Capítulo 1

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—Cata, para un poco, solo quiero bailar

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—Cata, para un poco, solo quiero bailar.

Estaba siendo arrastrada por todo el lugar desde hace más de una hora. No habíamos ni terminado de atravesar la puerta del local cuando ya estábamos con una bebida en la mano y caminando sin dirección aparente. Era atravesar el tumulto de cuerpos sudorosos pidiendo disculpas por cada empujón mientras mi amiga continuaba arrastrándome en su expedición.

Nunca entendí el sentido de recorrer un baile tipo feria. Está bien, era genial para llenar el ojo, pero entre la oscuridad, las luces intermitentes y mi miopía, poco ojo estaba llenando. Era un estado borroso de cuerpos indescriptibles y luces estroboscópicas. No tenía experiencia directa, pero seguro se asemejaba a cuando estabas colocado de pastis, me sentía como si estuviese en el medio de un viaje de éxtasis.

No debí haber dejado mis lentes en casa. Parecía una idea genial en su momento. Me vi en el espejo y simplemente no pude ponerme las gafas. Me daba flojera arreglarme cada día, apenas una máscara de pestañas y un poco de brillo labial si estaba de buenas y con tiempo extra. Hoy, mi amiga se había tomado el tiempo y la dedicación de hacer un espectacular maquillaje, era mucho trabajo y no quise arruinarlo. También me sentía hermosa con todo este maquillaje, menos la yo normal y más una chica sexy.

La miopía era una perra, no me deja disfrutar de este momento. Mi rubia amiga continúo cinchándome del brazo por el lugar ignorándome por completo, seguramente no me había escuchado en lo más mínimo con el volumen de la música, pero eso no hizo que me sintiera menos ignorada.

La chica tenía potencia, en sus pocos centímetros más allá del metro cincuenta podía arrastrarme como si no le sacara poco más de una cabeza. Incluso en sus buenos tacos jamás llegaba demasiado encima de mis hombros. La chica era prácticamente una extensión de mi cuerpo desde que tenía tres, pero aun así cada uno tenía sus prioridades y por mucho que la amara no podía abandonar mis botas con tacos. Eran parte de mí. Lo siento amiga, pero seguiría siendo un minions a mi lado. Upss.

—Catalina, en serio.

Me frené por completo obligándola a detenerse de una vez por todas. No entendía por qué siempre teníamos que recorrer el lugar como si fuésemos la unidad de narcotráfico en busca de drogas.

—¿Qué? —me miró por primera vez, completamente indiferente de mi berrinche.

La chica era la cosa más mona que alguna vez conocí. Tenía un parecido tal a Alicia del País de las Maravillas que asustaba. Era como si la acabasen de sacar del cuento. Los mismos cabellos rubios, los mismos enormes ojos curiosos color cielo, las mismas mejillas enrojecidas...pero en eso quedaba, no había ternura, dulzura ni ingenuidad en ese cuerpito. Nadita de eso, la chica era dinamita. Éramos un conjunto extraño que se equilibraba perfectamente.

Una canción más suave comenzó a sonar y me relaje con la música dejándome llevar y obligando a mi amiga a detenerse y disfrutar de una vez por todas—. Voy por una cerveza, ¿quieres? —interrumpió mi conversación mental a la vez que obtenía mi asentimiento. Necesitaba algo fresco, mi vaso hace demasiado tiempo estaba vacío y ya podía sentir como la transpiración comenzaba a correr por mi espalda. Asqueroso, lo sé...

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