"Sé como las hojas, que en otoño caen y se marchitan, pero cuando llega la primavera vuelven a resurgir"
Somos almas difuminadas en el espacio.Dolor. Es el único sentimiento que albergo en el corazón y el cual te conduce a un abismo de lágrimas y desolación.
Perder a un ser querido no es lo peor que le puede pasar a una persona, si no sobrellevar lo que viene después; esa ausencia desgarradora, y el saber que ya no está ahí para ti, que ya no te dará consejos ni te consolará cuando tengas mal de amores, que ya no sentirás su calor, ni escucharás más su voz.
Así me siento yo, así se siente perder a mi madre.
Ya han pasado una semana desde su entierro, hasta ahora siguen llegándome condolencias de parte de familiares y amigos. Y preguntas acerca de como me siento, y yo, respondiendo monótonamente estoy bien, gracias.
Pero no es así, me siento muy mal, tengo enormes bolsas debajo de mis ojos de tanto llorar, ni siquiera he estado alimentándome.
No puedo conciliar el sueño y vienen a mi mente todos los recuerdos que he vivido con ella.
Es tan frustrante y asfixiante intentar parecer fuerte, pero por dentro escucho mi corazón romperse en mil pedazos. Algunos creerán que exagero, pero cada persona enfrenta su dolor de distinta forma.
Algunos lo hacen en la bebida, otros lloran desconsoladamente en sus habitaciones, y otros finalmente intentan parecer fuertes y reprimen su dolor. En mi caso, hay días que añoro con mucha fuerza su presencia y voy al lago, al atardecer, y me siento allí a pensar, tal como lo hacía con ella cuando aún vivía.
Sabíamos perfectamente la situación de mamá, batallamos con su enfermedad durante tres tortuosos años, éramos conscientes de que en cualquier momento ella se iría, pero enfrentarse a la realidad; es una cosa totalmente distinta. Mi padre renunció a su empleo en un buffet de abogados para trabajar de manera independiente desde casa, para cuidar de mi madre. Aún así, necesitaba de cuidados especializados para ello, él contrató a una enfermera de tiempo completo, yo tenía quince años cuando los tratamientos comenzaron y mi hermana tenía diez, nuestra actitud cambió, Laila se volvió una volvió niña tímida que evadía todo contacto con los demás y en mi caso mis notas decayeron, fuimos al psicólogo los tres durante un año.
Este último año, la situación se complicó, los desvaríos eran más constantes y las infecciones estaban a la vuelta de la esquina, así un día sin más ella dejó de vivir.
Estas semanas mi padre se ha dedicado a buscar un empleo, ya que la economía no estaba muy buena, en mi caso veía las opciones para estudiar psicología en una universidad decente.
Los días pasaban con lentitud, excepto las lágrimas, ya que me la pasaba llorando sin cesar.
Pero ya no más.
Al fin las buenas noticias abundan en la casa, mi padre consiguió un puesto en otra cuidad y yo encontré una universidad privada no demasiado costosa para estudiar.
Me dirás cobarde, por salir huyendo y no enfrentarme a la realidad de que ella ya no está. Pero sería muy masoquista, si decido quedarme, en un lugar donde abunda su recuerdo, que en los pasillos aún percibo su olor, y que en los jardines escucho su risa.
Por eso junto a mi padre decimos marcharnos, y llevarnos a mi hermana para que podamos empezar de nuevo. Ya que olvidarlo todo seria imposible.
Horas después
Introduje las últimas cosas en la cajuela del taxi, mi padre, estaba atendiendo algunas llamadas pendientes, se lo veía cansado, triste y con una mirada vacía, es comprensible había perdido al amor de su vida. Mientras tanto mi hermana estaba balanceándose en los columpios, se le notaba que había dejado caer algunas lágrimas, ella había pasado toda su corta vida aquí, al igual que yo.Me prometí no llorar hoy, quería ser fuerte, por papá, por Laila, por mamá.
Superar una situación como esta es casi imposible, pero es posible cambiar de página y empezar una nueva historia.
Las cosas que nos pasan en la vida, son sólo pinceladas de un nuevo porvenir, a veces vienen acompañadas de alegría y otras como ahora, de dolor.
Llegamos al aeropuerto, según mi padre el vuelo saldría dentro de treinta minutos, aproximadamente.
Al adentrarnos al sitio, pude divisar a mis amigos con carteles de despedida en las manos todos llenos de te vamos a extrañar, buen viaje, feliz nuevo comienzo, te amamos, no nos olvides.
Instantáneamente, me puse a llorar, me había mentalizado de no llorar pero eso se fue por un caño cuando los he visto, entre el gentío que habían creado mis amigos, puede ver a Ryan asomándose, él es mi novio o lo era, nos queremos mucho, el siempre estuvo para mí y más después de lo que pasó.
Llegó hasta mi y me rodeó en un fuerte abrazo y me entregó un crisantemo azul.
—Hola, amor. No llores.
—Te voy a extrañar, extrañare tus abrazos, tus hermosas canciones, nuestras desveladas. Mi voz apenas era un susurro.
Ya me había despedido de él, el día anterior.
Habíamos hablado y llorado — lo de llorar fue más mío— agradecido por la increíble persona que fue conmigo, además de ser mi novio también fue mi amigo; en cambio él me hizo prometer que en la nueva cuidad debía encontrar a alguien que me haga feliz, tuve que explicarle que esta etapa lo superaría sola, tenía que dejar que mis heridas sanen y cuando estuviera lista podría volver a abrirme al mundo.
—Hey, tranquila. La nueva cuidad será genial, al principio costará pero luego verás que las cosas empezaran a cobrar sentido. Prométeme que darás lo mejor de ti.
—Lo prometo .
Deseaba que me besara, pero sabía que eso lo complicaría más, así que, me aparté de él y comencé a despedirme del resto.
Lloraba sobre los hombros de Elisa, mi mejor amiga hasta que escuché el próximo vuelo a la cuidad de New Tunewster. Cogí mi maleta de mano y me encamine a la zona de embarque, no sin antes escuchar a Ryan diciéndome:
—Hasta pronto mi dulce Valerie.
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Pasos de cero
Short StoryQuería volarte la cabeza pero sabía que no sería real, así que decidí ser sólo yo. Quiero que rias, llores y te emociones conmigo. Porque el resto es sólo historia...