Capitulo I

423 28 0
                                    




Todos lo saben, nosotros nos peleamos desde que nos conocimos. Éramos tan diferentes e iguales a la vez, debe ser por eso que secretamente congeniamos tan bien. Quizás fue idea mía, como lo es siempre que conozco a alguien nuevo: ese ser me resulta maravilloso desde el momento en el que vuelca un mínimo de atención en mí. Desde que él fijo su atención en mi, ya fuese discutiendo conmigo, pegándome, insultándome, yo no pude apartar mi mente de su imagen. Lo veía como a alguien misterioso, intrigante y de pronto me vi envuelto en una relación sin respuestas. YO daba todo por esa relación, YO siempre buscaba, YO intentaba, hasta que no pude más. Sentí que todo era en vano, igual que en otras ocasiones me había ocurrido con Haruko, o con otras chicas. Hasta ese día, ese lejano día en que el teléfono sonó en mi casa. Cada que el teléfono suena en mi casa, juego a que suena por mí, a que es esa persona a la que tanto espero. Es por eso que no tengo miedo en atender, porque se que no es así. Sin embargo, esa vez fue terrible para mí darme cuenta que era él, porque no supe que decir. Unos minutos estuve nervioso, los otros intente ser inteligente en mis respuestas: intente insultarlo con clase, y creo que así nació nuestra amistad-odio como todos la conocen. Aunque nadie la conoce como este pacto compartido en el que nos comprometemos a molestarnos sin lastimarnos, refugiándonos el uno en el otro. Lo malo era que de vez en cuando él se olvidaba de ese pacto y jugaba diciendo cosas, las que fuesen y por mas mínimas que fuesen, que me herían en lo más profundo.

Pero ese día hable con él porque ÉL quiso. Cuando colgué el teléfono, me sentí Dios.


Continuara....

TonosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora