La Frialdad De Sus Ojos || Tom Hiddleston ||[Terminada]

Capítulo 8

-¿Segura que está bien?

-Si.

Seguí con mi trabajo como si nada o al menos intentando disimular que nada pasaba en ese momento, que todo en mi vida era perfecto.

Eran ya las 2 de la madrugada, al dar las con 1 minutos una llamada entró a mi celular, "Zoé" no quería hablar con ella, deje que el celular siguiera sonando, yo no iba a responder.

-Si gusta puede contestar. -Me dijo.

-No es una llamada importante. -El celular dejo de sonar y en unos segundos después volvió a sonar. -Perdóneme. -Dije seguido para apagar el móvil.

-¿No quiere llegar a su casa?

Le había dado al clavo con esa pregunta.

-No, no esta noche, no puedo.

-¿Dónde dormirá?

-Me iré a un hotel. -Mentí.

-¿Por qué siento que me está mintiendo?

Este hombre se las huele todas.

Me quede en silencio, no sabia como responder a eso.

-Quiero regresarle el favor, le ofrezco mi casa para que pueda dormir esta noche.

-¿Qué favor?

-Bueno creo que favor es la palabra errónea, tómelo como un agradecimiento por quedarse a altas horas trabajando, mis antiguas asistentes siempre sacaban el contrato donde dice claramente que ese no es su trabajo y no es obligatorio quedarse a ayudarme después de las 8.

-No quiero molestarlo.

-Tómelo como un pequeño pago de sus servicios extras, pero eso sí, no tome esto como una demostración de afecto o algo parecido, nuestra relación es estrictamente jefe y empleada.

-No se preocupe por eso, lo entiendo de forma clara las cosas.

-Bien.

-Muchas gracias.

Bajé al estacionamiento donde el chofer de Hiddleston cada noche me espera y unos minutos después Hiddleston llego y entro al auto.

-Vamos a mi casa Jorge.

-Si señor.

El camino fue de unos 30 minutos, la casa de Hiddleston estaba retirada de la cuidad, casi a las afueras.

Me ofreció quedarme en una de las habitaciones de su gran casa, por la oscuridad del lugar no pude contemplarla, pero podía jurar que tenia una piscina al aire libre.

Pronto dieron las 4 con 30 y yo seguía sin lograr dormir, quería llorar, pero por no ser el lugar indicado me tragaba las lágrimas, decidí salir de cama y dar una vuelta, era claro que no iba a hurgar en toda la casa, iría a la sala, necesitaba ordenar unas ideas.

Ya sentada en uno de los elegantes sofás una luz se encendió.

-¿No puedes dormir?

-No.

-Espero esto no afecte tu desempeño en el trabajo.

-No se preocupe, rendiré igual que todos los días.

-Bien.

Después de unos segundos de aquel silencio incomodo que se hacia presente la mayor parte del tiempo cuando estoy con él.

-Sígueme. -Era la primera vez que me hablaba de tu, eso era raro.

Dijo de la nada a lo cual yo por curiosa le hice caso, fuimos hasta un par de puertas corredizas de madera, que abrían paso a un gran estudio, había enormes libreros obviamente con libros y al fondo un escritorio con un computador portátil encima, por un segundo me sentí como si estuviese en su oficina.

Tomo asiento en una silla y por debajo parecía tener algo, se agachó y saco una botella de vino.

-¿Sabes algo sobre vinos?

-Mi abuelo tenia conocimientos que me inculco hace años, no se mucho, pero si lo básico.

-¿Qué puedes decirme de este vino?

Lo puso en el escritorio a lo cual yo me senté en una silla y lo observé para leer la marca.

-Chapoutier del 2001, podría decir que uno de los mejores vinos del mundo, es un vino francés.

-Así es, además de que tiene la curiosa característica de tener braille para que las personas que no puedan ver puedan saber de qué vino se trata. -Decía todo esto mientras abría la botella y colocaba dos copas en el escritorio, sirvió un poco y me ofreció un poco.

-Oh, muchas gracias.

Sin darme cuenta necesitaba una copa de vino, no para disfrute si no para sobrellevar lo que estaba pasando, me tomé el vino de un solo sorbo sin siquiera disfrutar de su delicioso sabor.

-Necesitabas esa copa de vino.

Se dio cuenta de eso claramente.

-Si.

-¿Tan malo es trabajar conmigo? -Aunque intentaba relajar el ambiente su rostro no se relajó o cambio de aspecto, era como si no pudiera dejar de ser serio.

-No es por eso, no es algo que pueda hablarlo abiertamente con usted.

-Ten, disfruta su sabor. -Me dio su copa, de la cual solo había tomado dos tragos.

Tomé la copa y bebí lentamente del vino, disfrutando del suave sabor, delicioso y concentrado.

-¿Tiene algo que ver con la carta?

-Si