Capítulo 4

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La noche había comenzado tranquila para lo que podría ser, pongámosle

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La noche había comenzado tranquila para lo que podría ser, pongámosle.

Los chicos llegaron de a pocos, algunos en pareja, otros con amigos y por supuesto llenos de alcohol y más alcohol. Como si consumir su peso en alcohol esta noche les diera el valor para afrontar la abstinencia durante la temporada. Las noches de fiesta con fecha libre eran una completa locura, y por más que esta fuese una velada cuasi familiar no sería la excepción.

El problema con los futbolistas era que amaban las fiestas, era como si fuese parte del contrato. Como lo rockeros tenían su sexo, drogas y rock & roll, los futbolistas tenían su fiesta, sexo y alcohol. El caso es que durante la temporada deben tachar al menos dos, aunque muchas veces, como en las concentraciones, son incluso los tres. Entonces, imaginemos, son como adictos en plena sentencia de abstinencia, y cuando les dan la libertad pareciera que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina.

Estos chicos son personas que tienen todo al alcance de su mano, son ídolos, la gente los ama simplemente porque saben patear bien una pelota. Okey es un poco más complejo que eso, pero la idea básica es esa...supongamos.

Ahora bien, también viven bajo extrema presión todo el tiempo. Siempre tiene que estar en forma, siempre tienen que ganar, siempre tienen que jugar el mejor partido de todos y sobre todo ser el emblema del macho. Lo sé, neuronas explotan en mí cabeza cada vez que lo pienso. Estúpido mundo machista, dónde la misa termina siendo el domingo en la cancha, con el coach de cura y los jugadores de dioses. Como si el "tener" mujeres al alcance de la mano, el don de manejar bien la pelota y poseer algunos millones por ello, te diese el control remoto para manejar el universo. Lo sé, rodemos los ojos juntos.

Estas fiestas terminan siendo un escape de todo, pueden disfrutar tranquilos, relajarse y no preocuparse por si hay prensa fuera, si alguien saldrá a contar sus secretos, sin críticas, sin presiones y sobre todo, sin presidente del club que amenace tu culo por tus estúpidas decisiones. Es una probadita de cómo es la vida para una persona con empleos comunes y vidas normales. A veces parecían más adolescente que verdaderos adultos, pero como que tenía cierto sentido, estos chicos nunca vivieron la típica vida de un adolescente, no había largas fiestas y descontrol, eran chicos que madrugaban, entrenaban y respiraban fútbol para poder llegar a dónde están hoy.

Los deportistas son una especie muy rara, pero nadie tiene realmente en cuanta lo difícil que termina siendo "vivir el sueño". Incluso el mundo de las fiestas, el alcohol y el sexo terminan siendo un grano en el culo cuando la prensa se entera y no dejan de criticarte en los medios, haciendo que hasta los mandamases del club torturen la mierda fuera de uno. Chicos, todos tienen sus down and up. Dejemos de idolatrar a todo el mundo, al final, son solo personas normales con trabajos atípicos.

Ciertamente, aunque pueda parecer lo contrario, no tengo demasiada experiencia directa, en el descontrol y todo ello. Mi hermano es una de las personas más centradas que conozco, sabe lo que quiere y no dejará que nada se meta en su camino, no otra vez. No es un chico demasiado fiestero, aunque no lo pareciera, no suele beber, ni es del tipo de fiesta con mujeres. Es casi un bicho raro en su propio ambiente. Lo extraño es que la mayoría de los chicos en el club tienen un descontrol controlado, muchos tienen novias, incluso familias, y casi todos son "rectos". Obviamente hay un par de descontrolados e incluso los que no conocen lo que es la fidelidad, imbéciles mentirosos hay en todos lados chicos, pero 20 de 23 mantienen la "regla de abstinencia" durante la temporada, creo que es un buen número. Si fuera su DT sería una chica orgullosa.

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