Capítulo 21 La Risa Oculta La Verdad

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Pasé lo que quedaba de día encerrada en mi habitación mirando por la ventana deseando salir pero sobre todo deseando entender el significado de mi visión. Al final, como no, me acabé durmiendo por agotamiento y un poco de aburrimiento. Al día siguiente al despertar me acordé de algo que se me había ido completamente de la cabeza. Hoy era el último día que tenía para comprar los regalos de Navidad. Fui a Hogsmeade sola poniéndoles como excusa a James y a Sirius que no podían ver lo que compraba porque era una sorpresa aunque la realidad era que no quería que me hicieran preguntas, sobre lo

de ayer. La lista de cosas que comprar no era muy larga.

“Un caldero nuevo para Snape. Unos guantes de piel de dragón y un chivatoscopio para Mike. Un libro de pociones para Lilly. Artilugios de bromas y un equipo nuevo de quidditch para James y Sirius. Dulces para Peter. Y unos anillos a juego para mis padres.” Iba repitiendo me mentalmente hasta que solo me quedaba ir a la librería a comprar el libro para Lilly. Cuando ya estaba haciendo cola vi a mi izquierda un ejemplar de los cuentos de Beedle el Bardo original, me sorprendió ver que era original porque con el paso de los años las historias se fueron cambiando para

ser más coloridas y bonitas, más para niños, pero ese hecho no me habría importado tanto si Remus no me hubiera comentado hacía unos meses que él nunca había oído ninguna de esas historias. Sin pensarlo andé hacia el libro y lo pagué junto con el libro de pociones. El camino de vuelta a Hogwarts fue igual que la ida, lento y silencioso. Al llegar al castillo fui directa hacia la sala común. Mientras andaba noté que alguien se acercaba, me tensé un poco pero decidí seguir mi camino. De golpe esa persona me tocó el hombro. Me sobresalte un poco y la persona que estaba ahí se rió de mí. Me giré para mirarlo y allí

estaba Sirius riéndose.

-Me has asustado, tonto-Le dije dándole un golpe en el codo, el cual apenas notó.

-Relájate, ni que te fueran a matar. - dijo aún divertido con la mirada perdida en el suelo.

-¿Qué haces sólo?¿Dónde está James? - dije un poco preocupada.

-Se ha ido a comprar regalos de última hora, vaya ¿eso se hereda? - dijo Sirius otra vez riendo. Lo miré a los ojos con una mirada asesina pero a la vez divertida.

-Sabes, antes hablábamos más. - dijo él. Vi por donde iba la conversación así que decidí seguir andando, aunque no sirvió de mucho ya que él empezó a andar a mi lado.

-Podríamos hablar pero tendrías que responder muchas preguntas y no te gustaría. - dije intentando hacer que perdiera el interés en hablar conmigo.

-A mi no me importaría, siempre he sido sincero contigo. - Solté una risa indicando todo lo contrario a lo que él se hizo el indignado.

-Me está diciendo usted señorita Potter que yo Le he negado alguna vez el conocimiento de la verdad sobre un asunto. - dijo dramáticamente.

-Oh vamos, todos mentimos, no me creo que

tu siempre hayas dicho la verdad. - dije sin parar de andar.

-Entonces tú me has mentido alguna vez.-dijo intentando sonar igual de divertido y dramático pero noté en sus ojos que estaba un poco dolido.

-Yo no he dicho eso. - dije un poco a la defensiva.

-Pero lo has dejado a entender. ¿Cuál fue la primera mentida? - dijo intentando seguir la conversación.

-¿Te acuerdas de cuando nos conocimos? - pregunté aunque tenía muy clara la respuesta.

-Sí-dijo como si fuera obvio, porque lo era.

-Te acuerdas que te dije que no estabas para nada haciendo el ridículo con ese traje. - dije

-Sí-dijo adivinando por donde iba la conversación.

-Ahí está la primera-dije intentando finalizar la conversación.  Al oír eso fingió que Le dolía lo que yo acababa de decir cogiendose del costado como si Le hubieran hecho una puñalada.

-Oh vamos, deja ya de hacer el tonto- dije riendome y ayudándolo a levantarse ya que se había tirado al suelo para fingir más.

dramáticamente. Cuando se levantó por fin me dí cuenta de donde estábamos, mientras

hablábamos él me había guiado hasta su habitación sin que yo me enterara.

-Eres un… un…. - no se me ocurría la respuesta correcta para describirlo.

-¿Un galán? - dijo aún divertido.

-Yo me largo- dije andando hacia la puerta. Sirius corrió hacia donde yo estaba y se interpuso entre el pomo y mi persona.

-Ahora que estamos solos me puedes decir que te pasó ayer. - dijo perdiendo el tono divertido que había mantenido durante toda la conversación.

-No - respondí de manera firme y rotunda.

-No pasa nada pero al menos déjame

ayudarte a envolverlo todo. - dijo sonando bastante sincero.

-No puedo negarme a una oferta tan generosa por su parte. - dije bromeando. Empezamos a envolver, entre los dos íbamos bastante rápido. Mientras envolvíamos yo seguía intentando sonsacarle alguna mentira que hubiera dicho y de alguna manera acabé cayendo en la telaraña que él había tejido y Le conté todo lo que había pasado entre Remus y yo desde hacía tres semanas hasta ahora.

-Esto es injusto. No encuentro correcto que yo te cuente mis secretos y tú solo escuchas.

-Vale, hazme cualquier pregunta. - dijo Sirius

con superioridad porque seguía manteniendo la postura de que nunca había mentido.

-¿Porqué queréis ser animagos?-dije en el mismo tono que él había usado. Él se puso tenso al instante y elevó las cejas.

-¿De dónde has sacado esa conclusión? - dijo cada vez más nervioso.

-Responde mi pregunta, tú nunca mientes.- dije tratando de hacer que entendiera que todos mentimos y a la vez sacarle información.

-Será mejor que te vayas. Hoy hemos trabajado mucho, no estás cansada, aquí hace calor, ve a tu habitación allí se estará

bien. - dijo guiándome hacia fuera. Cuando

por fin me pude girar para contestarle lo único que vi fue la puerta cerrándose delante de mis ojos. Me fui indignada a mi habitación y al llegar vi un pergamino tirado en el suelo. Agarré el pergamino y una pluma y en el garabateé las palabras:

COSAS QUE INVESTIGAR

1.Desapariciones de Remus

2.Animagos

3.Premonición

Luego de hacer eso fui a la lechucería a

enviar los paquetes para las personas que no se encontraban en Hogwarts. Y al final de la bolsa vi el libro, los cuentos de beedle el bardo. Envolví el libro en el papel que había sobrado y dentro puse un trocito de pergamino donde con una letra distinta a la que usaba normalmente apunté.

Me acordé de ti al verlo, por eso deberías quedarte lo.  P. D: Me habría gustado dártelo en persona pero no pude. Lo siento.

Firmado: P.

Únicamente puse la P de Potter para que no

me identificara fácilmente. Y Le di el paquete a una de las lechuzas con la norma de que no lo debía entregar hasta mañana por la mañana.

Elige, Si Puedes (Los Merodeadores X Tú) "En Pausa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora