Capítulo 3

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"Un buen destino es que dos personas se encuentren, cuando ni siquiera se estaban buscando" Anónimo.

Creer en el destino.

Es increíble como el tiempo transcurre, siempre deprisa, siempre dejándote con algo pendiente.

Ya han pasado dos semanas de mi llegada a la ciudad de New Tunewster, últimamente estoy muy contenta, a mi padre le va bien en su trabajo, mi hermana ha hecho algunos amigos.

Y me alegra escucharla reír y ver su sonrisa de nuevo.

Estamos superando todas las adversidades que llegaron a nuestra vida, tan rápido como un segundo, y estancándose tan fuerte como un ancla. No presumo, de que la guerra haya acabado, si bien la tristeza nos ha ganado un par de batallas, pero no todo está perdido.

Estoy a una semana de empezar la universidad, antes de mudarme ya había investigado todo acerca de la Universidad Viergott, en honor al primer fundador del pueblo Victor Ergott, que curiosamente así se apellida el nuevo jefe de mi padre, creo que lo más raro sería encontrar un comercio, centro educativo o lugar que no fuera de dicha familia.

Y por poco lo olvido es la mejor universidad de la ciudad, bueno una de las más reconocidas en materia de ingeniería, ciencias de la salud y de la educación, las demás son de formación profesional, es muy buena para personas que luego de terminar el Instituto ya quieren incorporarse a la vida laboral, con cursos variados en todos los ámbitos y por último, no menos importante una universidad de Bellas Artes.

Algunos dirán, que por el momento y evaluando los acontecimientos sucedidos, será mejor tomarme un año sabático.

Pero la respuesta es no.

¿Por qué, no?. Porque uno necesita seguir, necesita salir de lo que lo agobia, de lo que lo estresa o lo hace sentir mal.

En algún punto del llanto y de la tristeza comprendí, que la lágrimas no solucionan nada, pero hace que nos desahoguemos.

Y la vida sigue su transcurso, no se detiene, y que mejor que aprovecharla al cien por ciento.

No hay mayor satisfacción que en un futuro, sentirte orgullosa de lo que has logrado, de ese título, que con sacrificio lo has obtenido, y es por eso, que no quiero perder el tiempo, la vida es una y el tiempo no va a esperarte mientras decides que hacer de tu vida.

Elegí psicología. No sólo para ayudar a personas que como yo, han pasado por momentos difíciles, si no, para tratar de comprender las emociones y como influyen las mismas en el accionar del ser humano.

Hasta ahora sigo diciendo que el ser humano es una cosa fascinante, y que nunca llegaremos a descubrirlo del todo.

Agarro mi bandolera y me dispongo a ir a la biblioteca, no soy la niña que siempre anda metida en los libros -aunque no veo lo malo a ser de esa manera - pero debo admitir que la lectura es mi pasatiempo favorito, no hay nada mejor que sentarse a ...

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Agarro mi bandolera y me dispongo a ir a la biblioteca, no soy la niña que siempre anda metida en los libros -aunque no veo lo malo a ser de esa manera - pero debo admitir que la lectura es mi pasatiempo favorito, no hay nada mejor que sentarse a leer un buen libro.

Voy caminando, sin prisa, quiero admirar las calles, las personas pasando, los niños corriendo y jugando, quiero analizar como son las personas de aquí, y de paso aprender el camino para ir de vuelta a casa, sin necesidad.

Al llegar al recinto diviso un cartel que dice "Beezer & Books".

Un extraño nombre para una librería.

Entre al local, no es muy grande, pero es muy coqueto, esta pintando con colores claros, los libros están muy bien ordenados.

Sólo hay algo que lo hace ver triste.

Está casi vacía, solo son tres personas, cuatro conmigo.

Que triste es ver bibliotecas vacías y bares llenos.

Irónico, ¿no?.

Voy a la sección de fantasía, también me gusta el romance, pero, es increíble como los escritores pueden crear un mundo diferente, algo que nos distraiga de la realidad y nos saque de la rutina. Admiro su imaginación.

Yo creo que en sus obras dejan un poco de sí y de su corazón.

Agarro un libro que de inmediato llama mi atención, la sinopsis es muy atrapante.

Iba directo a la caja, cuando tropecé con alguien, más bien con algo, debo decir que no soy una persona muy alta. —culpen a los genes—.

—Disculpa, no te vi.

—No te preocupes, iba distraído. Por cierto, eres nueva por aquí.

—Sí, lo soy. —Contesté un poco desconcertada, es que acaso tengo un cartel en la frente que diga, "soy nueva".

—Bueno, suerte. Adiós.

Creo que hombre de muchas palabras no se aplica a él. Justo un pensamiento pasó por mi mente; algún día una persona común y corriente choca con otra, se intercambian nombres y luego se vuelven algo más. Es muy irreal, y por mi reciente experiencia eso no me sucedió, tal vez otras personas tengan suerte con ello.

Salí de mi trance o más bien de la posibilidad que me pase a mí y lo asombroso que sería presenciar un momento así. Y me dirigí a la caja, y una mujer de mi edad me dirigía una sonrisa de complicidad.

—Sí él causa eso en todas. Dicho esto soltó un suspiro.

—¿Qué?.

—Qué es normal que te quedes como idiota observándole.

—Para serte sincera no presté detalle a su aspecto personal, más bien pensé si algo cliché me podría pasar a mí.

—Bien, en toda mi vida eres la única que se queda pensando en temas triviales en vez de admirarlo.

—Será porque no soy tan necesitada.

Bien esa no fue una respuesta sutil, más bien borde y sin contar que fue a una total desconocida.

—Sabes, has ofendido a la mayoría de la población femenina de este lugar y a mi. Y para aclararte no soy una necesitada, sólo que cómo cualquier persona tengo ojos y observo la belleza de los hombres. Y sí tienes un problema con ello, me importa un bledo.

—Mira mi intención no era ofenderte, sólo que soy muy directa.

—Eso veo, pero déjame decirte no servirías de abogada, eres sagaz pero no tienes tacto.

—Y tú de psicóloga, harías que tus pacientes se suicidaran al escucharte dar tus consejos.

—Suerte que estudio derecho.

—Y yo psicología.

—Pero hablando claro creo que nos equivocamos de carrera.

—No es por ser descortés, pero podrías cobrarme lo del libro.

—Está bien, me gustó la mini pelea improvisada que tuvimos, le diré a Xander que fue él, el motivo de una discusión con una desconocida.

—Espera, lo conoces.

—Sí, es amigo mío.

—Oh, por cierto soy Valerie.

—Y yo Lexie, mejor porque no nos damos el saludo de la paz y terminamos con esto.
Sólo asentí y salí del local.

Al terminar la tarde estoy segura de tres cosas: choqué con un apuesto hombre pero en vez de verlo me quedé pensando sin razón , compré un gran libro y encontré a una gran chica amante de las discusiones triviales.

En resumidas cuentas el destino esta un poco de mi lado.

Pasos de ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora