Capítulo 4

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"Los grandes cambios siempre vienen acompañados de una fuerte sacudida. No es el fin del mundo. Es el inicio de uno nuevo." Anónimo.

Reinventarse

Hoy es el día, mi hermana y yo comenzamos las clases, casualmente la Universidad tiene un Instituto privado para niños y adolescentes. La semana ha estado bastante tranquila, por recomendación de la psicóloga, es necesario que aún vayemos a terapia, más por la salud de Laila, por lo que papá conseguirá un profesional para ella.

Sin mentir estoy emocionada, la Universidad no es cualquier cosa, es lo que harás en un futuro, lo que definirá cómo vivirás. Ya que, mi papá por el trabajo no pudo, me asignó llevar a mi hermana al Instituto.

Tomamos un bus, y pronto llegamos, no está a más de media hora de trayecto.

—Bien, cualquier cosa me llamas. Trata de integrarte y oír a tus maestros.

—No tengo seis Val. Estaré bien, ya papá me dio esta charla.

—Bien. Solo quería asegurarme que todo esté en orden. Te quiero, lo sabes.

—Y yo a ti, suerte para ti también. Adiós.

Me despido de ella, agitando la mano.

Su horario es de siete a doce, que coincide con el mío, por lo cual, ella me esperará para irnos y si por algún motivo yo no puedo, ella sola irá a casa.

Camino por los pasillos atestado de personas, algunas como yo, emocionadas, otras sentadas y otros como si nada le importara. Distintas personas en un solo lugar. Según me indicaron las clases serían en el segundo piso, clase 111. Subo las escaleras y busco entre los carteles hasta que lo diviso. Varias personas se encuentran a su alrededor, por lo que veo serán mis nuevos compañeros.

El reloj marca las siete. Los que estaban sentados, se levantan y se dirigen a sus aulas mientras yo observo a mi primera profesora llegar, con varias carpetas.

—Buenos días, adelante.

Y así comenzamos el día.

···

Salí de la Universidad para dirigirme al Instituto a buscar a mi hermana, mi día ha sido relativamente bueno, he hablado con una chica que se llama Flor, es muy graciosa y abierta, ella fue la que tomó la iniciativa de establecer conversación, ojalá que mi hermana haya tenido un buen día, a veces me cuesta aceptar que ella ya es una mujercita, a sus trece, es una chica capaz de decidir por si misma, y es valiente, pero aún está afectada por la muerte de nuestra madre, y la comprendo, es muy duro, una ciudad nueva, nueva escuela y nuevas personas, puede resultar un tanto atemorizante.

La veo de lejos y le hago señas para que se acerque.

—¿Qué tal te ha ido?.

—Bien, los maestros parecen buenos y he congeniado con un chico.

—Eh, tan rápido pasamos a los novios.

—Tú yendote por los extremos, como siempre.

—Vamos era sólo una broma, estoy feliz por ti. Cómo se llama el chico.

—Su nombre es Fernando. Y a ti cómo te ha ido.

—Bien, sabes que no soy tan sociable y por eso la chica que estaba al lado de mi tuvo que dar el primer paso.

—Predecible, cómo se llama.

—Para ti todo es predecible, su nombre es Flor. Apuremosnos, que debo ir a hacer el almuerzo.

Mientras seguimos caminando, logro ver un cartel de busco empleado/a, en la biblioteca que recientemente frecuente. He hablado del tema con mi padre, que buscar un empleo de medio tiempo no nos vendría mal, colaboraría en mi casa y tendría dinero por mi misma. Así que, apunto en mi teléfono el número para llamarlo luego.

Llegamos a la estación del bus, y por una cuestión de suerte no tarda en llegar. El día está hermoso con un sol radiante, aquí si se siente el calor, no como en Halviv, que es mucho más fresco. El bus nos deja a cuatro cuadras de la casa, por suerte es temprano y no abundan malhechores por ahí.

Llegamos a la casa, cada una se dirige a su respectiva habitación, yo por mi parte voy a cambiarme, para hacer la comida. No soy una chef profesional pero cuando mamá enfermó, yo me dedicaba a hacer los quehaceres de la casa junto con Laila. Me dispongo a cocinar.

Termino eso y llamo a Laila para almorzar, lo que sobra se convertirá en la cena para papá.

—Sabes, quiero tener un empleo de medio tiempo.

—Ajá, estaría bien, ve si no sobra una vacante para mí.

—Aún no me dieron el trabajo y ya quisieras, tu única preocupación debe ser estudiar.

—Sabes que soy buena, no entiendo por qué creas tanto drama.

—No es crear drama, es preocuparme, y si esto es tema zanjado, debemos hablar de la terapia.

—En serio, de nuevo eso, no te cansas.

—Lo hago por tu bien y además tu conducta deja mucho que desear.

—No me emborracho, ni fumo, ni me salto clases. Aunque eso sea buena idea.

—Esta bien, solo digo que sería bueno hablar de eso, sin estar en negación.

Luego de eso, ella se dirige al fregadero para lavar sus trastes, luego la secundo yo. Para mi hermana siempre fue más difícil el tema de mi madre, es por eso que insisto con  ella sobre el  tema. Al morir mi madre, quedé junto a mi padre como sus tutores y tengo la responsabilidad de cuidarla, siempre será mi pequeñita.

Al terminar de lavar todo, llamo al número de la librería, después de varios tonos me atiende.

—...Buenas tardes se ha comunicado con Beezer and Books que desea.

—Hola, buenas tardes, llamo por la vacante.

—Ahh...¿tiene experiencia?.

—Realmente no, pero soy joven y aprenderé rápido, realmente necesito el empleo.
Esto es sin dudas la peor excusa, en serio, soy joven, já, como si eso fuera un super poder.

—Interesante...puedes pasar a ver el local y te haré algunas preguntas para ver si estas calificada para el puesto.

—Sí, por supuesto.

—Mañana a las tres, sé puntual.

—Está bien, muchas gracias.

Al cortar la llamada, una sonrisa se asoma en mi rostro, realmente estoy feliz y ansiosa, nada mejor para empezar que ser una mujer independiente.

Nueva yo, allí voy.

Pasos de ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora