❝ Le dernier des Mohicans ❞.

• Capítulo V.

• Capítulo V.

En una habitación del Fuerte William Henry estaba una castaña ordenando un poco la alcoba mientras tarareaba con júbilo una canción. Después del momento tan romántico que había pasado con su amado mohicano no había sitio para sentirse abrumada o deprimida por algo, él sólo hecho de estar con él y pertenecerse mutuamente era suficiente para ser feliz toda una vida. King era el hombre más apuesto y dulce que había conocido, era el único con el que realmente se sentía cómoda y en el único que podía confiar para cualquier cosa; verlo provocaba que su piel se erizara y sus latidos aumentaran al igual que el color de sus mejillas, era algo que jamás había sentido con nadie hasta que lo conoció y terminó prendada de él. Le encantaba absolutamente todo de él, era muy distinto a los hombres británicos con los que toda su vida había convivido, él a diferencia de los caballeros ingleses era muy cohibido y amable hasta la médula, siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara y no hacía la vista gorda a los problemas. Luchaba por lo que amaba sin temor a salir herido o muerto, era un hombre tímido pero valiente y muy noble, cualidades dignas de admirar en un hombre considerando que la mayoría hoy en día eran cobardes y sólo sabían presumir sus fortunas o rangos para conquistar mientras que el mohicano no tenía nada que presumir, él logró conquistarla por ser simplemente él.

Diane estaba de lo más alegre repitiendo una y otra vez el momento con su adorado hasta que la puerta se abrió apresuradamente, revelando la figura de Howzer Heyward.

-¡Diane, que bueno encontrarte! Lamento haber entrado así, es sólo que quería hablar contigo... -se excusó el militar.

-Hay mejores maneras de solicitar una charla, Howzer -dijo sin inmutarse.

A simple vista se notaba que la castaña estaba contrariada y nada complacida por la visita repentina del hombre que había interrumpido sus pensamientos sobre el mohicano al que amaba. Howzer sólo carraspeó arrepentido por su manera de aparecer y se limitó a cerrar la puerta con cautela, ignorando olímpicamente la evidente molestia de la mujer.

-Lo siento, tienes razón no fue la mejor manera de entrar -se disculpó apenado-. ¿Podríamos hablar?

-Dime sin rodeos que necesitas -respondió sin más.

-Lo único que quiero sabes es tu respuesta. Sé que con todo lo que ha pasado no has tenido tiempo de pensarlo, pero yo ya no puedo seguir así, tu padre siempre me interroga sobre ti y sobre lo que respondiste a mi propuesta y yo ya no sé qué cara poner o qué decirle cuando me pregunta por eso.

A pesar de saber que tendría que responder no pensó que le tocaría hacerlo tan pronto. Sabía que eso le dolería a Howzer pero no había otra opción, ¿para qué ilusionarlo si ella ya tenía a alguien más en su corazón?

-Te prometí una respuesta, y lamentablemente esa respuesta es un no. Lo lamento, no puedo casarme contigo.

El rostro desencajado del varón habló por sí sólo. La fémina no estaba tampoco muy complacida por herir los sentimientos del militar, pero no se podía hacer nada si ella amaba a otro hombre, sólo le quedaba ser honesta y librar a Howzer de hacerse falsas ilusiones con ella.

-Lo entiendo, discúlpame por importunarte. Buenas noches, Diane.

No tuvo tiempo de decir o hacer algo ya que así como llegó el rubio abandonó la alcoba. A ella también le dolía haber dado semejante rechazo a un hombre que consideraba un amigo cercano, su intención jamás fue lastimarlo. Quizá de haber estado en otras circunstancias habría podido corresponder los sentimientos que él profesaba hacia ella, sin embargo las cosas no siempre salían como se planeaban.

«Lo lamento tanto, Howzer» pensó para sí.

Lo más seguro es que no podría dormir esa noche por el arrepentimiento. ¿Por qué tenía que ocurrir eso justo ahora que se sentía eufórica por sus sentimientos recíprocos por King? Tendría que estar muriendo de la emoción ahora mismo, pero no podía permitirse sentir felicidad tras haber roto el corazón de alguien. La culpabilidad la carcomía lentamente, pero en el fondo sabía que había hecho lo correcto, había hecho bien en decirle a Howzer de una vez la verdad para que pudiera rehacer su vida con alguien que mereciera sus atenciones.