❝ Le dernier des Mohicans ❞.

• Capítulo VI.

• Capítulo VI.

Al día siguiente.

En el despacho de Bartra Liones todo era un caos. Ni bien la mañana estaba concluyendo cuando la hija menor de éste entró hecha una fiera a la oficina de su padre y azotó las manos en el escritorio, fulminando a su progenitor con la vista.

-¿Puedes explicarme por qué han arrestado anoche al joven Harlequin? -preguntó sin rodeos.

La castaña se había enterado la noche anterior sobre el arresto de su amante por boca de su hermana, que le había contado todo lo que había visto y lo que Meliodas le había contado. Elizabeth había visto a Howzer tramando algo la noche anterior, inclusive lo había escuchado murmurar que alguien pagaría caro mientras iba camino al despacho de su padre y después se enteró por boca del rubio del arresto de su hermano menor, fue así que indecisa y temerosa le contó todo con lujo de detalle, llevándola hasta ese punto donde estaba furiosa y solicitaba respuestas inmediatamente, puesto que no pensaba dejar que Howzer se saliera con la suya, por más despechado que estuviera nada le daba derecho a perjudicarla a ella y a Harlequin. ¿Quién se creía ese idiota?

Por su lado el militar atinó a abrir los ojos completamente perplejo por la actitud que mostraba ante él su hija menor. Si bien era su retoño más problemático eso no quería decir que se esperaba una reacción como ésa de plantarse frente a él agresivamente para cuestionar su trabajo.

-Eres una señorita Diane, no tienes motivos para entrar y actuar como la mujer vulgar que fue tu madre -reprendió con dureza.

Diane hizo un gran esfuerzo por aguantarse semejante humillación de parte de su propio progenitor. No era un tema a discusión en ese momento, la vida de su amado peligraba, no era momento de discutir sobre su progenitora, a la que consideraba una buena mujer dijera lo que dijera su padre sobre ella.

-No voy a discutir ahora contigo sobre mi madre, sólo quiero una explicación razonable para esto -exigió.

-Ahora mismo estoy demasiado ocupado para prestarle atención a un tema tan insignificante como el arresto de un indio. Los franceses nos pidieron la rendición y Webb no envía refuerzos para hacerles frente, ¡entiéndelo!

-¡No, tú entiéndelo! ¿Qué tan difícil es decirme padre? ¿O acaso las falacias que Howzer te contó sobre Harlequin ya te lavaron el cerebro? -inquirió con dureza.

En ese momento se escuchó un golpe sonoro. El rostro de Bartra denotaba enojo en su más alta expresión mientras el de Diane reflejaba decepción. Su propio padre la había golpeado frente a Howzer, era obvio que estaría profundamente decepcionada del hombre que se decía llamar su progenitor.

-Te atreves a venir e importunarme para salvarle la vida al indio que tienes por amante, ¡eres igual o peor que la ramera de tu madre! Más te vale largarte. No quiero verte -dijo duramente.

-¡Eres un miserable, Howzer y tú son de lo peor! -gritó, para abandonar el despacho.

Salió hecha un llanto de ahí, ignoró a todos y todo, en esos momentos deseaba estar sola y descargar su frustración cómodamente, motivo por el que se encerró en sus aposentos y lloró abrazando el retrato de su amada progenitora, a quien Bartra consideraba una cualquiera por la misma razón que ella; Ada Liones fue una mulata que su padre conoció en un viaje que hizo al Caribe, por increíble que pareciera a Bartra le había gustado y claro, siendo un viudo con una hija pequeña no le pareció mala idea casarse con ella. De esa unión nació Diane o al menos eso se creía en un inicio, puesto que la realidad era que Ada se había estado viendo con otro hombre de origen desconocido, siendo Diane hija biológica de él. Claramente Baltra se enfureció al saberlo y no quiso saber nada más, por lo que dejó morir a Ada cuando cogió una enfermedad mortal, negándose a pagarle tratamiento y haciendo pasar como hija suya a Diane.