•Chapitre VII•

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En medio de aquél frío abrazo, el pequeño y ahora vulnerable Ciel mantenía su demacrado rostro enterrado en el pecho de su mayordomo; quien recién hace un rato había fallado como tal. Se suponía que era un mayordomo de estética perfecta, ¿cómo pudo ser tan descuidado?

Sebastian a lo largo de toda su existencia nunca se había lamentado de algo, y mucho menos se hubiera imaginado que fallaría ante su joven amo, y en su mente se planteaba más la idea de que fue culpa de su egoísmo e inútil despecho. Si tan sólo hubiera hecho caso al trío de sirvientes desde un principio, hubiera podido evitar el cruel destino de Ciel;la vida siempre era cruel con quienes más han sufrido, provocándoles la perdición y el sentido de estar del lado de la luz.

Ciel quien hace unos momentos había dejado de sollozar, levantó su rostro para toparse con la herida mirada que portaba el fino demonio. Ambas miradas desconocidas del uno al otro tenían tanto que decir, a los dos les hería la situación; aunque por obvias razones el daño que Ciel recibió era mucho mayor, Sebastian cargaba con la presión y culpa sobre sus hombros, mientras que Ciel cargaba con la denigración que se le había cometido a su persona.

-Sebastian...¿por qué?. - Era el cuestionamiento que Ciel acababa de realizarle a Sebastian, tenía tantas ganas de saber la respuesta de por qué no pudo evitar lo sucedido, ¿tan inhumano era su mayordomo?. Mientras de los ojos tristes de Ciel salían delgadas lágrimas, dejando a Sebastian con más pesar.

Sebastian con sus manos enguantadas tomaba el rostro de Ciel, observándolo con tristeza,¿cómo pudo permitir que su amor fuese tomado de esa dolorosa forma?

-Maldita sea, ¡Di algo!.- Ciel apartaba las manos de Sebastian, y la antes triste mirada azulina, ahora era una llena de enojo y furia hacia aquel que aún intentaba mantenerlo en un abrazo. En el fondo Ciel sabía que Sebastian no tenía la culpa de lo sucedido, pero la circunstancias no ayudaban a que pensara con claridad, a su mente regresaban las horribles sensaciones que aquel depravado le había brindado, era simplemente asqueroso y doloroso, náuseas y odio era ahora lo que albergaba en Ciel.

-¡Todo fue tu maldita culpa!.-Ciel se encontraba inestable, y no era para menos; internamente lidiaba con una situación sumamente delicada, sumando ya el dolor que guardaba en aquel doloroso pasado.

Con brusquedad comenzó a golpear el pecho de Sebastian, y lanzaba puñetazos con intenciones de sacar el enojo que se cargaba, por obviedad a Sebastian no le lastimaban físicamente dichos golpes, pero le desesperaba el no poder hacer nada por Ciel, quería que dejara de sufrir, quería hacer algo por él... No pudo protegerlo.

-Boc-.- Sebastian fue interrumpido por una bofetada brindaba por Ciel.

-¡¡Largate, no te quiero ver!!.- Ciel con dificultad y dolor se ponía de pie; sin apartar la mirada de Sebastian.

Con duda y un nudo en la garganta de los labios de Ciel salió:

-¡Es una orden, no te me acerques!.- Ciel jactancioso señalaba la puerta, indicando a Sebastian que se fuera.

Sebastian de igual forma se puso de pie y acomodaba su frac, su mirada carmesí se posaba sobre aquel niño que de manera inútil intentaba contener lágrimas y daba ligeros temblores. Sin duda alguna la vida y todo en general estaba siendo injustos con ellos dos, definitivamente la existencia misma no estaba contenta sin el sufrimiento de cada una de las personas.

Dolor y odio era el resumen de nuestra existencia, ¿cuál era el objetivo en sí? Hasta ahora nadie lo sabe, pero nadie ha sido exento de sufrir; algunos más que otros. Y ahora le tocaba a Ciel sumergirse en este abismo de agonía y sufrimiento, era su cruel destino...

-Vete...- Fue lo último que Ciel dijo, dando por terminado esto.

Sebastian comprendía que su presencia sólo a Ciel le ocasionaba daño y más conflicto, debía entender que aún era un niño, el cual había sido abusado sexualmente.

•Inattendu• [Kuroshitsuji][Sebasciel][Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora