OO ━Sueño.

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—¿Qué tratas de hacer?, ¿Por qué me has traído a éste lugar? —Preguntó Hinata un poco confuso, ya que Kageyama había estado actuando muy extraño últimamente y su mirada demostraba que quería hacerle algo, tanto que hasta daba miedo. El chico más bajo sólo rogaba que no le pegase por lo que pasó en el último juego, que sin querer le había pegado con el balón.

—Hey... Kageyama te estoy hablan-... —volvió a intentar hablarle y así encontrar una respuesta, pero fue callado por unos lujuriosos labios que estrepitosamente chocaron con las suyos.

Hinata estaba atónito, no sabía cómo actuar o si debía detener la acción, en ese momento se sentía muy confundido ya que no se sentía asqueado, sino que se sentía... ¿Bien? Su cabeza ardía con la situación y parecía que estuviera echando vapor como si de una tetera hirviendo estuviésemos hablando.  El pelinaranja se trataba de apartar de él en un momento de lucidez, pero el contrario sólo tomó su cabeza para intensificar un poco el fugaz beso y así luego  de unos cuantos minutos apartarse, jadeantes por la falta de oxígeno. 

Se miraron mutuamente con la necesidad de entrelazar sus mirada y poder ver a través de aquel sentir que empezaba a unirlos y en unos instantes el más alto  prosiguió nuevamente a besarle pero esta vez sus manos viajaban debajo de la camisa de un Hinata que estaba preocupándose por lo lejos que estaban yendo.

—¿Qu-...qué es...estás haciendo?

— ¿Qué crees tú que estoy haciendo?—Musitó el mayor un poco irónico y un poco molesto por la estúpida pregunta.

—Creo que éste no es el lugar para hacer estas cosas.. excusó para que parara y se apartara.

—¿Y tú crees qué no lo sé? lo que pasa es que... Ya no puedo aguantar más, quiero tocarte lo más pronto posible, quiero que seas mío —Dijo con anhelo.  En aquel momento estaban tan cerca que la respiración de Kageyama podía sentirla en su cuello y con esto, comenzó nuevamente a pasar su mano por debajo de la camisa del menor, pero esta vez con su consentimiento llegando a tocar sus rosados pezones provocando que este gimiera. En ése momento Kageyama se dio cuenta de una cosa, y es que al parecer le encantaba este lado todo sonrojado y excitado de Hinata quien sucumbía al deseo con tanto anhelo y con un solo toque, que temía ser adicto.

Pa... Para, ya es momento de irnos—musitó avergonzado por el gemido que acababa de hacer. A lo que el mayor hizo oídos sordos y le levantó la camisa para lamer los pequeños pezones, ya que quería escucharlo gemir, logrando claramente su cometido.

—Hinata te a... 

Pic, Pic, Pic. Sonaba la alarma de Hinata causando que se despertase

—Al parecer... Sólo era un sueño... Igual que todos —susurraba con lágrimas en sus mejillas

Hinata no se sentía bien, ya no era el chico feliz de siempre, aunque trataba de fingir; Desde que se dio cuenta de los sentimientos que él tenía por Kageyama y los aceptó, en vez de facilitarle las cosas a hecho lo contrario teniendo ese tipos de sueños que le parecían tan vividos y al mismo tiempo se hacían más constantes cada día. Y aunque sentía algo por Tobio, no se atrevía a decirle que le amaba, porque no quería que se alejarse de él.

—Debería de hacer algo con ésto antes de salir. Musitó en un susurro exhaustivo, mirando la erección que se notaba en su pijama.

Al terminar de resolver su "problema" se dispuso a bañarse, lavarse los dientes y por último vestirse, para salir de su cuarto y desayunar.

—Buenos días hijo, ¿cómo dormiste? 

—Bien, excelente diría yo —Le contestó a la bella mujer que se encontraba parada en la cocina, dándole una sonrisa. La idea de decirle a su madre lo que le pasaba en su vida, no le gustaba mucho, por qué implicaría que le tuviera que contar que le gustaba un chico y no quería quitarles las ilusiones a su madre de estar con otra persona, mentalizándose que ésto sólo sería una etapa, a pesar de no lograr casi nada con ello.

— Bueno me tengo que ir, se me hace tarde —prosiguió a levantarse para darle un tierno beso en la mejilla a su madre y dirigirse a la puerta para irse

— Qué te vaya bien—Se despidió un poco preocupada, porque ella sospechaba que a su hijo le estaba pasando algo, porque no era normal que él todo el tiempo desviaba el tema cuando le preguntaba: ¿Cómo se sentía? O ¿si estaba bien o mal?


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Al salir después de unas horas, escuchó una voz que lo llamaba desde lejos, logrando que volteara y mirara el causante de sus problemas.

—Buenos días.

Buenos días. —Musitó el menor con si fuera un susurro y con un leve sonrojo en sus pómulos mientras agachaba un poco la cabeza.

¿te comió la lengua el gato?

No.

Pues éso parece; Tanto te la pasabas gritando y ahora apenas se te escucha ¿algo te está pasando? —preguntó el mayor un poco fastidiado

—¿d... de q... qué hablas? A mí no me pasa nada.  

—Eso ni te lo crees tú mismo... Bueno si no me quieres contar está bien, pero será mejor que lo soluciones antes de el partido ya que  sueles ser inútil cuando estás distraído— alegó con el ceño fruncido, rasgo que veía mucho Hinata cuando el mayor se encontraba molesto.

Ésto entristecía mucho al menor cada vez que este colocaba esa cara, se sentía regañado. Pero más le dolía cuando este lo insultaba y se preocupaba solo porque estaban en el mismo equipo de voleibol. 

"¿por qué no te preocupas en mi solamente y no todo el tiempo por el Voleibol?"  Pensaba Hinata cada vez que él hacia éso, entristeciéndolo aún más. En ese momento quería llorar, pero no quería que Kageyama se diera cuenta, así que empezó a correr para despistarlo.

— ¿y ahora por qué corres? —preguntó el mayor, pero al darse cuenta de que el pelinaranja estaba muy lejos, y sólo chasqueo su lengua al ser muy tarde.— ¿por qué siempre tienes que hacer ésto cuándo me quiero acercar a ti? —susurró por última vez molesto.






[Editado]

Sueños impuros. [Kagehina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora