•Chapitre IV•

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¡Advertencia!

Este capítulo contiene lemmon explícito de una violación, si eres sensible o no te gusta este tipo de temas, salta esta parte. Gracias.
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Un silencio sepulcral albergaba en aquel que fuera el sitio en el que estaba. Podía percibir que se encontraba en lo que parecía ser un cama; era suave y alconchonada. Un aire fresco se colaba en dicha habitación, haciendo que su cuerpo temblara ligeramente y como la piel se le pusiera 'chinita'.

En todo su cuerpo sentía un calor exagerado; pero a la vez frío.  Recién comenzaba a despertarse a causa de dicha extraña sensación; su cabeza dolía y un ardor eminente se presentaba a lo largo de sus muñecas, con inútiles intentos de carburar bien lo que sucedía,intentaba ver en donde se encontraba pero no podía ver nada...poco a poco se daba cuenta de la situación en la que se encontraba.

Sus pequeñas y delicadas muñecas eran amarradas con una soga; esta estaba sujetada con la litera de la cama.

Con poca fuerza intentaba zafarse del agarre en el que se encontraba, pero su acción se vio interrumpida por el rechinido proveniente de lo que parecía obviamente ser la puerta de la habitación.

Su ser de inmediato entró en pánico al sentir como alguien se adentraba a aquel lugar y aún más cuando evidentes pasos parecían acercarse hacia él.  Y con más razón comenzaba a jalar sus muñecas desesperado.

De repente en sus muslos, un tacto frío corrió a lo largo de ellos...aquello le hizo retorcerse con desagrado y de inmediato supo que algo bueno no pasaría.

El pequeño conde no pensaba con claridad las cosas, su cabeza daba mil vueltas y se le era imposible ver lo que sucedía a su alrededor. Tenía encima de sus ojos un vendaje negro bien sujeto. Mientras aquellas frías manos seguían recorriendo sin permiso alguno el cuerpo de Ciel; de los muslos hasta su parte trasera.

Dicha acción hizo enfurecer al infante que con todas las fuerzas que pudo reunir, con una patada apartó a la persona que molestaba su espacio personal.

—Usted no conoce modales.— Era la voz de un hombre adulto y su tono era bastante masculino.— Ciel...— El nombre del infante fue dicho con total lujuria y con sucias intenciones.

A Ciel le urgía llamar de inmediato a Sebastian, pero al intentar gritar el nombre del mayordomo le fue imposible gracias a la mordaza que traía en la boca; no se había dado cuenta de ella.

Poco a poco el hombre se posaba encima de Ciel, con notables intenciones de poseer su virginal cuerpo. Escuchaba como desabrochaba su pantalón y oía caer la ropa al suelo.

El de cabello azabache al sentir la piel desnuda del contrario sobre su cuerpo, fue cuando entró en un pánico indescriptible, era la mezcla de emociones fuertes que ni él mismo podría describir. Haciendo que jalara con fuerza sus muñecas de la soga.

De lo que si estaba seguro era que esa sensación ya la conocía, el querer que alguien te salve de situación en la que estás, querer gritar y dejar de sentir el terrible sentimiento que llevas en el pecho. Se sentía en peligro; cómo en la vez que hizo el contrato con Sebastian.

Aquél sujeto comenzó a lamer el lóbulo de la oreja de Ciel hasta a una de las mejillas de éste mismo, dejando así un rastro vulgar de saliva babosa que dejaba más claras intenciones que tenía. Luego la lengua de aquel hombre bajaba hasta su pecho para continuar en el dorso,  y de ahí a la pequeña masculinidad de Ciel.

Ciel al sentir tan asqueroso tacto se removía con desagrado al querer evitar que aquel enfermo tipo siguiera en lo suyo.

Pero al parecer el adulto era masoquista y un total degenerado que se excitaba cada vez más. Comenzó a lamer el falo de Ciel provocando que éste ya sintiera más que miedo por lo que estaba sucediendo, Ciel ahogaba gimoteos en su garganta.

De su boca sólo salían intentos de gritos inaudibles que imploraban que parara, pero era inútil.

El mayor en su boca metió el pene de Ciel comenzando una salvaje felación; con sus dientes daba mordidas al rededor del miembro de Ciel provocándole dolor y más repudio. Bajaba y subía su cabeza succionando de manera brusca.

(...)

Ahora se encontraba ese desconocido masturbando su propio miembro encima de Ciel. Con sus frías manos movía frenéticamente aquel contacto tan placentero y lujurioso. Y aquel sonido que emitía dicho contacto sólo le provocaba más placer. Soltaba leves gruñidos de total satisfacción.

Mientras que al pobre Ciel le era un martirio, no sentía ni una pizca de excitación, repudio y dolor albergaba en su interior. Sólo quería liberarse, quería  llorar; era una fuerza sobre humana que aún no lo hubiera hecho...

Ciel sólo rogaba que Sebastian llegara en cualquier momento, aún conservaba esa esperanza.

Pero al parecer la hambre del señor de poseer a Ciel era cada ves más grande. La hora de llegar al siguiente paso llegó, dejó de masturbar su miembro para que en un movimiento brusco girara a Ciel y dejarlo boca abajo.

Que lo girara así de repente lo espantó, su cara ahora estaba contra la cama y le impedía respirar bien. La desesperación era demasiada, sudor resbala a lo largo de su rostro y era mezclado con las delgadas lágrimas que salían recién de sus tapados ojos. Y saliva salía de sus dañados labios, a causa de los besos forzosos y que la mordaza le lastimaba mucho. Contando que era amarrado de las muñecas, a la hora de que lo giraran; provocó un dolor aún más intenso en el agarre.

El mayor tomó su miembro; posicionándose en la estrecha y pequeña entrada de Ciel y de una sola estocada entró en él.

—¡¡HMMMMMH..!!.—Un gemido de dolor desgarrador salió de los más profundo  de la garganta del niño; que al instante le ardió esta, acompañado de más lágrimas de dolor.

De pronto comenzó a ser embestido, el grande miembro del mayor salía y entraba sin compasión alguna, era una verdadera brutalidad. Por obviedad al no ser dilatada la entrada, el dolor era desgarrador y dolía cómo mismo infierno.
Su orgullo estaba siendo vil mente dañado, y era humillado de nuevo.

El líquido pre-seminal se hacía presente desde ya un buen rato, lo que indicaba lo que sucedería muy pronto. Pero de tanta presión y dolor, Ciel terminó por caer desmayado en aquel preciso momento. Mientras que el adulto seguía disfrutando de ese ya no tan virginal cuerpo y sus gruñidos de placer eran muestra de ello.

"Sin duda estoy pagando todo lo que he hecho mal."

Continuará...

•Inattendu• [Kuroshitsuji][Sebasciel][Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora