Track 07

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The Mortician's Daughter – Black Veil Brides.




Y allí estaba Frank, en medio de su gira promocional por su tercer álbum, dando un concierto en Rusia. Le encantaba ir de gira, aunque a veces fuese un poco estresante y agitado, era increíble conocer nuevos países, nuevas culturas y observar cómo había tanta gente repartida en muchos rincones del mundo que adoraban su música y que anhelaban verlo cantar en vivo sus canciones. Era todo un sueño hecho realidad, tenía todo lo que alguna vez existió únicamente en sus fantasías. Pero el único problema era que Gerard no estaba para compartir ese sueño con él. De hecho, la idea de volver a Rusia le causaba cierta melancolía, porque él estaba a punto de partir a dicho país cuando vio a Gerard por última vez.

Por una parte, no podía estar más orgulloso de que todo su trabajo en la industria musical hubiera dado frutos. Sin embargo, era imposible olvidar a Gerard Way... ¿Cómo olvidarlo? Si él era el dueño de todas sus primeras experiencias, fue la primera persona que alimentó su cabeza de sueños e ilusiones, fue quien lo acompañó en los primeros pasos que dio en su carrera musical.

Habían pasado tres años desde la última vez que había visto a su enamorado y, aun así, lo recordaba como si hubiese pasado tan solo un día desde aquella noche que se despidieron en un aeropuerto.

Durante otra noche más, podía abrir sus pulmones y sacar todas esas canciones que no eran más que historias de los momentos más trascendentes de su vida y sentimientos, mayormente pesimistas, con los que cualquiera podría identificarse. Frank era un mar de nostalgia cuando tenía que cantar las canciones más antiguas, porque en el proceso creativo estuvo Gerard. Cantaba esas canciones miles de veces y miles de veces lo recordaba.

Luego acaba el concierto, tenía la oportunidad de reunirse con fans, firmar autógrafos y escuchar a alguno que otro contarle la historia de cómo su música le ayudó en momentos difíciles, cosa que él amaba escuchar porque sentía que estaba haciendo algo bueno por el mundo y, por ende, se motivaba a escribir más letras que dieran a sus fans ese mensaje de "no estás solo, alguien te entiende".

Y al terminar con la larga jornada, podía ir a un buen hotel a descansar, orgulloso de haber dado otro buen show. Pero cuando estaba a punto de dormir... Allí estaba siempre Gerard. Perdido en camas de hotel, siempre sentía su tacto. La nostalgia era un dolor que lo visitaba casi todas las noches, era imposible no tener recuerdos vívidos de él, porque el marco fotográfico de su memoria, donde aparecían él y Gerard sonrientes y enamorados, aún no se había empolvado, y quizás nunca lo haría. Pasarían un millón de años y, aun así, seguiría diciendo su nombre, porque Frank amaba a Gerard más de lo que podía gritar.


...

Gerard, después de haber estudiado en Nueva York, terminó estableciéndose en dicha ciudad, ya que, después de todo, podía trabajar allí cómodamente haciendo lo que siempre soñó. Si alguna vez quiso irse a Los Ángeles, fue sólo por Frank... A veces se sentía tonto por esperarlo. Frank, para él, se había convertido en un recuerdo dulce y hermoso de su adolescencia, un eterno recordatorio de que siempre es bueno luchar por poder lograr algo bueno haciendo aquello que realmente te apasiona. Frank era un recuerdo de perseverancia, y también de un amor muy puro y casi utópico. Ya no podía ser nada más que eso... Ahora era un ser totalmente lejano e inalcanzable... Y aun así, Gerard sentía que podía esperarlo pacientemente por toda la eternidad si hacía falta.

A pesar de tener su vida hecha, a pesar de que incluso estaba saliendo con un chico, su amor por Frank no se había oxidado.

Después de todo, el amor que Frank le había ofrecido no se parecía en nada al que sentía por Bert, el chico con el que ha empezado a salir, porque su nuevo amor era más pasional y lujurioso, también era dado a las palabras, se podría decir que él y Bert tenían una buena comunicación y todo eso, pero no era para nada lo mismo. Él consideraba que tal vez el amor adulto era así; más "monótono", más dado al sexo y no a aspirar un "para siempre" que probablemente no llegaría. Las ilusiones no estaban.

Listen Up!; FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora