•Chapitre VIII•

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Sentía su tacto a lo largo de todo su cuerpo, sus asquerosos dedos delineaban su espalda al igual que su lengua dejando rastros de saliva.

"¡Detente!"

De nuevo ese vaivén de entrar y salir de él, una tortura que parecía no tener fin. A la vez que una terrible desesperación se mantenía en su pecho y sin poder gritar.

Un escalofrío de repente recorrió su espalda al sentir aquella respiración ajena cerca por el lóbulo de su oreja y como su humedecida lengua lamía este. Anhelaba que ese infierno terminara.

"...Esto es un recuerdo de que pude hacerte mío, Ciel Phanthomhive..."

-¡AAAAHHH! Ah...Ah...- Exaltado Ciel despertaba, su corazón latía rápido y en su pecho de nuevo la sensación de terror.- De nuevo esa pesadilla... - Con pesar decía aquello, mientras intentaba regular su respiración.

Al parecer era muy temprano todavía, pues no escuchaba bulla alguna o la presencia de Sebastian cerca, aparte de que por la ventana aún no se colaban los rayos del sol.

Se reincorporó para sentarse en la orilla de la cama, había perdido el hilo de su sueño.

-Un mes, ya pasó un mes...- Las palabras del conde eran ciertas, un mes había transcurrido desde que fue abusado, unos días bastantes duros para Ciel.

En estos días, Ciel se había sentido enfermo y con diversos malestares; náuseas, constantes mareos y bastante cansancio, sumando la mala alimentación que últimamente llevaba, Ciel se convencía a sí mismo que a causa de esto de esto último tenía como consecuencia aquellos estragos. Sebastian obviamente no sabía de esto, Ciel se lo ocultaba siendo apoyado por el jardinero, quien últimamente le brindaba atención.

Él conde se había perdido en sus profundos pensamientos alrededor de unos minutos, hasta que de repente una rara sensación de vacío invadió su estómago dando vueltas a lo que la noche anterior había cenado, sintiendo como el líquido espeso subía hasta a su garganta.

-¡UGH!.- Rápidamente cubrió su boca antes de que saliera parte del vómito. Se paró de inmediato de la cama, yendo directo al baño. Repitiéndose la rutina de todas las mañanas...

(...)

Las actividades anteriormente planificadas eran llevadas a cabo por aquél infernal mayordomo, todo pulcramente limpio y ordenado.

Sebastian realizaba sin interrupciones las tareas domésticas matutinas, para después ir a preparar el té de su joven amo con mucha dedicación; no sin antes haber despertado a lo demás sirvientes.

Ya en la cocina, Sebastian en el carrito ponía la taza, azúcar y tetera; lo necesario para que su joven amo no se disgustara, ya no soportaría más indiferencia de su parte.

Desde aquél trágico día, la falta de comunicación con su amo se hacía demasiado presente. Ciel parecía ocultarle las cosas y su estado de ánimo, y se sentía todo un cobarde al no demostrarle lo preocupado que se encontraba por él.

Aunque también mantenía la idea en su cabeza que no era tan importante para Ciel, debía recordar que lo único que los unía era el contrato y nada más allá de que no sea eso, ni siquiera los sentimientos que pudieran desarrollar ambos. Sebastian no era más que su peón en el tablero de ajedrez para cumplir su ansiada venganza.

Eran los crueles pensamientos de Sebastian que tenía sobre la situación y sí mismo, la culpa era algo que tenía presente.

•Inattendu• [Kuroshitsuji][Sebasciel][Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora