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El reproche en sus ojos era bastante visible, las arrugas en su entrecejo lo afirmaban vehemente. No podía hacer nada para pararlo, en algún punto ocurriría y aparentemente un ente invisible decidió que el día seria ese. Morgana ni siquiera se esforzaba por disimular su disgusto, desde que una Gwen ruborizada le contó sobre los sentimientos que con el tiempo se desarrollaron en su interior con respecto a su tonto hermano, tenia por sabido que todo saldría mal, o bien, no como ella lo deseaba. No podía quejarse puesto que ella acepto ir a esa fiesta, también descuido a la morena y Arthur decidió aprovecharlo para enredar su cabeza con palabras cursis que le darían libre acceso sobre la chica.

La mayoría estaban ebrios ya, algunos en el suelo, otros en el jardín, inclusive en las escaleras para subir a la segunda planta, la casa era un verdadero desastre, no habría manera de quitar las manchas de mantequilla de maní echas en la pared blanca del baño y saldría cara la bañera rota, nadie le prestaba verdadera atención a la esquina entre la unión de la cocina y la sala de estar en donde los dos decidieron que era una buena idea besarse, ello podría ser una ventaja, no habría nada que explicar. Con ello calmándola se sentó en un sillón que le permitiría vigilar que Arthur no se pasara de listo, ni siquiera el canto de las desafinadas voces y la fuerte música la aparto de su labor, pero el mundo se detuvo un instante cuando uno de los amigos de Arthur, el hombre más alcohólico que conocería en su vida, tuvo la grandiosa idea de posar su desorbitada mirada sobre el lugar, una pequeña risa salio de sus labios antes de señalar la esquina profanada.

-¡Arthur y Gwen por fin están juntos!

La pelinegra sintió algo frío recorrerle la espalda, un horrible recordatorio llego a su cabeza, sabia que ya no había vuelta atrás, por ello decidió que entonces, si a Arthur realmente le gustaba Gwen lo suficiente para ligarla en una fiesta, tendría que gustarle para comenzar a ser serio. Por ello obligarlo a pedirle una cita sonó como una buena idea en su cabeza, incluso cuando lo vio con ese horrible ramo en las manos la tarde siguiente creyó que no todo seria tan horrible y la estaba obedeciendo, luego escucho aquel rumor "Arthur intenta salir con un chico de medicina", al principio intento rechazar la idea, pero no vio las flores en los brazos de su amiga cuando llego a arreglar su cabello para la cita de esa noche y tampoco después de que esta le abriera la puerta a su hermano y se fuera con él.  

Lo único que la hizo sentir sorprendida es que siquiera pasara algo de tiempo antes de que todo comenzara a apestar.







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