Capítulo 13

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Ya habían pasado cuatro días desde que ocurrió aquel accidente. Puede que estuviese siendo una exagerada al no hablarle a Sora durante tanto tiempo por una pequeña tontería pero odiaba que me tomase como broma, sentía que todo lo que habíamos conseguido acercarnos no había servido de nada.

-Buenos días, __- Saludó Shiro encima de las piernas de Sora con su típica expresión neutra. Le devolví el saludo y, nada más mirar al chico, comencé a caminar a la cocina. No me apetecía hablar con él.

Me preparé un vaso de leche solamente, aquella mañana no me había levantado con hambre. -Oye, ¿cuánto tiempo vas a seguir así conmigo? -Me preguntó el castaño, al que ignoré. -Supongo que todavía me queda mucho tiempo- Susurró entre suspiros, aún así lo llegué a escuchar. Lo que más odié fue que no pude evitar sonreír.

-__- Miré a la pelo morado. - ¿Quieres ver cómo somos Sora y yo cuando nos separan, en realidad? -La verdad es que la curiosidad me entraba en aquel tema ya que, cuando estos dos se vieron obligados a estar separados, pudieron sobrevivir el uno sin el otro, sigo sin entender el cómo todavía. Asentí. -Bien, cógeme y llévame a la otra esquina del comedor.

La cogí e hice lo que me pidió, a los segundos fui a hablar cuando veía que no pasaba nada. Miré a Shiro, quien estaba totalmente pálida en el suelo entre pequeños temblores. -Nii... Nii... ¿Dónde estás, Nii?

Me alejé de ella para ver que empeoraba, ahora parecía que hasta la casa perdía su color. -Sora... -Me quedé callada, con la boca abierta, nada más notar como este parecía tener un ataque de epilepsía mientras susurraba el nombre de su hermanita. << ¿¡Cómo narices pudieron aguantar antes si ahora están en el borde de la muerte?! >>

Me acerqué corriendo a Sora, quien no dejaba de temblar con una expresión asustada, y le acaricié la espalda. -Sora... Hey, tu hermana está allí. Oye, mírame- Susurré con cariño. El chico fue tranquilizándose poco a poco hasta quedarse quieto, mirándome de una forma que ni yo podría comprender.

Estaba sorprendida, había conseguido que Sora se tranquilizase.

-Shiro, ven, acércate- Seguí susurrando cálidamente, sentía que si gritaba volveríamos a lo mismo de antes. La chica se fue acercando a nosotros dejando de lado su ataque de pánico, ¿cómo estaba logrando esto?

A los segundos, después de estar un rato tranquilizando a los hermanos con leves caricias mientras estos apoyaban sus cabezas en mis piernas, decidí preguntarles. - ¿Por qué conmigo no os pasa nada de esto?

Ambos se miraron antes de contestarme. -Al parecer contigo podemos sobrevivir también- Empezó Shiro.

-Desde el día que te conocimos fuimos cogiéndote cariño hasta ahora, por eso creo que he podido aguantar el vacío que sentía sin Shiro, aunque la siguiese echando de menos- Siguió Sora. -Si no fuera por ti creo que nunca nos habríamos sentido cómodos con nadie más que nosotros mismos.

-Chicos... -Susurré emocionada. -Si esto era una táctica de las vuestras para que dejase de estar enfadada... ¡Os ha funcionado! -Ambos rieron y me abrazaron.

- ¡__-chan es tan adorable~! -Canturreó Shiro a lo bajo. -Me encantaría verte disfrazada de neko maid~.

-Ooh, se me ha ocurrido una nueva apuesta- Sora sonrío perversamente.

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-Maldito par de hermanos pervertidos- Susurré con una lágrima recorriendo mi mejilla. - ¿¡Por qué me hacéis esto?!

-Estás genial, no te preocupes- Dijo Sora con un pulgar en alto y un pequeño derrame nasal. -Cásate conmigo.

- ¡Que te jodan! -Grité tirándole una zapatilla.

La chica gamer (Sora y tú) [ACABADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora