7. HIDE AND SEEK.

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Cuando íbamos bajando por las escaleras oímos muchos murmullos, gente que hablaba de un carro a 130 km/h por la carretera que daba salida de Busan a un pueblito cercano. Me pareció una atrocidad, y una falta de parte de las autoridades no detener al conductor. Sin embargo hicimos caso omiso a ello. Nuestra prioridad eran nuestras mejores amigas y un conductor descuidado no haría que nos distrajésemos. YongSun prendió el carro y arrancó. Ambas estábamos muy enterradas en nuestra propia imaginación, pero por desgracia las dos veíamos venir lo mismo. Escaparon, y estábamos seguras de ello aunque fuera en silencio.
Pensé en cómo hubiera sido mi vida sin HyeJin, o qué haría a partir de ahora sin ella, no, esto no puede ser, las encontraremos y probablemente la regañe, le diré que es una estúpida por asustarme de esa forma, ella sonreirá, se acercará a mi, me abrazará y me dirá que soy la mejor. Así es siempre pero, a decir verdad, nunca me cansaré de esa hermosa rutina. Así será, eso quiero pensar y de eso me quiero convencer.
-Ángel, Ángel- YongSun Eonni me llamaba mientras yo divagaba.
-Lo siento, estoy algo angustiada. ¿Qué me decías?- la miré sin advertir que nos habíamos detenido a un lado del edificio de HyeJin.
-Mira eso- señaló a través de la ventana de su lado, siguiendo con éste un rastro de marcas negras por derrape que iban desde la entrada del estacionamiento del edificio hasta la calle contraria de donde estábamos, avenida que da directamente a la salida de Busan. Miré sorprendida, esto no puede ser. No pudieron ser ellas, ¿o sí? YongSun adivinó mis pensamientos- Espero que no hayan sido ellas, porque si es así eso significa peligro.
La miré a los ojos- Tenemos que subir, ahora- YongSun asintió con la cabeza y sin esperar arrancó hacia el estacionamiento, ambas viendo a unas 30 personas con extintores intentando apagar el fuego de una camioneta. Ay, no. Mientras pasábamos por frente a la camioneta alcancé a ver la placa a medio quemar. El techo estaba hecho trizas, el capó había volado hasta el otro lado de la vía dejando rastros de ello en el techo del parking, el motor aún estaba en llamas y todas las puertas estaban quemadas. Había vidrios en el piso, la gente sin cuidado alguno pisándolos, personas corriendo a sus apartamentos por más extintores, algunos más llamando a los bomberos, era un caos en un lugar 5X5. Nosotras no salimos del auto sino hasta que logramos salir de ese tumulto de gente. Pero YongSun notó algo que yo no; habían varios hombres vestidos con chaquetas grandes militares, todos mirando bajo el carro, buscando algo que no sabíamos qué pudiese ser. Claramente pasaron desapercibidos por entre tanto pánico. YongSun parqueó junto al lugar de HyeJin, notando de inmediato que su auto no estaba, mientras yo estaba empapada en lágrimas, intentando contener los sollozos cubriendo mi boca con ambas manos.
YongSun me vio, y sin decir una sola palabra me tomó en sus brazos y me acunó entre ellos como solía hacer cuando no podía dormir. Acarició mi cabello y besó mi frente. Ella creía que yo no sentía sus lágrimas, pero en definitiva las sentí romper mi corazón en pedazos mucho más que las mías.
-Las placas… las placas eran de-
-Ya lo sé, Ángel- me interrumpió, tal vez por miedo, tal vez por angustia, o por no querer confirmar sus sospechas.
-Si el auto de HyeJin no está, ¿Qué ocurrió con la camioneta? ¿Están vivas?- hablé con la voz rota pero llena de curiosidad, me daba intriga saberlo, era como en las películas que solíamos ver con HyeJin cuando estábamos en la escuela.
-Por primera vez le rezo a Dios para que las mantenga con vida- la miré y besé su mejilla, salada por las lágrimas pero no me importó, sabía que si la tenía a ella y HyeJin estaba viva yo estaría bien, o eso esperaba.


Bajamos del auto con cubrebocas y gorra. Intentamos que no se nos viese pasar y entramos al ascensor. Cuando pulsamos el botón sentí el aroma típico de HyeJin, olor a rosas de primavera y vino. Miré a YongSun con los ojos exageradamente abiertos. Ella me miró igual. Nos quedamos en silencio un instante.
-¿Por qué nos estamos mirando así?- YongSun continuaba mirándome de tal forma, mientras hablaba parecía una loca muy graciosa.
-No lo sé, tú dime- Me imaginé la situación con ojos ajenos y comencé a reírme, contagiando a YongSun de inmediato, las dos llorando al final de tantas carcajadas, olvidando por un momento la situación y el lugar en que estábamos. En el piso 8 se abrió la puerta del ascensor, con una pareja algo mayor que nosotras, con más o menos cinco extintores entre sus brazos, mirándonos como las locas que éramos en ese instante.
-¡Oh, cielo! ¿Recuerdas nuestras épocas de esas locuras?- oí a la mujer hablando, con un toque de alegría en su tono.
-¿Cómo olvidarlo? Necesitamos salir de la rutina alguna vez cariño- las puertas se cerraron y con ellas las voces. Luego de dos pisos más comenzamos a recobrar el aliento, tiradas en el piso, con las mejillas empapadas y acalambradas, con dolor en el abdomen y falta de oxígeno en el cerebro.
-Bueno, creo que deberíamos de levantarnos- dijo YongSun con una pequeña risa, levantándose y extendiendo su mano hacia mi. La tomé y me levanté, entrelazando nuestros dedos y dándole un pequeño beso en los labios. Se abrieron las compuertas del ascensor y dimos un paso hacia el frente, casi por instinto y al mismo tiempo dimos un paso, dos, tres hacia nuestra derecha. Cada paso que avanzábamos era más pausado que el anterior. La puerta estaba abierta de par en par, algo agrietada. Habían gotas de sangre por la baldosa impecable. Más allá en la cocina habían naranjas regadas por el piso. En la sala, la mesita de centro estaba al revés, los sillones tenían agujeros de lo que pensamos eran balas, estábamos horrorizadas con tal escena. Subimos las escaleras hacia mi habitación. La puerta estaba cerrada, abrí con cuidado y observamos la escena. No habíamos hecho ruido alguno de la impresión, no se oían ni siquiera nuestras forzadas respiraciones. La alfombra tenía pisadas con huellas de unos tenis que le presté a HyeJin hace rato, los reconocí de inmediato por la suela lisa, los zapatos de HyeJin nunca se desgastan. Abrí con cuidado la puerta del armario en común y vi mucha ropa faltante, sólo quedaba la de nosotras presentes. No les pasó nada malo, estaban huyendo de aquello malo. Oí una respiración pesada del otro lado de la puerta del armario, la que conectaba a la habitación de HyeJin. YongSun iba a hablar, por lo que lo evité tapando su boca con mi mano y corriéndola hacia la ropa. Cerré la puerta intentando no hacer ruido. Fui donde estaba YongSun tirada. Me senté sobre ella.
-Hay alguien en casa- susurré casi inaudiblemente
-No es alguien, Wheeinie- me miró con temor. Recordé que ella puede hacer esas cosas.
-¿Puedes reconocer qué puede ser?- tomé su cara entre mis manos intentando tranquilizarla con mi tacto.
-Es algo… muy grande y fuerte. Sólo sé eso. No lo he sentido jamás pero no es bueno- susurró y el aire se quebró. Junté nuestras frentes y le di un pequeño beso en la nariz
-Debemos salir de aquí antes de que eso nos dañe, pero por ahora, es un juego de escondidas.


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HOLA BUENAAAAS, VOLVÍ LUEGO DE 1049195828483848 AÑOS OTRA VEZ
Las tareas me tienen mal amigos. Lo siento. Pero voy a hacer más espacio en mi tiempo para actualizar, ¿Cómo les quedó el ojo, ah? Re loco el capítulo. Espero que les guste, como siempre si tienen alguna sugerencia, palabra o lo que quieran déjenlo en los comentarios.
Si te gusta el Wheesun y el Hwabyul escríbeme bb UwU.
Gracias, mil gracias a todos por leerme. Los amu asies

~Saranghae~.
~혜문~.

LOVE SHOT// Hwabyul.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora