MIEDO A PERDERTE

717 106 10
                                    

NARRA PIPER

Me acosté en la cama tras comprobar que las ventanas y la puerta estaba bien cerrada. Escuchaba como Alex le contaba todo a Jaime y como le pedía que trajera cuanto antes nuestro equipo: las pistolas y las placas. Todo lo que habíamos dejado en la ciudad y que ahora nos parecía tan esencial.

El cuerpo me seguía temblando, y por primera vez no era por adrenalina, sino por miedo. No habíamos hablado nada; pero no hizo falta. Los agentes que vinieron a tomarnos declaraciones nos explicaron lo que pasaba.

Alguien se dedicaba a matar a la gente con un rifle. No, no era casualidad que los disparos nos llegaron a nosotras; todas las muertes se habían producido de dos en dos y todos eran parejas homosexuales.

Alex acordó que accedería a trabajar en el caso, pero con la condición de que yo estaría con ella. No me quería dejar sola, no cuando había un loco matando a diestra y siniestra. No tuvieron ningún problema. Pero empezaríamos al día siguiente, necesitábamos descansar y tranquilizarnos las dos.

- Me da igual que salga a la luz, Jaime - suspiró sentándose en la cama - Y te entiendo. Sé que para ti es una putada y ábreme un expediente si es lo que te van a pedir; pero lo que digan las normas de la policía ahora mismo me da igual - se pasó la mano por la cara - Estoy cansada, mañana hablamos, ¿ok? - me miró - Dice que si estás bien - asentí - Dice que sí. Mañana hablamos, eso. Adiós.

- ¿Todo bien?

- No lo sé. El suceso ha salido en las noticias, el jefe de inspectores lo ha visto y se ha preguntado por qué un asesino homófobo iba a querer matarnos a nosotras dos; y sobre todo, qué hacíamos juntas - dejó el móvil en la mesilla - El resto te lo puedes imaginar - suspiró acostandosé - Me da igual ahora mismo que todo el país se entere de que me acuesto contigo - me miró - Pero a Jaime no - yo asentí - ¿Te duele?

- No

La acaricié la mejilla contemplando su mirada. Reproduje en un segundo todo lo que había pasado. Sin poder reaccionar, sin apenas darnos cuenta. Todo había ocurrido muy rápido y todo había ido mal. Nosotras estábamos vivas de milagro; y la idea de perderla en la playa, provocó que sin poder impedirlo, las lágrimas bajaran por mis mejillas.

- Ven - me abrazó - Ya está.

- He pasado tanto miedo.

- Lo sé - me dio un beso en la cabeza - Yo también - suspiró - No nos va a pasar nada, ¿me escuchas? Nada.

- No quiero perderte

- No lo vas a hacer.

La puerta de la habitación cerrarse me despertó de golpe. Alex portaba una maleta gris que dejó a los pies de la cama.

- ¿Te desperté? - asentí - Lo siento, cielo.

- No te preocupes - bostecé - ¿Qué es?

La puso en la cama, y por lo que pude ver, pesaba bastante. Dos chalecos antibalas, nuestras placas, cuatro pistolas, ocho cargadores y cerca de quinientas balas.

- Deben seguir vivas porque si mueren, voy a matarlas yo - leyó una nota - Jaime. Qué considerado.

Me parecía una locura todo; veinticuatro horas atrás, Alex me había despertado con el desayuno preparado, habíamos hecho el amor y después habíamos ido a la playa. Pero no ese día; el cuerpo me seguía temblando, y dentro tenía una sensación que no me gustaba.

Miré a Alex por un segundo, concentrada en comprobar que las armas iban perfectamente. Su rostro era el mismo que desde el tiroteo, serio, rígido y en alerta. Su mirada era oscura. Y eso era lo que admiraba de ella, por dentro podría estar aterrada, pero trasmitía calma y serenidad.

- Todo está bien - me miró - ¿Qué? - negué sonriendo - ¿Estás bien?

- Sí, solo Te miraba - la agarré la mano - ¿Nos duchamos?

Sonrió pero fue ella la que me cargó hasta la bañera. Y en un instante que me miró, me besó. Lo que me gustaba de ella, que me entendía con tan solo una mirada. Sabía que seguía sintiendo miedo; miedo a no despertarme sin ella, a verla en el suelo con una bala en su cuerpo, a no estar junto a ella Miedo a perderla y todo, por quererla.

Nos olvidamos del agua, de la ducha y hasta de lo que pasaba fuera de esa habitación. Nos olvidamos incluso del aire que teníamos que tomar para seguir respirando; pues encontrábamos necesario besarnos de una manera que hasta ese momento no había pasado. Con desesperación, amor y miedo. Porque Alex, también lo tenía.

Tomamos una bocana de aire con urgencia. Juntamos nuestras frentes, pero yo cerré los ojos sintiendo sus labios cerca de los míos. Agarré su cintura con fuerza; en el fondo la estaba pidiendo no salir de aquella habitación, no exponernos a nada; tan solo vivir juntas en esas cuatro paredes.

Sus dedos se deslizaron por mi cuello, y siguieron por mis hombros bajando los tirantes de la camiseta. Ayudé a quitarme las mangas, y deslizando sus dedos por mi piel, siguió bajándome la camiseta hasta que se juntó con los pantalones del pijama. Pero ella siguió, quitándome toda la ropa a la vez, despacio y en calma. No abrí los ojos, no quise; solo quería sentirla a ella, guardarme su recuerdo en mi cabeza, pues sabía que lo iba a necesitar.

Cuando volví a poner mis manos en su cintura, no encontré ninguna tela. Alex se había desnudado en una milésima de segundo. Pasó las palmas de su mano por mis brazos, por mis muslos, por mi abdomen y por mi cuello. Sin prisa; sabía de sobra que quería quedarme con esa sensación. Con lo que me provocaba sentir sus manos directamente en mi piel, sin límites, sin ninguna zona cero. Todo mi cuerpo, era de ella.

- No abras el agua - susurré.

- ¿No?

- No - negué atrayéndola a mí - Solo quiero sentir tus manos, nada más.

- Pero nos tenemos que ir - abrí los ojos en ese momento - Hemos quedado

- Es un caso en el que te pueden meter un tiro en un instante - dije mirándola directamente a los ojos - Y todo por ser lesbiana - la agarré las mejillas - Necesito saber que vas a estar conmigo, que tú estés

- Piper, voy a estar contigo. No va a pasar nada - me abrazó - No quiero hacer el amor sabiendo que será como una despedida por lo que pueda pasar, no me quiero despedir de ti.

- ¿Y si mueres?

- No voy a morir - me miró - Y tú tampoco. Vamos a agarrar a ese cabrón, vamos a encerrarlo y después, vendremos al mar y me harás el amor como sabes, ¿de acuerdo? Pero no puedo hacerlo creyendo que será la última vez.

Mi miedo era perderla, pero el suyo era perderme. Por eso, asentí abrazándome a ella con necesidad.
.................................................
Aquí les dejo otro capítulo espero que sea de su agrado.
No olviden votar y comentar eso es super importante para saber que les está pareciendo la Historia.
Muchas gracias por el apoyo que le han dado a esta historia desde el día #1. 😘

Mirada de PasiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora