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Arthur soltó un suspiro de resignación, era la quinta vez en el día que el pelinegro le rechazaba la llamada. Admitía que era culpa suya el que no llegara a sus prácticas en el hospital, pero no era para que Merlín adoptará una conducta tan infantil, el niño inmaduro ya era él y su amigo debería saber que tomar esa actitud en nada le ayudaría. Al final optó por mandarle un mensaje simple en el que se llamaba "egoísta patán", a Merlín le fascinaba llamarlo así por alguna razón y tal vez al darle el gusto de "reconocerlo" le hablaría y podría ayudarle a solucionar su embrollo; el rubio miro la pantalla durante unos segundos, como si ello fuese a invocar al otro chico, pero sólo había un triste trazo gris que indicaba que ni siquiera lo había recibido, bloqueo el aparato derrotado.

El día siguiente fue igual, no compartía clases con Merlín así que no podía verlo en la escuela y tampoco sabía su horario, dificultando el ir a buscarlo.

Según sus expectativas el día no podía ir tan mal, terminaría su clase, comería algo en la horrible cafetería, porque Merlín estaba enfadado y no le traería comida casera, y luego entrenaría con su equipo. Sin embargo no contó cruzarse con Guenivere justo en la entrada del aula de clase, el rubio se preguntó que tan grosero podría ser saludar y luego pasar de largo.

-Que coincidencia Arthur, nunca vienes a la última clase- dijo a modo de saludo la morena- digo, no es que este mal, pero tú siempre faltas y... Mejor paro.

Arthur sabía que era una chica tímida y que cuando se ponía nerviosa balbuceaba sobre cualquier cosa, en momentos parecía lindo, pero luego de un tiempo era desesperante. El rubio sonrió esperando poder seguir la corriente la próxima hora cuando la chica se sentó junto a él.

-No deberías poner eso ahí- escucho a Guenivere decir diez minutos después de iniciada la clase- No escuches música aquí- dijo veinticinco después- Deja de rayonear porque si y has apuntes- susurro cuarenta después, Arthur se refugió pensando en que podría comer- ¿Haras algo saliendo?

Después su estómago se hizo nudo.

-Tengo entrenamiento- respondió sin mirarla, esperando a que el rechazo hiciera que se abochornara y no sugiriera algo más.

-Eso es en una hora, ¿Irás a comer? Podría acompañarte.

Una parte quería mentirle, pero otra se sentiría mal cuando tomara el camino hacia la cafetería, entre una y otra termino por asentir con la cabeza y con una morena divagando al hablar durante una hora, sintió alivio cuando el celular de Guenivere comenzó a sonar en su bolsillo, la chica parecía no darse cuenta de la insistente vibración hasta que está volvió.

-¡Hola!- saludo animada- Si, sigo aquí, en la cafetería del norte, espero.

-¿Qué sucedió?

-Morgana viene, quiere que la acompañe al mall.

Los ojos de Arthur se iluminaron cuando la mujer de cabello negro entro y tras un "me la llevo" salió con la morena tomada del brazo.

Al final su entrenamiento se canceló, pero por fin un mensaje de Merlín le llegó, no era lo que esperaba, un cortante "¿Qué quieres, Pendragon?" adornaba la pantalla, pero se conformaba con que volviese a hablarle.

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