Día Uno

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No fue un beso como cualquiera, fue uno de esos donde dejas de usar los labios y das espacio al corazón, uno de esos donde quisieras que el mundo se detuviera para morir ahí

•••

Magnus bajo del taxi tomando camino hacia el pequeño muelle sobre la playa, suspiro la sal en el aire sintiendo un zoológico en el estomago. Sus ojos se cerraron un momento mientras sus manos temblaban al ritmo de su frenético corazón... recordaba cada rose, cada toque le atravesaba la piel.

Su vista se borro con rapidez sintiendo un enorme nudo en su garganta. El luchaba, realmente lo hacia.

Estaba realmente frustrado con la situación, el hombre de su vida no deseaba estar más con él y no había podido hacer nada por sus hijos... estaban devastados al ya no tener ah su padre en casa.

Todavía lo recordaba, todavía dolía.

Después de tantos tropiezos Magnus había estado completamente seguro de Alec, jamás había anhelado tanto algo, alguien, en su vida.

Miro el mar tratando de distraerse, la leve brisa atraída por las ráfagas del viento golpeando su cuerpo sin cesar y entonces lo recordó, el momento impregnado en su ser por completo.

Las manos de su aún esposo sobre sus caderas, sus respiraciones mezclabas dándole calor y aquel deseo inminente de querer chocar los labios con él otro. Esa noche tuvieron su segunda cita en aquella playa, caminaron hasta el muelle admirando las estrellas y cuando el moreno tropezó su chico lo había sostenido con unos grandes reflejos...

Entonces no se resistió

Fue él quien lo beso, Magnus

Lo sujeto del cuello con suavidad y en un movimiento rápido ya lo tenía sobre sus labios mordiéndolo con delicadeza, había sentido su cuerpo en llamas, sus piernas temblaron y su corazón se aceleró. La lengua del más alto lo invadió tiempo después y sólo se separaron ah la falta de respirar.

No había sido el primer beso del chico... pero con ese acto había sentido que nunca tuvo uno antes.

- Fue aquí donde nos besamos por primera vez - no tuvo que voltear para saber que era él, conocía su olor ah la perfección

El ojiazul no dijo nada, ni siquiera lo miro, se acerco con cautela enredando sus brazos por su cuello, el otro vaciló antes de posar una mano sobre su cabello y la otra en su espalda.

Cuando el más bajo comenzó ah sentir como las lágrimas se acumulaban optó por separarse y salir del lugar.

•••

Una pequeña probada de lo que es la historia. Espero que les guste.

Planes de divorcio - MalecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora