•Chapitre I•

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La paz reinaba en la residencia Phantomhive, aquél leal mayordomo se dirigía con neutralidad a la habitación de su joven amo. Como siempre Sebastian portaba su elegante vestimenta y un rostro rebosante de belleza.

Abrió la puerta de la habitación. Entró con todo el derecho que tenía; con paso firme caminaba hacia las ventanas de dicho cuarto. Al alzar las cortinas; la luz del sol y el aire fresco, entraron de golpe hacia donde se encontraba recostado el joven conde Ciel Phanthomhive; quien seguía aparentemente dormido con un lindo rostro despreocupado. Su cabello ligeramente despeinado sobre su frente le daba un aspecto vulnerable.

Sebastian se acercó a la cama de su amo, aún sin intenciones de despertarlo.

Una vez delante de Ciel, Sebastian aproximó sus delgados labios a la frente del niño con la intención de depositar un tierno y meloso beso en esta, pero su acto fue interrumpido de inmediato por la mano tibia de un recién y malhumorado despertado Ciel.

-No hagas eso.- habló Ciel; con la voz ronca de haberse recién levantado. Con el ceño fruncido dando a relucir su mal humor.

-Buenos días, joven amo.- Sebastian saludo cordialmente a su amo, mostrando su sonrisa característica de él y de nueva cuenta tomando su postura recta.

Ciel sólo gruñó por la actitud de su mayordomo. Le molestaba lo raro que actuaba últimamente, le generaba estrés.

-Recuerda que sólo eres un demonio que solo quiere comerse mi alma, no te sientas especial.- Ciel tallaba sus ojos a modo de despejarse, y de nuevo veía seriamente a los ojos a Sebastian.- Además, no te he otorgado permiso de que te tomes tantas libertades.

-Lo sé le ofrezco una disculpa.- sonrió arrogante Sebastian, en el fondo le pesaban las palabras dichas por el joven amo; pero no era nada más que la absoluta verdad.

-Ahora, deja de perder el tiempo.

Como era rutina, aquel demonio empezó a vestir y arreglar a su recién levantado amo y a la vez amor no correspondido...

Ciel pensaba en que quizás había sido duro con Sebastian, de cierta forma no lo culpaba, últimamente también se sentía extraño ante la presencia de Sebastian, un mar de emociones le hacia sacar a flote; le gustaba vivir en la falacia en la que quizás su mayordomo le apreciaba un poco y donde probablemente estar enamorado de aquél demonio no era malo o juzgado. Pero la realidad le pegaba de golpe, debía acatar que el contrato era lo único que tenían. Era doloroso pero cierto.

De alguna formar pensar cosas triviales respecto como se sentía hacia Sebastian, le hizo sonrojarse.

-¿Se siente bien, joven amo?.-Sebastian posó su mano enguantada en la frente de Ciel.- Parece que tendrá fieb-

-¡Insolente, no me toques con tanta libertad.!

(...)

Sebastian se encontraba sumergido en sus pensamientos, o en lo que podría decir "sentimientos" que ha estado desarrollando los tres últimos años. A pesar de ser un insensible con todos y de no ser capaz de tener aprecio hacia algo o alguien, ¿cómo aquel arrogante niño lo había envuelto en esta situación?

-¡Oye, reacciona!.- chasqueo los dedos delante de Sebastian al ver que no le hacía caso a lo que le decía.

-Disculpeme...- Se disculpó Sebastian, sabía que venía una riña por no haber puesto atención a Ciel.

-No me sirve que estés así de distraído.- regañaba Ciel.- Quita esa actitud, te lo ordeno.- habló firme.

-Como ordene.- dijo, pero no con el mismo esmero que le pone siempre. Incluso Ciel notó eso.

Para Ciel es fácil dar ordenes pero se encontraban complejos sus pensamientos; él no sabía lo difícil o imposible que era olvidar tus sentimientos hacia alguien. Y en el caso del demonio que apenas experimentaba dichos sentimientos, su mente no paraba de divagar.






Continuará...

•Inattendu• [Kuroshitsuji][Sebasciel][Mpreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora