04. Cynthia.

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Una semana después de mi llegada Brighton, mi tía Mandy me había conseguido un trabajo en una panadería cerca de casa. Y aunque al principio fui un poco reacia ante la idea, acabé aceptando; al fin y al cabo estaba viviendo de gratis en su casa.

La realidad era que mis tíos estaban bastantes preocupados; casi no hablaba, y comía lo justo. No he salido de mi cuarto en estos siete días, y es algo inquietante para ellos. Y era normal. No tenían ni puta idea de lo jodida que estaba mi vida.

Así que hoy, Lunes, me dirigía a lo que sería mi primer día de trabajo.

Eran las ocho de la mañana, y menos mal que decidí abrigarme mucho, hacía un frío de cojones. Vestía básica: jeans negros ajustados, un jersey bastante gordo a juego y el plumas negro que recibí como regalo una de las navidades pasadas.

Caminaba con los auriculares puestos con la esperanza de conseguir calmar un poco mi mente, no sentía nervios ni inquietud ante la posibilidad de tener una jefa imbécil o un jefe corto de mente.

Tan solo caminaba decidida, y quiźas se debía a que en esta última semana los pensamientos de venganza habían estado más presentes que nunca. Había hecho tantos planes en mi cabeza que no había conseguido dormir más de tres horas diarias.

Y luego me preguntaba por qué mi cara parecía la de un fantasma.

Tras diez minutos de caminata llegué a lo que sería mi nuevo trabajo.

Observé la fachada de la pequeña panadería, y llegué a la conclusión de que me gustaba.

Realmente era bonita. Tenía un aire antiguo, pero a su vez, los colores vivos del cartel de Tin's -el nombre de la panadería- le daban un toque moderno.

Suspiré, y abrí la puerta.

-Hola, soy Bianca Brooke- me presenté ante la señora que estaba tras la barra- soy sobrina de...

-Lo sé. Sobrina de Mandy, ¿Verdad?-preguntó. Asentí como respuesta y dándome una cálida sonrisa  comenzó a presentarse- Yo soy Cynthia, soy la dueña de este pequeño sitio, y por lo tanto, tu jefa.

>>No temas, no me como a nadie. Además, mis clientas dicen que soy muy tierna-pausó- aunque, entre tú y yo, yo no me considero una mierda de tierna. Bien, aquí tienes el delantal, -me tiró un pequeño trapo negro y mientras ella comenzaba a explicarme todo, me lo puse- esto es la barra, y ahí esta la caja registradora. Espero que se te den bien los números, puesto que no es la caja más moderna del mundo. Mira, aquí detrás tienes los panes; tendrás que aprenderte muchos jodidos nombres, así que yo empezaría ya. Dentro de esta puerta está el almacén y el aseo, donde puesdes ir a cagar si te entra cualquier apretón, y oh, se me olvidaba, las propinas debes dejarlas en este tarro de aquí -señalo un tarro transparente lleno de monedas donde había una pegatina que ponía "propinas"- y eso es todo de momento.

La apariencia de Cynthia no combinaba para nada con su personalidad; ella daba la impresión de ser una abuelita tierna, que cuida a sus nietos y les quiere con locura. Pero, joder, estaba claro que las apariencias engañan; esta señora era toda una mal hablada.

-Vale, creo que lo he captado todo- respondí con una media sonrisa.

-eso espero, niña.

Cuatro horas después, caminaba de vuelta a casa. Cynthia me había dejado salir una hora antes debido a que era mi primer día, y según ella, no quería agobiarme.

La verdad es que se lo agradecí con una sonrisa para nada falsa, y salí de allí tan pronto como se dice "Adiós". El día había estado intenso; Cynnthia no paraba de seguirme allí donde iba, y no paraba de supervisar los cambios de los poco pedidos que había podido atender.

Entiendo su desconfianza; no me conoce de nada, y con esta cara parece que tenga serios problemas mentales. Tan solo tenía la referencia de mi tía Mandy, donde seguro había puesto mi nombre por los aires. No le culpo, tía Mandy siempre había sido positiva y cariñosa, por eso cuando intentaba emparejar a su pequeño Ayrton de quince años con la hija de su vecina, la madre quedó encantada con la descripción que había obtenido del pequeño de la casa Brooke y no tardó en armar una cita para su hija con él. Cabe destacar que esa cita fue un desastre; ella volvió medio llorando y el jugando con el teléfono móvil. No le había hecho ni puto caso en toda la tarde.

Así que, aquí estoy, sola. De camino a casa de mis tíos, donde seguramente recibiré un bombardeo de preguntas sobre como me había ido mi primer día.

Suspiré al pensar en lo que se venía, y me compadecí de mi misma.

-Ey, primita- escuché a mis espaldas.

Giré mi cuerpo y encontré el rostro de Ayrton.

-Hola -saludé.

No estaba solo. A su lado se encontraba un chico que supuse que era de su edad; bastante atractivo, la verdad. Tenía ojos marrones, y el pelo castaño. Vestía con unos vaqueros y un polo de lo que supuse que era una marca de gama alta. Me parecía familiar, pero no encontraba ningún recuerdo donde él estuviera presente.

-¿No vas a presentarme? -preguntó aquel chico.

-Si, perdóneme usted- dijo mi primo con un toque de ironía- esta es Bianca, mi prima pequeña. Y este es Adam "idiota" Malson, ¿Contento?

¿Malson?

-Mucho -respondió a mi primo antes de volverse hacia mi- encantado, señorita.

Sin dejarme responder, se lanzó sobre mi y me dio un beso en la mejilla derecha.

Mi puta vida; era un Malson.

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