“We're only getting older baby And I've been thinking about it lately Does it ever drive you crazy Just how fast the night changes?”
—¿¡Yo gané!? —Sungmin se levantó de inmediato, como si de un resorte se tratase, sonriendo ampliamente— ¡Ommo! ¡Si, gané! ¡Gané!
«No puedo creer que sea real.»
Namjoon se echó a reír al ver su expresión y volvió a mirar por última vez el tablero antes de acostarse en el sofá de su sala de estar, observando con diversión cómo su novia daba saltos de alegría por todo el lugar como si hubiese ganado la lotería.
«Es incluso más lista de lo que pensé.»
—Acabas de romper el equilibrio del universo. —Le dijo, medio quejándose y medio en broma— Ya lo verás cuando menos te lo esperes el mundo comenzará a-
Un trueno retumbando en la lejanía interrumpió sus palabras, consiguiendo que la emoción en el rostro de Sungmin fuese sustituida por el miedo justo en el momento antes de que todo acabase en penumbras, sumiendo el pequeño departamento en la oscuridad total gracias al fallo eléctrico que había generado la tormenta.
—Te lo dije.
—¡Eso no es para nada gracioso! —Algo rebotó a su lado en el sofá, consiguiendo que volviese a echarse a reír al notar que Sungmin había fallado al intentar golpearle— ¿Que se supone que hagamos ahora?
Él se encogió de hombros, olvidándose de que ésta no podía verle y se levantó del sofá, tanteando con las manos los muebles hasta que chocó con Sungmin y la atrajo a su cuerpo, estrechandola entre sus brazos con fuerza.
—No lo sé. —Le respondió, apoyando la barbilla sobre su cabeza— ¿Qué hora es?
Sungmin se separó un poco de él, rompiendo el abrazo sólo lo suficiente para poder alcanzar su teléfono celular y frunció el ceño al sentir el brillo de la pantalla lastimarle los ojos.
—Diez treinta. —Su novia alzó la vista hacia él y se mordió el labio inferior, tal y cómo había aprendido que hacía cada vez que tenía algo que decir pero que no sabía cómo expresar— ¿En serio tienes que-...?
Una pequeña sonrisa ladeada se dibujó en los labios de Namjoon al verla y sacudió la cabeza.
—No, no lo haré. —Namjoon tomó su rostro entre sus manos y la acercó a él, depositando un pequeño beso sobre su frente— Sabes que no lo haría, la noche es oscura y-
—Alberga horrores, ya lo sé. —Sungmin rodó los ojos— Mi nimbri is ninjiin y ni mi gistijiigi di trinis.
—¡Yah! —Se quejó, alejándose de ella para señalar la puerta de su habitación— Eres una insolente, estás castigada. Ve a dormir.
—No quiero.
—¿Cómo que no-
Namjoon abrió los ojos sorprendido, frunciendo el ceño ligeramente antes de relajarse y tomarla de la cintura para acercarla más a él y ladear la cabeza, profundizando el beso que ésta le estaba dando mientras subía una de sus manos a su rostro para acunar su mejilla en ella, moviendo los labios con suavidad a pesar de la rapidez con la que Sungmin los había atrapado. Enviando una cálida sensación de calor por todo su cuerpo conforme el chasquido de sus labios se mezclaba con el sonido de la lluvia caer contra la ventana.
«¿Que hice en mi vida pasada para poder merecer a alguien como ella?»
—Wow... —Exclamó, agradeciendo la falta de luz ya que de esa forma Sungmin no podía ser capaz de notar cuán rojas estaban sus mejillas por su culpa— ¿Quién eres y qué haz hecho con mi novia, ah?
Una pequeña risa se escapó de entre sus labios, derritiendo su corazón de la única forma en la que ella era capaz de hacerlo y suspiró. Agradeciendo a quién sea que se encontrase allí arriba escuchándolo por haberle permitido conocerla.
—Me gusta cuando me dices así. —Sungmin subió sus manos a su cuello, jugando distraídamente con su cabello mientras hablaba y éste tragó saliva, intentando ignorar el hormiguero que generaba su tacto sobre su piel— Me gusta poder ser tú novia.
—A mi también me gusta ser tú novio, Sugnie. —Namjoon le sonrió, respirando profundamente antes de cubrirse la boca con una de sus manos y bostezar— Ven, vamos a dormir.
La tomó de la mano, entrelazando sus dedos con los de ella antes de tomar su propio teléfono del bolsillo trasero de sus jeans para iluminar la sala de estar y tragó saliva, recordándose a si mismo que había estado un sin fin de veces antes en su habitación aún si esa era la primera vez en la que la compartiría con la dueña y entró, sintiéndose casi como en casa al ver su edredón de Totoro y lo abrió, acomodándose dentro de la cama y palmeando el espacio vacío a su lado para que ésta se acostase.
—Buenas noches, jagi-ah. —Besó su frente, acariciando su mejilla una última vez antes de cerrar los ojos— Descansa.
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SUNGMIN MOOD
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JAJAJAJAJAJAJA
Juro que me he reído, en serio. Salió tan natural.
