


Continuara.....

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